Opinión

Larga vida a Stan The Man

En algún momento casi todos quisimos ser Spider-Man y quizás ese sea uno de los mayores legados de Stan Lee, el creador de emblemáticos personajes de la casa Marvel

TEXTO: ANDRÉS SCHMUCKE | PORTADA: AP IMAGES
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“Siempre hacia arriba”. Esto es algo difícil, mas no imposible de lograr. Muchos miramos al cielo, sin embargo no tenemos ni idea de cómo alcanzarlo, de cómo tocarlo. Para otros, el cielo es el límite. Pero solo conozco a una persona que pudo tocar el sol y no quemarse. Alguien que siempre miró hacia arriba buscando una gloria más grande y sí que la consiguió.

Soy un fanático, un geek, un coleccionista de novelas gráficas y figuras de acción. Soy un nerd en lo que a los cómics o películas del Marvel Cinematic Universe se refiere (pero no soy un Sheldon), y soy de los que cree que Stan Lee es una figura con ribetes de semidiós.

También soy de los que piensa que una persona no puede cambiar el mundo, pero sí que puede dejar un gran legado. Esto creo que es cercano a la realidad, pero no aplica cuando hablamos de Lee, quien no solo dejó uno de los legados más extensos y difíciles de igualar en la historia de la humanidad, sino que cambió gran parte del mundo, específicamente en lo que a la cultura pop se refiere.

Stan The Man nació en Nueva York el 22 de diciembre de 1922 y viviría lo suficiente para crear uno de los más ricos universos que se conoce en la actualidad (un universo que cuesta billones de dólares y que fue comprado por la corporación más grande que se conoce, el Mickey Mouse sí que sabe hacer las cosas).

Lee se convirtió a los 19 años en el editor interno de Timely Comics (actualmente Marvel) y desde allí, gracias no solo a su ingenio, sino también a su capacidad para hacer relaciones públicas (de sí mismo) su carrera fue meteórica.

Capitan América, X-Men, Hulk: El hombre Increíble, Thor, Spider-Man, Los 4 Fantásticos, Iron Man y un largo etcétera, son todas creaciones de Lee (junto a Jack Kirby algunas, junto a Larry Lieber otras y copias de DC Comics unas cuantas). Una imaginación prodigiosa, una creatividad inagotable y un fino olfato para los negocios, fueron sus cartas de presentación para convertirse en el líder y referente máximo de “La casa de las ideas”, como se le conoce a Marvel Comics.

Lee lideró la revolución de Marvel en los años sesenta cuando la compañía salió de la sombra de DC Comics y comenzó a generar historias más importantes, más humanas. El creador dotó a sus superhéroes con un lado frágil, quizás más real, más cercano al hombre común (como DC lo venía haciendo) y la editorial comenzó a crecer.

Ese nuevo paradigma de superhéroe creado por Lee se representa perfectamente en Spider-Man. Peter Parker es, a todas luces, un perdedor, un Charlie Brown. Un chico inteligente, un nerd, bueno en las ciencias, malo en la interacción social, enamorado de un imposible y que al ser mordido por una araña radioactiva, descubrir que tiene habilidades especiales y ponerse una máscara, se transforma en un joven mordaz e irónico, capaz de levantar un auto pero incapaz de salvar a su tío de un delincuente (al que pudo haber detenido, si se lo hubiera propuesto y evitar el hecho que lo marcó para siempre).

“Detrás de un gran poder viene una gran responsabilidad”, quizás la frase más icónica de superhéroe alguno. Spider-Man es, sin duda, el alter ego que Lee creó de él mismo para formar parte de su universo imaginario.

Pero “La Casa de las Ideas” comenzó a tener malas ideas, lo que llevó a Marvel a una virtual bancarrota a finales de los años ochenta y principios de los noventa. Bancarrota que Stan The Man no pudo evitar, porque los creativos pocas veces tienen que ver en las decisiones empresariales, y fue así como Marvel entró en un limbo y Lee comenzó a perseguir otros intereses.

Sus primeros cameos en películas vienen de la mano de Kevin Smith (Clerks, Dogma). La participación de Lee en Mallrats y el diálogo que mantiene con Brody (Jason Lee) sobre cómo Superman tendría que usar un condón de Kriptonyta para no matar a Lois con su súper eyaculación a la hora de tener sexo, pero el condón de Kriptonyta podría matarlo, es épica.

Series de televisión donde se buscaba un superhéroe de la vida real, participación constante en eventos como Comic-Con y demás, hicieron de Stan una figura legendaria, un tipo de Hugh Hefner de la cultura pop.

Pero no fue una blanca paloma y hay un lado oscuro en él. Allí está su legendaria pelea con Jack Kirby. Una disputa como la de Lennon con McCartney, o para los millennials como la de Cardi-B con Nicky Minaj.

Stan y Jack crearon juntos a algunos de los más grandes superhéroes de la historia, pero en la balanza pesa más la figura de Lee que la de Kirby, quien siempre se sintió poco reconocido (a nivel económico y de los fans) y con la gran impresión de que hizo más que Lee por los personajes, por Marvel y por el mundo del cómic en general.

Esto es algo que nunca se sabrá con claridad y siempre quedará la duda, tanto así que los herederos de Kirby estuvieron durante años en un litigio con Marvel (que se resolvió en 2014) por los derechos de autor de las obras que él y Lee realizaron en conjunto.

Y llegamos al universo cinematográfico de “La Casa de las ideas” (el que empezó en 2008, los intentos anteriores no cuentan, olvidemos el primer Capitán América, el primer Hulk y el Daredevil de Ben Affleck y recordemos con cariño las dos primeras Spider-Man de Toby Maguire). Un universo que se ha ido hilando fino y cuyas historias se van entrelazando en una serie de fases y recontra fases (la cuarta terminará con Avengers 4) y que desaparecerá y se reinventará porque las posibilidades que presentan sus héroes son prácticamente infinitas.

Se trata de personajes a los que dio vida personalmente el propio Lee, quien inventó a los X-Men porque: “No todos los superhéroes podían ser mordidos por una araña radioactiva o sufrir una radiación de rayos gama. Imaginar el origen de un personaje es muy demandante, por eso creé el gen mutante y con ello a la patrulla X”.

Stan fue una figura más bien decorativa dentro de Marvel Studios y su contribución con el MCU es, por decir lo menos, poca (Kevin Feige, el presidente de Marvel Studios, es a quien hay que darle el crédito por tan impresionante universo cinematográfico). Pero todos estamos pendientes de los cameos de Lee en cualquier película de Marvel, así como la gente estaba pendiente de los de Hitchcock.

El visionario que lideró una revolución del cómic, que creó personajes legendarios y que puso nuevamente en el mapa a Marvel, ya no está. No veremos muchos más cameos (aparte de los que ya están filmados para las próximas películas a estrenar), no lo veremos más en convenciones y eventos, no saldrá más en The Big Bang Theory, pero siempre estará en los corazones de los fanáticos, de los geeks, de aquellos que en algún momento nos refugiamos en el mágico mundo de una novela gráfica. En algún momento casi todos quisimos ser Spider-Man y quizás ese sea uno de los mayores legados de Stan Lee a nivel mundial.

Siempre hacia arriba. Stan The Man… Excelsior.

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