Investigación

Madres adolescentes: parir por ignorancia

Flor decidió tener un hijo a los 13 años de edad para escapar de los golpes de su hermano. Karla, tras quedar embarazada por primera vez a los 15 por falta de protección, parió y a los 18 concibió un segundo bebé. Ambas son parte de las 195.501 adolescentes entre 12 y 19 años que tienen hijos en Venezuela “Me gustaba mucho salir, algunas veces mi mamá me daba permiso y otras no. Mi hermano me iba a buscar a donde yo estuviera y me devolvía a la casa mientras me agarraba a golpes en la calle. Me dije: ‘si salgo embarazada, me libero de los golpes de mi hermano’. Y así lo hice”. Un día de marzo de 2015, Flor Martínez*, de 13 años de edad –en ese momento solo 12–, fue detrás de lo que le pareció un boleto para escapar de la violencia: tuvo sexo con su novio sin que él supiera que ella no se estaba protegiendo. Flor es una de las 195.501 adolescentes entre 12 y 19 años que tienen hijos en Venezuela, y del 42,9% que asegura haber quedado embarazada por decisión propia, de acuerdo con el Diagnóstico de los factores generadores del embarazo a edad temprana y en adolescentes, realizado en 2013 y publicado en noviembre de 2014 por el Instituto Autónomo Consejo Nacional de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes y el Banco Interamericano de Desarrollo. El estudio contó con una muestra de 16.238 hogares, 32.476 personas, de los estados Zulia y Miranda, los dos que tenían mayor densidad demográfica para 2012. El 29 de enero pasado, la niña de 13 años tuvo por primera vez entre sus brazos a su hijo. Ambos viven en Caricuao con la mamá de ella, quien los mantiene. Flor dejó de ir al colegio cuando se enteró de que estaba embarazada. Cursó hasta séptimo grado. Y, aunque mantiene algún contacto con el papá de su hijo, ya no son una pareja. La razón: también le pegaba.

Fotografía: Hector Trejo
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“Mi mamá fue la que primero se dio cuenta de mi embarazo. Dormía y comía mucho y duré mucho tiempo sin la regla. Cuando vimos la prueba positiva ella me dijo que era mejor que me sacaran al niño, pero yo le dije que no”, cuenta la joven. Su mamá, a pesar de las peleas por el desacuerdo, la acompañó a su primera cita con el ginecólogo y a las siguientes hasta el final del embarazo calificado de alto riesgo por su edad. “Mi hermano cambió totalmente cuando vio al niño. Lo agarra, lo carga, le hace cariño. Y a mí me trata mejor. Sí cambió todo. Pero ahora preferiría haber hecho las cosas diferentes. Habría evitado las cosas que no le gustaban a mi hermano, que saliera de noche, que no le pidiera permiso a mi mamá para salir”, reflexiona Flor. cita-5 Siendo una niña que se encarga de otro niño, tener un bebé se le hace “complicado”. No puede dormir tanto como quisiera, debe sacarle los gases y llora mucho. “Estoy dejando de hacer cosas. Ahorita quiero irme a fiestas y no puedo, quiero salir y no puedo. Si salgo tengo que regresar temprano. Quiero estudiar y no puedo”.

Su mamá, María Virginia Salcedo*, lamenta que su hija haya tomado la decisión de tener un hijo tan joven. “No fue por falta de información, yo la llevé a talleres de planificación familiar. Ahora la oriento con los cuidados del bebé, pero no le quito responsabilidades. Ella tiene que cuidar de su hijo y así está haciendo”, la enseña. foto3-hector-trejo La carencia afectiva y la creencia de que habrá una mejor valoración de la mujer dentro de la sociedad si es madre, son algunas de las razones que ve Darda Ramírez, pediatra especialista en adolescentes del Hospital Materno Infantil de Petare, entre sus pacientes embarazadas. “Nadie a los 15 años puede decidir conscientemente quedar embarazada. Hay una carencia afectiva inmensa. Y hay muchas niñas a las que la opción que les queda es tratar de buscar su propio proyecto de vida. Pareciera que eso las reconforta, las reafirma, les da sentido de pertenencia, ellas creen que eso es un paso para ser mujeres, para ser tomadas en cuenta por la sociedad, eso es un error obviamente”. cita-4 El padre salesiano Alejandro Moreno, estudioso de la estructura de la familia popular venezolana, tiene otra teoría más sobre por qué las niñas, sobre todo las de estratos más bajos, acceden a embarazarse a edades tempranas: tener un hijo de uno de los líderes o miembros de bandas les ofrece protección dentro del barrio. Dentro del hospital, la tarea de Ramírez es captar a todas las madres que están entre los 10 y los 19 años para que después de dar a luz puedan tener un seguimiento adecuado como adolescentes. Les brindan información sobre planificación familiar y eviten nuevos embarazos.

Según el estudio del Idenna y del BID, 1% de los embarazos adolescentes ocurre entre los 10 y 12 años de edad, otro 1% a los 13 años, 4,7% a los 14 años, 9,1% a los 15 años y 21,4% a los 17 años. Los indicadores más altos están en poblaciones de 18 años (29,1%) y de19 años (40,9%). “En consulta veo niñas de 16 años con dos y tres hijos, muchachas de 21 años esterilizadas porque ya tienen 5 hijos. Tengo abuelas de 28 años, que parieron de 14 y que ahora su hija de 14 años también parió. La idea es prevenir”.

Madre de dos antes de los 20

A los 15 años, producto de la ignorancia sobre métodos anticonceptivos, Karla Rodríguez* quedó embarazada de su primer hijo. “Mi mamá siempre tuvo un tabú con respecto al sexo. Me decía que un hombre y una mujer no podían tener relaciones, nunca me dijo que había pastillas o condones. Nunca me cuidé”, comenta.

Ser una madre joven fue fuerte, pero ella cree que le ayudó el entrenamiento que tuvo en la crianza de sus tres hermanos menores. “Mi mamá estudiaba en la universidad y trabajaba y mi papá también trabajaba. Ya sabía qué era hacer un tetero, hacer una comida, cambiarlos”.

A sus 18 años, todavía dentro de la adolescencia —la Organización Mundial de la Salud ubica entre los 10 y 19 años de vida—, Karla decidió que quería tener otro bebé. “El primero es hijo de mi primer amor que murió a raíz de un accidente. Con mi segunda pareja —también de 18 años—, ya tengo 1 año y 4 meses. Tenemos casa, los dos trabajamos y decidimos tener otro bebé. Dejé de tomarme las pastillas en julio y en septiembre quedé embarazada”. cita-2 A diferencia de la primera gestación, el segundo embarazo de Karla es de alto riesgo y ha tenido varios conatos de aborto. El bebé no tiene casi espacio para crecer, pues Karla es de baja estatura y de contextura delgada. “Mi hijo mayor es tremendo, pero lo entretengo. Es muy inteligente, yo le digo que el hermanito está botando sangre y que tiene que estar más tranquilito, que no haga bulla. Él capta la cosa y se pone a jugar”.

Durante la espera del primogénito abandonó el bachillerato que luego recuperó por parasistema. Para cuando su segundo hijo haya nacido y tenga al menos un año, espera poder estudiar Ciencias Forenses o Enfermería.

La doctora Ramírez cree que una deficiencia de la educación sexual que se imparte en Venezuela es que está penalizada. “La educación sexual se da, pero se da juzgando, se da diciendo que el sexo es malo, que no puedes divertirte. La idea es enseñar a los adolescentes que tener sexo no es malo, porque es una necesidad fisiológica, pero hay que acompañarlos. Si sé que mi hija tiene un novio, el deber ser es tomar la iniciativa, llevarla al ginecólogo, hablarle sobre las enfermedades de transmisión sexual y en la medida de las posibilidades tratar de ponerla en un control y prevenirle un embarazo”. cita-1 El diagnóstico realizado por el Idenna y el BID reveló que 53,8% de la población se inició sexualmente antes de cumplir los 18 años de edad y que 38,2% de los encuestados dijo que no hablaba de sexualidad en el hogar. La desinformación fue casi una regla entre los entrevistados: 23,8% desconocía cómo poner el condón masculino, solo 50,7% sabía cómo usar correctamente las pastillas anticonceptivas, y apenas 23,3% sabía cómo actuar si había olvidado tomar una píldora y tuvo relaciones sexuales.

A eso se le suma que desde hace casi dos años la escasez de anticonceptivos de todo tipo se ha recrudecido. Para inicios de 2016, la Federación Farmacéutica Venezolana ubicó en 90% el desabastecimiento de anticonceptivos. “Aunque las niñas sepan tomar las pastillas no las consiguen. Muchas salen embarazadas en el cambio de pastillas. La educación sin anticonceptivos no me sirve, sin preservativos tampoco me sirve”.

*Los nombres fueron modificados a petición de las fuentes infografìas-embarazo-precoz

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