Como China y Japón cada vez más abrigan a nuevos ricos, los emprendedores inventan inusitados negocios para sacar provecho de sus fortunas: novios en alquiler, modales prestados, amigos inventados son tres ejemplos de las excentricidades amarillas
El día soñado de una mujer no tiene que estar atado a la presencia de un hombre. Al menos no si se contratan los servicios de Cerca Travel, una agencia de viajes especializada en paquetes turísticos para mujeres que quieren casarse, incluso sin tener novio. La particular empresa les ofrece a las desesperadas contrayentes organizar una boda ficticia. “La oportunidad de experimentar la sensación de ser una princesa en la hermosa y encantadora ciudad de Kyoto”, cuenta la página web. El parapeto, más bien teatro del absurdo, cuesta entre 2.825 dólares y 3.532 dólares —de 320.000 a 400.000 yenes— según las cifras del portal. El servicio se desprende del prejuicio y está dirigido a aquellas mujeres solteras que no están seguras de contraer nupcias en un futuro, las que solo anhelan modelar un vestido de novia, quienes no capturaron suficientes imágenes en su ceremonia real o cualquier otro propósito. La agencia no cuestiona razones.
El único requisito es disponer de dos días para vivir una experiencia literalmente de fantasía. La misión del primero es encontrar un vestido que encorsete la personalidad de la novia. La mayor diatriba es escoger entre uno de modelo clásico —blanco y de encajes— o un tradicional kimono japonés. La ilusión persiste el segundo día con una sesión de peinado y maquillaje, seguida de un photo shoot en el jardín japonés Shugakuin Kirara Sanso. Las fotos en solitario pueden cambiarse por la compañía de un novio ficticio si la clienta lo desea.
El tema nupcial es una perla para los negocios en Asia. Los novios que sí tienen intenciones reales de casarse, pero cuentan con pocos conocidos para invitar a la fiesta, no deben temerle a una boda sin concurrencia. En Japón las parejas pueden alquilar familia, amigos y hasta compañeros de trabajo falsos para incrementar el número de invitados. Por 173 dólares —23.000 yenes— Office Agents ofrece un asistente al evento. Por 44,10 dólares —5.000 yenes— adicionales esa persona puede cantar o bailar y hasta oficiar un discurso emotivo —que se puede garantizar con el pago de 88,20 dólares más.
La empresa tiene alrededor de 100 compromisos anuales para bodas y, aunque este nicho es el más demandado, no es la única opción en su gama de eventos. Aproximadamente 1.000 sustitutos están disponibles para asistir a funerales y seminarios si el cliente lo solicita. Incluso ofrece novios falsos para presentarlos a la familia y secretarias ficticias para simular un alto rango laboral. «Lo importante es que son personas normales (…) normal en el sentido de que son abiertos, limpios y parece que tengan trabajos normales», comentó Hiroshi Mizutani, director de Office Agents.
China no se queda atrás en las extravagancias comerciales, menos cuando su población adinerada sigue engrosando la lista de los “nuevos ricos”. En 2005 solo había dos ciudadanos chinos que podían llamarse milmillonarios y en menos de una década, según la revista Forbes, para 2013 ya había 168. Más oriundos del gigante asiático aumentan el crédito de sus tarjetas, pero los modales no siempre vienen incluidos. Sara Jane Ho es la heroína o más bien hada madrina al rescate. Ella fundó Institute Sarita como una academia privada en un prestigioso complejo residencial de Pekín donde enseña a los “nuevos ricos” desde cómo organizar una cena formal hasta el correcto pronunciamiento de marcas de lujo.
La joven de origen hongkonés expresa que “cada vez un mayor número de chinos viaja al extranjero, y se dan cuenta de que allí representan a su país. Nosotros les educamos para que entiendan mejor el mundo y puedan expresarse ante él”, explicó la fundadora de la escuela en una entrevista el año pasado. La matrícula de 2015 cerró con un aproximado de 100 estudiantes que pagan 14.561 dólares por cursos menores a dos semanas.
De acuerdo con World Wealth Report 2015, un estudio realizado por Capgemini y RBC Wealth Management, posiciona a Japón como el segundo país con mayor cantidad de personas ricas con un total de 2.452.000 residentes. El cuarto escalafón lo ocupa China con 890.000 adinerados. Este informe define como millonarios a quienes poseen como mínimo un millón de dólares en liquidez, sin contar el valor de su primera residencia y otros bienes de consumo.
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