Entrevista

Miguel Ángel Rodríguez: ausente del circo parlamentario

Sin ganas de ser relecto, el diputado Miguel Ángel Rodríguez desentraña los intríngulis de la acción parlamentaria durante los últimos cinco años. Él mismo pasó de manager de tribuna televisiva a jugador en el campo de batalla. Ahora, defiende su average y evalúa sus escenarios posibles para cuando entregue la curul

Fotografía: Patrick Dolande
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No es lo mismo el show de televisión que el de la política. En el primero, abundan los héroes. En el segundo, sobran los villanos. Con unos, el auditorio es condescendiente. Aplaude, profesa admiración, se toma una selfie. A los otros los critica, abuchea, reprende. Todo es por su culpa. En la TV brillan las estrellas, en la política —y más en la venezolana —ruedan los estrellados.

Miguel Ángel Rodríguez (Táriba, 1965) conoce los dos mundos. Vive en ellos. Por eso es vitoreado, y también fustigado. Caminando por los tristes y desolados pasillos de un supermercado caraqueño, un hombre se le acerca. “¡¿Y tú qué haces aquí?!”, le increpa. Como cualquier mortal y padre de familia, Rodríguez está haciendo la compra. “¡Deberías estar en la calle, mira a Leopoldo López, ese sí tiene cojones!”, remata el señor exaltado.

El 26 de septiembre de 2010, el conductor de La Entrevista de Radio Caracas Televisión (RCTV) llegó como independiente a la Asamblea Nacional para representar al Táchira, estado marcado de arriba abajo por la crisis venezolana. Cinco años más tarde, el periodista se despide de la Cámara, pero no de las cámaras. Sea en la TV o en la política, el show siempre debe continuar.

¿Por qué no se postuló a la reelección? ¿No le quedaron ganas de seguir en la Asamblea Nacional?

—Primero, creo que la AN ha sido definitivamente pervertida, prostituida, por los grupos que la dominan. Han entregado muchos meses de habilitación al Presidente para obviar el rol principal que tiene el Parlamento. Segundo, en términos de control de los asuntos públicos, la AN se ha convertido en una oficina de persecución y de factura política para los problemas internos del propio PSUV. Ni siquiera se ha respetado la norma mínima de funcionamiento de la sesión plenaria porque, como quiera que la materia que se discute atiende fundamentalmente al interés político del partido de Gobierno, no hay posibilidad de debatir allí los problemas más sentidos de los venezolanos. Eso marcó una gran desazón con respecto a las expectativas que llevaba.

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Y se va a marchar ahora cuando, según la oposición, la cosa se pondrá buena.

—Soy de los que piensa que si le he propuesto al Parlamento ser diputado por cinco años, es para ser diputado por cinco años. Y aquí viene la segunda parte: ocurrió en el seno de la Unidad Democrática algo que creo no ha debido pasar. Cuando llegamos en 2011, diría que prácticamente la mitad de los diputados ya eran candidatos a otras cosas. Eso distrajo muchísimo la posibilidad de ponernos de acuerdo, sobre todo, en temas muy duros como los que particularmente abordé.

El tema de la corrupción hospitalaria, que le negó el derecho a la vida y la salud a millones de venezolanos, me tuvo a mí dando vueltas por todo el país con responsabilidad, con sacrificio personal, con dedicación absoluta en lo político e incluso con mucho sacrificio financiero, porque nunca conseguí en la AN que se aprobara esta iniciativa. Si me hubiese dedicado a ser precandidato presidencial, precandidato a la alcaldía, a una gobernación o algo por el estilo, no hubiera podido llevar las cosas adelante.

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Tampoco nos hubiésemos puesto a investigar con mucha seriedad que el Gobierno de Hugo Chávez recibió una deuda pública consolidada en 34 mil millones de dólares y la llevó a más de 200 mil millones de dólares. Me estoy refiriendo al Fondo Chino. Sí tengo hoy en mente la posibilidad de actuar en un campo diferente, incluyendo el político. Recuerda que en 2016 hay elecciones para la Gobernación. La Unidad Democrática tiene que refundarse. Si voy a estar en eso, no puedo ser diputado.

De su respuesta se desprende que se va de la AN molesto con el chavismo y quizás, también, desilusionado con la bancada de la oposición.

—No. Creo que a mis compañeros siempre se los dije abiertamente. Les toca a los que van a repetir superar las condiciones por las cuales en muchas oportunidades no pudimos consolidar una acción más contundente, unitaria.

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¿Por qué no se pudo consolidar esa acción? ¿Cuáles fueron las fallas?

—Toda una agenda, desde 2011 hasta el sol de hoy, llena de tantas alcabalas electorales distrajo el camino. Teníamos demasiados candidatos en nuestras filas. Respeto eso, pero no lo comparto. Y son todos mis amigos, he caminado con todos. Pero creo que hubiésemos sido mucho más efectivos si nos manteníamos desde el primer día en calidad de diputados, en vez de esforzarnos tanto en las agendas electorales.

Otra crítica contra la bancada es que con el pasar del tiempo, algunas de sus “figuras” se fueron diluyendo hasta prácticamente desaparecer del mapa.

Te hablaré por mí. Prefiero más tiempo dedicado a investigar, organizar, estructurar y documentar casos importantes que tienen que ver con el deterioro de la vida del país, a estar formando parte de un circo, que es en lo que convirtieron estos señores las sesiones plenarias. Allá quienes piensan que no formar parte de ese circo es estar perdiendo el tiempo. Yo tengo clarita mi conciencia. Si yo tenía que estar dentro o fuera del país trabajando lo que dentro de la AN no me dejaban trabajar, lo defiendo a capa y espada. Es tiempo mejor aprovechado que estar en unas sesiones siguiendo una agenda de la cual nos enterábamos el mismos día de la sesión, para la cual la fracción del PSUV ya tenía montado todo su espectáculo, incluidos videos, fotografías, orden de palabra y cosas por el estilo, y en lo que indefectiblemente teníamos que incrustarnos nosotros como la parte necesaria a ser ofendida con la mayor impunidad del mundo. Porque ningún directivo de la AN y, peor, la última Presidencia de la AN, cumplió el deber establecido por la Constitución y el Reglamento de velar por el mantenimiento del orden dentro de las sesiones y el funcionamiento de la AN.

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Ocurrieron varias cosas en el camino: cierres y ventas de medios, vetos a figuras que antes eran muy mediáticas. También algunos, y me incluyo, preferimos dedicarnos a seguir investigando, documentando, sustanciado cosas que se venían ventilando o se ventilarán en su momento. Pero que a mí me digan que el diputado influyente fue el que más intervino en todas las sesiones para que al final se calara el mayor caudal de groserías y violencia física, creo que eso es un cuento torcido.

La bancada de la Unidad nunca tuvo un jefe. ¿Los celos y diferencias internas sabotearon la posibilidad de tener un coordinador?

—Formo parte de la fracción parlamentaria de la Concertación Humanista —Copei, Proyecto Venezuela, Convergencia e independientes—, pero en calidad de independiente. No ser parte de ningún partido político, me permitió siempre ver de la manera más sana posible los toros desde la barrera. Yo sí creo que la falta de coherencia y de fuerza para actuar unitariamente en temas muy trascendentales para el país, tuvo su origen en los intereses de los distintos grupos que hacen la fracción de la Unidad Democrática. A todos les dije en muchas oportunidades: primero, reunámonos. De hecho, pedí hasta el cansancio que nos declaráramos en varias oportunidades en asamblea general de diputados. Las reuniones generales de diputados se celebraron en muy pocas oportunidades, regularmente cuando teníamos una situación de conflicto muy fuerte. En esos conflictos tu podías ver dos situaciones: 1, que el conflicto viniera de los ataques del Gobierno contra la fracción de la Unidad Democrática; 2, que tuviésemos una situación de fractura de la Unidad Democrática por intereses de distintos sectores que la integran.

En ambas situaciones, como amigo de todos, les pedí que agotáramos todos los esfuerzos para preservar la unidad, y les supliqué que los asuntos de orden interno no se convirtieran en espectáculo público. Yo lamento que eso ocurrió, porque se permitió que el Gobierno en su peor momento de popularidad, en su peor situación de desgaste, haga uso de todas estas manifestaciones públicas de división y de pugnacidad entre factores de la oposición.

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¿El desempeño de los diputados de la oposición se vio afectado por el cansancio —chocar mil veces contra la misma piedra— y el temor a ser víctima de represalias por parte de un Gobierno que violentó la inmunidad parlamentaria?

—No puedo hablar por los demás, repito. Eso formaba parte del reto, vencer el temor que te origina —porque somos seres humanos— el terror con el que trabaja el Gobierno para responder, perseguir, criminalizar y castigar a quienes disienten en cualquier parte, incluso dentro de sus propias filas. Creo que en líneas generales, la gente no cedió, no se rindió. Ahora, ¿que hubo dispersión? Sí. Además, la gente dejó de escucharnos por donde antes nos escuchaba. Antes una declaración mía tenía muchísima más cabida en la prensa, en medios televisivos y radiales, pero qué queda de eso. Y, además, en mi caso, yo conozco disposiciones expresas de ni siquiera salir como imagen en una noticia. Eso forma parte del tránsito hacia la hegemonía comunicacional.

Mientras hablan los diputados de la Unidad, ANTV pasa la imagen del techo, pero también se regodea en las sillas vacías de la fracción. Las inasistencias han sido otra fuente de críticas contra la bancada.

—Yo tengo que criticar a quienes piensan que Diosdado Cabello es una fuente confiable de información. Diosdado Cabello dijo que en 2014 yo tuve 54% de inasistencias. Te tengo que decir que por motivos de salud y por motivo de cumplir con obligaciones parlamentarias, de control, investigación y hasta legislativas, en oportunidades no fui a las sesiones. Pero, te repito, el tema de la asistencia a la sesión, bajo las condiciones actuales, no puede nunca ser el parámetro para decir quién está o no está cumpliendo.

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Diosdado Cabello lleva muchas sesiones a las cuales no ha asistido y supongo que él dirá que está cumpliendo funciones de Estado, pero que sea la fuente de información de quién es bueno y quién es mal diputado, por favor… un hombre que desde la Presidencia de la AN lo que ha hecho es tirar al piso la majestad de la institución.

¿Qué siente cuando oye a un periodista atacando a los diputados de la Unidad?

—Sabes que yo siempre tuve un gran respeto por la actividad política. Como periodista, traté de cometer lo menos posible ligerezas de opinión. Ahora, ciertamente he estado de este lado (de la política), y sé lo sacrificado que es, sobre todo en estas circunstancias. Yo sé que ese sacrificio se traduce a veces en no poder compartir con tu familia, en abandonar muchas veces tus metas profesionales, tus aspiraciones económicas de estabilidad, y tienes que dedicarte a viajar mucho, a ser sujeto de cualquier tipo de comentario y a perder todo viso de privacidad, por más que yo viniera de una carrera televisiva.

Cuando alguien que no está metido en política como dirigente o militante activo, puede erigirse en juez y decir cualquier cosa mientras todos los demás estamos de viaje, metidos en un barrio, pues terminas apreciando mucho más la actividad del político.

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Escucho a comunicadores sociales afectos al Gobierno hacer cualquier cantidad de juicios críticos, negativos, por lo general con construcción de expedientes falsos, porque son capaces de todo. Pero también oigo a excompañeros en los medios, en los pocos espacios que quedan de periodismo libre, hacer algunos juicios de valor con los que yo muy respetuosamente no estoy de acuerdo. Todo lo que hemos vivido, todo lo que hemos pasado, nos tiene necesariamente que llevar a un momento a reflexionar y recomponer lo que es la visión del periodista sobre lo que realmente ocurre. Los periodistas han sido uno de los sujetos más perseguidos y criminalizados por este Gobierno, y de esas historias vengo yo. Nadie me puede decir que yo no conozco la persecución siendo periodista, y en consecuencia sé lo que eso te mueve emotiva y sentimentalmente, pero eso no puede convertirte en un juez a priori tanto del colectivo opositor como de sus individualidades.

¿Es más fácil cuestionar desde la silla de La Entrevista que desde la curul de la AN?

—Sin duda. En ambos casos, hay que hacerlo con mucha responsabilidad. Yo recuerdo tantos años dedicado al periodismo de opinión, lo fastidioso que era con mis equipos de trabajo al momento de publicar una denuncia. Sobre todo en tiempos en que pululan muchos chismes. También como parlamentario, actúo con mucha responsabilidad.Jamás fui un parlamentario que cuando estaba investigando los temas de narcotráfico se levantaba a decir que éste era un Gobierno narcotraficante, independientemente de que uno tuviese las convicciones respecto a unas personas y sus vinculaciones con otras que resultaron envueltas en problemas de narcotráfico. Siempre, por responsabilidad y por evaluar la gravedad de esos temas, propuse la necesidad de que investigásemos juntos, los factores del Gobierno y nosotros, porque por encima de todo está el bien de la Nación. Sin embargo, fuimos igual sujeto de respuestas destempladas, amenazas judiciales y personales, y todo eso está en la historia de lo que vivimos y seguimos viviendo. Si hay gente que sabe exactamente cuál ha sido mi conducta por años, cómo es que ahora puede dejarse llevar por una ola de “no lo vimos, en qué andará”. Pregúntese en qué andará, pero por supuesto que uno está en algo.

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Y ahora en qué andará Miguel Ángel Rodríguez.

—Bueno, no sé. No tengo sujeción a partido. Se ha especulado muchísimo, además, han inventado cualquier cantidad de historias, y yo me cuento entre los que se les dificulta muchísimo imaginarse irse del país. El tema de los medios aquí es, por decir lo menos, absolutamente crítico. No sé si hay amigos que me quieran tanto como para llevar mi nombre a su staff y correr los riesgos. Será cosa de ellos, les preguntaré.

¿Se lanzará a la Gobernación del Táchira?

—Me han hecho propuestas grupos de amigos tanto para eso como para trabajar también a nivel nacional en la reorganización de la Unidad, que es necesaria y urgente. Estoy evaluando todas esas propuestas. Estamos justamente en una convulsión por el tema de las candidaturas. Veo que la Unidad Democrática intenta salvar sus conflictos, que han sido muy fuertes sobre todo desde 2014 para acá. Me duele la pelea entre hermanos. Yo creo que la unidad es extremadamente necesaria para que concretemos el cambio en el país. Sería inútil, demagogo a lo interno, dejar de reconocer que tenemos un grave problema en la unidad del país, hay mucho resquemor, mucha herida, y eso hay que superarlo.

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