Opinión

La venganza de Alicia o “Miss Piggy”

Alicia Machado lo había advertido, más de una vez conminó a la prensa y a la comunidad internacional. Que sí, que Donald Trump es un patán y, sin embargo, nadie la escuchó —quizá porque sus curvas pasadas de peso y grasa pudieron más que la conciencia ciudadana. Hoy, la ex miss sigue brillando en todas partes

Composición fotográfica: Víctor Amaya
Publicidad

Corría el año 1996. En una cálida noche de mayo en Las Vegas se celebraba el cuadragésimo quinto concurso de Miss Universo. El número exacto: 79 delegadas del mundo entero se habían concentrado en el teatro Aladdin. Diez de ellas habían sido escogidas como semifinalistas en el certamen. La última en ser nombrada de este grupo, había maravillado a los jueces con sus cándidas respuestas en el segmento de entrevistas, también se había tongoneado como nunca antes lo había hecho una Miss en traje de baño, además lució regia en un vestido azul que terminó de darle el primer lugar en la competencia.

Colada entre las tres finalistas, se preparó para escuchar del traductor la pregunta final: “¿Qué pueden aprender los hombres de las mujeres?” Con su melena batida y personalidad chispeante, la delegada muchacha respondió: “Yo considero que muchísimas cosas. Porque gracias a nosotras, los hombres están aquí y están en este momento en este teatro, aplaudiéndome a mí que soy una mujer y me aplauden porque estoy en un concurso de belleza”.

Alicia Machado de Venezuela se coronó esa noche como la mujer más bella del universo en un teatro lleno de hombres que la aplaudieron a rabiar. Uno de esos hombres era el dueño del concurso: Donald Trump.

Veinte años después, Trump había dejado atrás su pasión por las mujeres bellas para concentrarse en su nueva ocupación: insultar a todos en su camino hacia la presidencia de los Estados Unidos. Su carisma, franqueza y devoción por mentir para conquistar espacios le dieron pie para apoderarse de las encuestas como el favorito, a tal punto que ni consideró necesario prepararse para un debate contra la candidata demócrata Hillary Clinton.

Poco podía imaginar el magnate que la señora Clinton le recordaría una muchacha que conoció veinte años atrás llamada Alicia Machado. A tan solo segundos de culminar el debate, la señora Clinton dijo: “Una de las peores cosas que ha dicho fue sobre una mujer en un concurso de belleza (…) a la cual llamó ‘Miss Cerdita’. Luego la llamó ‘Miss Empleada Doméstica’ solo por ser latina. Donald, ella tiene un nombre. Su nombre es Alicia Machado. Se ha convertido en ciudadana de Estados Unidos y puedes apostar que va a votar en noviembre”.

Donald Trump quedó boquiabierto. Por su cabeza seguramente pasaron recuerdos de imágenes que hoy han dado la vuelta al mundo. Alicia Machado, pasada de peso y vestida con ropa de ejercicios, posa humillada junto a él en un gimnasio frente a una multitud de reporteros que evidenció la rutina que él mismo había ordenado porque consideraba que ella estaba demasiado gorda como para continuar con la corona.

En su memoria debe haber estado su insistencia de hacer de la gordura de Machado una estrategia publicitaria para un concurso en decadencia que él buscaba revivir. Tan cierto es esto, que la pregunta final en el Miss Estados Unidos 1997, concurso que también pertenecía a Trump en ese momento y celebrado meses después del incidente fue: “Miss Universo ha sido objeto del escrutinio de la prensa últimamente por su apariencia física. ¿Si esto le sucediera a usted cómo lo manejaría?”

Todos sabemos cómo lo manejó Alicia Machado. La mujer más bella del universo en 1996 tiene veinte años diciendo que Donald Trump es un soberano patán. Y ahora es que le venimos a creer.

Publicidad
Publicidad