Diseño

Licoteca: arquitectura que apremia

Este mes Isabel Caleya abrió su mail y leyó la noticia que la embargó de alegría. Había sido seleccionada para la cuarta Bienal Iberoamericana de Diseño en Madrid. La aventura comenzó cuando Ignacio Urbina Polo, diseñador venezolano, miembro del comité iberoamericano de la Bienal, encontró en su wall de facebook la foto de Licoteca, una tienda diseñada por ella 

Isabel Caleya y Guayo de Propela
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La Bienal Iberoamericana de Diseño (BID) es una muestra que se celebra cada dos años en Madrid, convocada y organizada por la Central de Diseño y Dimad. La misma selecciona a los participantes, y futuros premiados, en las categorías de diseño de producción, gráfico, moda, digital.  Isabel, junto a su colega Karen Agusti, fueron distinguidas este año en diseño de interiores.

Isabel se graduó en la Universidad Central de Venezuela. Dejó el valle de Caracas para ir a foguearse en pintura y esculturas en Inglaterra. Donde hizo un posgrado de artes en Central Saint Martin Schools of Art. Luego daría clases en la Escuela de Arquitectura de Londres. Regresó al país en 2007 y desde entonces se dedicó al diseño de interiores. “Siempre me encargué de la decoración de hogares hasta que un grupo de socios me incitó a concursar en un nuevo concepto de cadenas licoreras”. Fue así como sus bocetos se ganaron la oportunidad de hacer los planos que más tarde serían seleccionados para exponer en Madrid.

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El concepto de Licoteca busca hacer de la experiencia de compra algo distinto y mucho más premium. El nombre deriva de la noción de licorería y biblioteca juntas. “Buscamos que la gente no solo vaya a comprar licor. Queremos que sepa lo que compra y entienda- para que pueda valorar- el proceso de cada una de las bebidas”, menciona Caleya. Aunque hasta ahora las dificultades con las importaciones de los libros de bebidas alcohólicas y espirituosas, lo mismo que las libaciones, han dificultando la ejecución del proyecto, la tienda sigue demostrando lujo y una significación del lujo muy clara que se consigue en pocos sitios del país.

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Catar licores se convirtió en una de las actividades favoritas de los asiduos al lugar. Sin embargo, para la arquitecto la cava de vinos es lo más valioso de la edificación. En el medio, rodeado de vidrios iluminados por las premeditadas luces, resaltan exclusivas botellas de caldos -que merecen ser vistas desde cualquier ángulo. El resultado le dio un aprendizaje a los hacedores. El mismo que hace mucho descubriera Carlos Raúl Villanueva.  “Para mí Licoteca fue la oportunidad que tuve de integrar el arte a la arquitectura”.

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