Música

Miguel Siso: “Quiero darle al cuatro un espacio universal”

El músico guayanés acaba de ganar el Latin Grammy por su segundo disco como solista, titulado Identidad. Asegura que son momentos para que cada quien sea el mejor en lo que hace, una forma de revertir el daño causado por el régimen en Venezuela, donde llama a impulsar un cambio

TEXTO: HUMBERTO SÁNCHEZ AMAYA @HumbertoSanchez | Portada: Venezuela Sinfónica | Foto en el texto: Univisión
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 Miguel Siso está en Irlanda, pasando frío, como él dice. Tampoco en Las Vegas el ambiente estaba cálido. Ese desierto engaña. Y el sol más intenso puede iluminar calles con temperaturas que rondan los 10º C. No es un clima idóneo para una persona nacida en Puerto Ordaz, como el reciente ganador del Latin Grammy.

Es para entumecerse, pero en ese país está desde hace siete meses. A su esposa le ofrecieron trabajo y la pareja decidió mudarse. Decisiones familiares, indica el cuatrista.  Todavía se nota emocionado por el triunfo. El cansancio del viaje de regreso no socava los sentimientos de algarabía por llevarse el premio a Mejor Álbum Instrumental por Identidad, su segundo disco como solista.

Luego de Las Vegas, estuvo en San Diego, a encontrarse con familiares y seguir celebrando. Hay regocijo, pero también reflexión. “Este premio me ha hecho entender el espacio que alcanza ahora la música venezolana, y especialmente el cuatro. Se trata de un trabajo que comenzó hace mucho tiempo gracias a muchos venezolanos. Mi compromiso es continuar con esa difusión. Son muchas las puertas que se están abriendo, personas que escriben para escuchar el proyecto. Sin dudas, esto significa un antes y un después”.

—¿Qué ha cambiado para el cuatro en la industria?

—Nos estamos tomando en serio hacer el trabajo con mucho compromiso. Siempre se ha hecho música de calidad, pero ahora todos los cuatristas apostamos para que sea un instrumento reconocido como el piano o la guitarra. Es un crimen limitarlo al género de música tradicional venezolana. Ningún instrumento debería tener límites. Si no, no escucharíamos el contrabajo en el jazz, la trompeta en la salsa o el piano en el merengue. Es muy bonito expandirlo a otras sonoridades. Si escuchas Identidad, es world music con raíz venezolana. Quiero darle al cuatro un espacio universal.

—Entre los instrumentos de cuerda más populares están la guitarra, el ukelele, el charango. ¿Cómo se le puede abrir paso al cuatro entre aquellos que tienen mayor popularidad?

—Entre más personas se interesen, la popularidad será mayor. El ukelele es muy parecido al cuatro, aunque un poco más limitado. Bueno, aunque las limitaciones no son del instrumento, sino del músico que ejecuta. El cuatro ha venido creciendo muy exponencialmente en grabaciones, ejecución y técnica. Solo falta exposición. Por eso me alegra lo que acaba de pasar. Es una suma. La gente tiene que empezar a disfrutarlo e incluirlo en sus proyectos. Es un reto, pero vamos hacia la exposición mundial. Victor Wooten, uno de los bajistas más importantes del mundo, una vez dijo: ‘el mundo pronto conocerá el instrumento del futuro. Tiene cuatro cuerdas, se llama cuatro y viene de Venezuela’. Él y otros músicos se han dado cuenta de la potencia del cuatro.

—¿Y en qué momento empezaron a cambiar las cosas para el cuatro?

—Creo que un antes y después fue la realización del Festival La Siembra del Cuatro por parte de Cheo Hurtado. Llevó el cuatro a otro nivel. Ese certamen premia a la mejor ejecución y propuesta del cuatro solista, además incluye la grabación de un disco. Esto conlleva a una competencia exigente para los ejecutantes, así como una difusión muy grande del sonido. Fue un acierto. Yo lo gané en 2007. Me permitió establecer contactos con otros colegas. De lo contrario, el camino habría sido más largo.

—En ese primer disco, titulado La Siembra del Cuatro, solo hay cuatro canciones compuestas por usted. En Identidad todas son de su autoría, una forma de presentarte con voz propia. ¿Por eso también el título del álbum?

—Exactamente. Mucha gente cuando escuchó el primer disco me decía que las versiones estaban muy bonitas, pero que le gustaban más mis temas. En ese momento había muchas dudas. Estaba comenzando mi carrera, pero con el paso de los años, con más madurez, decidí publicar mis canciones, mi versión del cuatro venezolano, así como mi aporte para el instrumento y las siguientes generaciones. Como lo hizo Cheo Hurtado, me gustaría que muchos jóvenes se vieran reflejados en esto. Deseo que le metan el pecho al cuatro, a la música venezolana y que creyeran que hay muchas más opciones que la música comercial de la radio, que nos tiene en un uniforme sonoro.

—En ambos además es el productor. ¿Una persona que quiere estar en todo el proceso?

—Como músico siempre tienes ganas de dar más. Quizá la música la puede producir otra persona, pero cuando compones, solo tú sabes cómo quieres que se escuche. Gracias a Dios tuve la fortuna de contar con músicos y personal técnico que respetaron mucho mi criterio. Además, trabajé con figuras de la talla de Huáscar Barradas, Luis Julio Toro, Carlos «Nene» Quintero y Rafael «Pollo» Brito, y que me preguntaron cómo quería que sonara lo que se iba a interpretar. Escucharon sugerencias de una persona con una carrera más corta que la de ellos.

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—Habla de música comercial y uniforme. Sin embargo, los Latin Grammy se caracterizan por una ceremonia, la televisada, en la que dominan géneros comerciales

—Sin dudas, con mucho respeto, felicito a la Academia por darle espacio a cada uno de los estilos. Por supuesto me gustaría que la música instrumental y no tan comercial fuera transmitida en la gala televisada. Pero entiendo que por el nivel del show que quieren hacer, llevan a los más famosos para la ceremonia final, que no alcanza para premiar a todas las categorías. Sí celebro que no se mezclen. Yo no competí con Maluma, y son personas con mucho criterio las que eligen. Hay espacio para todo. Me alegra que la Grabación del Año haya sido para Jorge Drexler, a quien tuve la fortuna de conocer. Es uno de esos artistas increíbles que tiene una propuesta con discurso coherente desde hace años. La Academia no ha errado en destacarlo a él o premiar a Luis Miguel en Álbum del Año. Son personas con contenido y calidad notoria.

—¿Estableció vínculos en Las Vegas para futuros proyectos?

—Sí, con Yamandu Costa, María Rivas y un par de productores más. Tuve el honor de conocer a Jorge Drexler. Ojalá tenga la fortuna de hacer algún trabajo con alguno de estos personajes. Seguramente se abrirán más posibilidades con este Grammy.

—Antes de mudarse a Irlanda, vivió acá. ¿Cómo evalúa la situación del músico en este momento?

—Quizá mucha gente no lo ve, pero en los últimos diez años, tiempo en el que viví en Caracas, vi un crecimiento importante; fuerza y compromiso con la música venezolana. Sí creo que ahora ha habido una fuga de talento porque la situación no está fácil. Estos músicos han sido muy valorados en otras partes, mientras otros siguen resistiendo adentro. El nivel sigue siendo muy alto tanto en músicos consagrados como Aquiles Báez y Luis Julio Toro, como en la generación de relevo.

—Pero esa generación de relevo tiene que enfrentar muchas más dificultades para dar sus primeros pasos

—¡Por supuesto! La situación del país es una traba muy grande para cualquier persona. En mi caso, hacer este disco fue muy difícil porque al principio no tenía los recursos, carecía de la opción de pedir un patrocinio a una empresa o entidad. Casualmente logré el apoyo de Guataca Producciones y el estudio Audio Place. Dios me fue dando la ayuda, pero cualquiera en el camino se desmoraliza porque no se tiene el dinero, y en algunos casos ni qué comer. Uno apuesta todo al disco, pero no se sabe qué pasará después.

—Me imagino que la canción “Tiempo de cambio” se refiere a esa situación

—Sí. Es como un grito desde diferentes puntos de vista, un llamado de atención a los venezolanos que viven en el país o están afuera y nos quejamos constantemente de lo mal que está todo. Pero creo, como dice el discurso de Arturo Uslar Pietri que se ve en el video, que históricamente hemos generado cosas malas como el petróleo y otras comodidades que nos dicen que todo estará fácil; ese discurso de que vivimos en un país rico. En este momento cada venezolano debe ser excelente en lo que hace. Debe ser próspero y tener convicción para cambiar y lavarle la cara al país. Sé que esta situación se debe a un régimen que nos tiene castigados desde hace 19 años, pero creo que cada venezolano tiene la capacidad para revertir ese efecto, cambiar la situación y Venezuela sea el lugar que nos corresponde a cada uno. A mí, desde la música, a ti desde el periodismo, a otros desde la educación, o en el trabajo que tienen en una tienda o barriendo la calle. Es el tiempo para exigir un cambio.

—Desde el primer disco al segundo pasaron seis años. ¿Quedaron muchas canciones guardadas?

—Sí. Pero si te fijas, “Horizontes” está en los dos. Es el tema que me despertó las ganas de hacer un segundo álbum. Se convirtió en el hilo conductor. Quise componer uno igual, que mantuviera ese espíritu de esperanza. Pero es imposible. Cada tema tiene una personalidad única. Claro, tuve que repetirlo en la grabación. Y si, muchas piezas se quedaron por fuera. No sé si en la próxima producción los incluya.

—También formó parte de El Quinteto Menos 1, con el que editó La casita del castaño. ¿Sigue en pie ese proyecto?

—Una iniciativa fantástica, pero ahora todos vivimos en países diferentes. El violinista Lucas Sánchez está en España, el bajista Rotnesth Medina vive en China, el bandolinista Gastón García sigue en Venezuela y yo en Irlanda. Es un disco fantástico y ojalá la vida me permita hacer un segundo álbum. Lucas grabó en Identidad el tema “Sin contratiempos”, que fue especialmente dedicado a la segunda producción de El Quinteto Menos 1. Lamentablemente no se pudo grabó ahí y no quise dejar pasar la oportunidad. Rotnesth también participó en dos canciones.

—¿Escuchó los demás discos con los que competía?

—¡Por supuesto! No por tarea, sino porque son personas que admiro desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, los discos de Hamilton De Holanda y Yamandu Costa los escuché antes de que se anunciaran las nominaciones. Los otros los busqué luego de saber que estábamos en la misma categoría. Por supuesto, tenía mucha fe en la música que grabé, con los mejores músicos venezolanos que pusieron todo en este proyecto.

—Ya ha convertido en parte de tu imagen el cuatro triple

—Sí, es un instrumento que hizo el maestro Alfonso Sandoval, un lutier chileno que vivió mucho tiempo en Venezuela. Este cuatro lo diseñó para mí. Es el único que existe y esperé mucho tiempo para mostrarlo. El momento llegó con este disco. Solo lo usé para grabar tres temas (“Kerepakupai Vená”, “Luna de madera” y “Llegando a Caracas”). Además, Liu Prato, quien se encargó del diseño del álbum sugirió que al ser el único cuatro con tres cabeza, lo usáramos en el logo. Quedé muy feliz.

—¿Cuáles serán las próximas noticias relacionadas con Miguel Siso?

—Esperamos concretar las giras del disco. Mientras, sería bueno que chequearan el canal de Youtube donde siempre subo los videos del disco. Estoy trabajando bastante la parte audiovisual.

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