Crónica

Misión Milagro, ver para creer

Al parecer sí es de lo pocos logros de la revolución. Misión Milagro funciona, pese a que está muy lejos de conquistar la cifra prometida por Nicolás Maduro: 10 millones de operados. Para llegar al quirófano el karma que sufre el paciente es igual que en cualquier hospital público. Después de la anestesia, la luz asciende

Texto de: Ketherine Ledo | Fotografía: AVN
Publicidad

En una de las aceras de la Ciudad Hospitalaria “Dr. Enrique Tejera” (Chet) de Valencia se había sentado la señora Luisa María Hernández para descansar después de haber pasado una larga noche. A cada lado de sus pies reposan bolsos que están llenos de ropa y otras provisiones que, aunque no sabe si las va a necesitar, es importante que tenga a la mano “por si acaso las piden”.

Lucía cansada. El trote que ha llevado en los últimos dos días, cuando su nieto Adrián de 3 años se lesionó el ojo derecho con la punta de un bolígrafo, la ha hecho correr como nunca. Pese a su cansancio, está tranquila y agradecida con Dios, y con los médicos del hospital que le salvaron el ojo al niñito quien, tras haber sido operado, se recupera satisfactoriamente y no quedará con dificultades para ver.

Este ha sido uno de los cientos de casos que han atendido médicos oftalmólogos que trabajan en centros de salud públicos que sirven de sede a la Misión Milagro, proyecto humanitario que inició el fallecido presidente Hugo Chávez Frías el 8 de julio de 2004, y que tiene como propósito brindar ayuda a personas de escasos recursos que padecen problemas de visión.

cita2

Aunque el Gobierno Nacional siempre ha hecho alarde de los alcances del programa y de los beneficiados, acceder a una consulta para ser evaluado, diagnosticado y recibir el respectivo tratamiento no es tan fácil como parece, ya que en el caso de Carabobo solo tres sedes funcionan como centro de este proyecto y no todo el mundo las conoce. En internet es poca la información que se consigue. Un asomo se encuentra en el área de oftalmología de la Chet, también conocido como el Hospital Central de Valencia; otro está en el Hospital Simón Bolívar de Mariara, municipio Diego Ibarra, y otro en el Hospital Militar de Puerto Cabello.

Como en todos los organismos del Estado, hay que llegar temprano. Madrugar, de ser posible, pero no en estos hospitales, sino en los Centro de Diagnóstico Integral (CDI), donde médicos —en su mayoría cubanos— pasen consulta de oftalmología. Es el requisito indispensable para que el paciente sea recibido en las sedes donde funciona la Misión Milagro. “Tiene que traer una referencia médica para que así le demos la cita para la consulta. Sin eso no se puede hacer nada”, afirma una trabajadora a quien se le preguntó por los requisitos para ser chequeado por un especialista.

La lista está pegada en una puerta del servicio. Se lee con claridad que, además de la referencia médica, el paciente debe presentar una copia de su cédula de identidad, escribir por la parte trasera del papel la dirección de habitación y el lugar de nacimiento, y llegar temprano, pues solo se reparten 40 números diarios. Al menos así funciona en la Chet.

En el CDI solo hay un requisito: llegar temprano, muy temprano. La señora Luisa María lo vivió en carne propia, ya que el día de la emergencia con Adrián, aunque llegó al CDI a las 6:00 de la mañana, no fue atendida sino hasta pasadas las 9:30 —cuando el especialista, con su acento extranjero, le dijo que el pequeño necesitaba una operación y fue remetido entonces al Hospital Central. “Además en el CDI solo reparten 30 números cada día y trabajan hasta las 12. Así funcionan las consultas con los cubanos”, relata la doña.

El nosocomio, en lo que a insumos oftalmológicos se refiere, cuenta con casi todo en esta área que parece una clínica. Al entrar al sitio, el frío del aire acondicionado, los pisos y las paredes limpias dan la sensación de que se está en otro lugar. Desarrollado. Trabajadores dicen que se ve así porque el servicio es nuevo. Sin embargo, la semana del 3 de agosto no hubo consulta porque parte del techo de la entrada se derrumbó debido a una gotera que perforó el cielo raso. “Gracias a Dios no nos pidieron mucho”, narra Luisa María, quien seguidamente recuerda que tuvo que pagar unos exámenes de laboratorio porque allí no había reactivos. También tuvo que comprar algunos medicamentos y adquirir la comida de ella y su hija, la mamá de Adrián, quien al fin apareció al día siguiente de la emergencia puesto que reside en Puerto La Cruz.

cita1

Para el estado Carabobo, así como para el resto de las entidades, existe una coordinadora de la Misión Milagro. Ella es el enlace entre el Ministerio del Poder Popular para la Salud y los hospitales sedes del programa. No quiere dar su identidad. Con un tono de voz amable y presta a colaborar, explica que el proyecto se encarga de fijar las intervenciones quirúrgicas en los distintos centros donde atienden tanto médicos venezolanos como cubanos. “Desde la Misión Milagro nos encargamos de buscar los recursos para que las operaciones sean posibles. Los pacientes solo deben seguir los pasos y, según la lista y las prioridades, se les realiza su intervención quirúrgica”, comenta.

En Carabobo, hasta el año 2012 se habían operado a más de 78 mil 500 pacientes. La cifra oficial para el año 2015 se desconoce, pero trascendió que entre marzo y julio fueron beneficiadas más de 100 personas, número que comparado con los 4 millones de operaciones mencionadas por el presidente Nicolás Maduro el pasado 26 de julio, resulta pequeño, por no decir minúsculo.

¿Y quiénes operan?

Cuando la Misión Milagro nació en 2004 miles fueron los cubanos que arribaron para atender las distintas patologías de la vista, así como fueron miles los venezolanos que llegaron a La Habana para ser intervenidos quirúrgicamente. En la actualidad no hay que viajar tan lejos para tener una mejor visión, ya que el Ministerio de Salud dota de recursos a los hospitales para que allí mismo sean atendidos quienes lo necesiten.

Lo que más se opera, por la alta demanda, son cataratas, glaucomas y miopías —son subsanadas con lentes intraoculares que compró Misión Milagro y que se otorgan de manera gratuita a los pacientes, evitando así que gasten hasta 15 mil bolívares en este insumo.

Sobre quiénes operan en el país, la coordinadora refiere que al mando de muchos quirófanos están médicos cubanos, según sea el caso y la especialidad. “Todo dependerá del diagnóstico y de la disponibilidad. Hay estados donde solo atienden venezolanos, pero para el caso de Carabobo contamos con el apoyo de ambos tipos de profesionales”.

Aunque sea poca la información que se maneja sobre este programa social, no se puede dejar de lado que es un “verdadero milagro” hacer que una persona que no veía bien ahora tenga una visión 20/20, o evitar que alguien quede ciego por completo. Para un diabético que haya sido liberado de un glaucoma las gracias siempre serán infinitas, y más si todo esto termina siendo gratis.

Publicidad
Publicidad