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Pelé, el Rey

Desde su llegada a las canchas cariocas, el fútbol brasilero y del mundo nunca fue igual. Con 1.281 goles y tres Copas del Mundo sobre sus hombros, Pelé cumple 75 años hoy 23 de octubre, entre el recuerdo del jugador que alguna vez fue para sus fanáticos y contrincantes

Fotografía: AP
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Pelé, quizá el mejor futbolista del siglo pasado, cumple 75 años. Pero Pelé, con sus más de mil goles, su eterna camiseta 10, sus tres cuartos de siglo de fama, no siempre fue Pelé. Edson Arantes do Nascimento, nombre con el que fue bautizado, nació en un pueblo carioca llamado Tres Coraçoes, a pocas horas de las costas del Atlántico, el 23 de octubre de 1940. Rodeado de humildad por geografía y del aquel jogo bonito que lo definiría por consanguineidad –su padre fue delantero de fútbol semi profesional.

En el estadio Maracaná en aquella final del Campeonato Mundial de Fútbol de 1950 lo decidió. La derrota de la selección nacional frente a la selección uruguaya –el “Maracanazo” comandado por Ghiggia– fue su antes y después, su punto de quiebre y su punto de partida. «Un día ganaré el Mundial para ti», le dijo a su padre ante el 2-1, inexplicable para un país entero, inentendible, aparentemente irreparable. Lo que para muchos puede ser habladurías, una ilusión de niños, Pelé lo hizo tangible décadas después con la Copa del Mundo del 58, protagonista del triunfo de su país con tan solo 17 años y como debutante en el Santos Futebol Clube. El adolescente fue pieza clave en la final del Mundial de Suecia, en la que Brasil se impuso con un 5-2, dos de su autoría.

Los éxitos lloverían como las lágrimas de emoción de sus fanáticos con sus lanzamientos a puerta desde medio campo, sus regates sin tocar el balón y sus paradas antes de chutar un penalti. Ni Maradona y su mano de Dios pudieron con sus 1.281 goles anotados en 1.363 partidos, o las tres Copas del Mundo obtenidas en 1958, 1962 y 1970 –incluso cuando muchos desconfiaban de su desempeño a sus treinta años–, además de los 25 títulos nacionales e internacionales que le regaló al Santos. En el mismo Maracaná, donde le prometió a su padre la copa dorada de la FIFA, anotó su gol número 1000, en un penal en el que la tribuna entera apostaba a él, sin importar el color de la camiseta. Aunque no jugó contra los eternos rivales albicelestes, sino contra el Vasco da Gama, de la liga brasilera, la ovación fue multitudinaria. Brasil tenía a su O Rei.

Pelé se retiró del equipo con el que había jugado desde el 56 el 3 de octubre de 1974, antes de irse para el Cosmos estadounidense, en el que jugó hasta su retirada definitiva, en 1977. Desde entonces, Pelé fue embajador de las Naciones Unidas y ministro de Deportes del expresidente Fernando Henrique Cardoso en 1995-1998. Fue nombrado como Mejor Atleta del siglo XX por el Comité Olímpico Internacional en 1999 y la FIFA lo proclamó un año después el futbolista del siglo XX, basada en la opinión de especialistas y federaciones. Además, fue pieza clave en la consolidación del deporte rey en Estados Unidos, donde puso su empeño y guía en crear casi desde cero e iniciar una senda que ahora tiene a la selección gringa participando en campeonatos mundiales.

Pero otras disciplinas captaron su atención, como una carrera fallida de cantante y actor que duró menos que un tiempo extra. Nada de esto opaca su éxito en el balompié, aún vigente y recordado por sus contemporáneos y comparado a duras penas con Lionel Messi o Cristiano Ronaldo. Aunque haya dado sustos al mundo con varios procesos quirúrgicos – el más reciente en julio de este año cuando se realizó una cirugía de columna –, Pelé se mantiene sano, sonriente, invicto, entre el recuerdo de sus triunfos y derrotas, unas más que otras.

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