Opinión

¡Ponte tu boina, Tibisay!

Tibisay Lucena habló, confundió, se trabó, complicó y manipuló cuando dio la cara para explicar el cronograma estirado del referéndum revocatorio. Ya a la Presidenta del CNE la hemos visto con el brazalete tricolor que reivindica el golpismo y, luego de su exposición, queda claro lo que tiene en la cabeza: militancia

Tibisay reloj
Composición de portada: Ainhoa Salas
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No hay nada peor que un chavista enclosetado. De esos que se esconden detrás de una cámara de televisión sin periodistas presentes para decir, cual corderitos, que solo obedecen a la Constitución y las leyes cuando toda Venezuela sabe que lo único que le falta es una boina y una franela con los ojos de Chávez. De esos ejemplos hay muchos, pero nadie es tan descarado como nuestra “árbitro imparcial”, la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena.

La señora Lucena terminó de comprobar en su exposición sobre el referéndum revocatorio lo enclosetadamente chavista que es. En un saloncito donde no se le permitió el acceso a la prensa, reunió a toda la gente que sabía la iban a aplaudir –porque para el chavismo nada es más importante que una barra- a dar la explicación más complicada sobre la figura del referéndum revocatorio que se haya podido dar en la historia de las votaciones.

Los expertos en lengua Tibisay todavía no han logrado descifrar las láminas que la rectora presentó en su exposición. Que si el referéndum del 2004 se hizo en 319 días pero que el del 2007 se pudo hacer en 200 y entonces no se puede dejar pasar este día porque el coseno con la tangente de la perpendicular de la Cota Mil se desmorona y por lo tanto el 20% podría hacerse a finales de octubre y viene Estados Unidos a pronunciarse como si tuvieran alguna moral supranacional para opinar sin límite sobre los asuntos internos de un país soberano. Eso es todo. No hay preguntas.

Los expertos en lengua Tibisay también coinciden que a la señora Lucena solo le faltó hacer el saludito de las gimnastas olímpicas cuando se bajan de las barras paralelas.

¿Qué tipo de árbitro le comunica a un estadio completo que no sabe cómo serán las condiciones del juego ni el tiempo en que éste se llevará a cabo? Un árbitro enclosetadamente chavista. ¿Qué tipo de árbitro imparcial dice que el 20% de las firmas “podría” llevarse a cabo a finales de octubre? Un chavista que no le da la gana leer las leyes. ¿Qué tipo de árbitro le importa más lo que diga los Estados Unidos sobre el Poder Electoral que el 85% de los venezolanos que estima que la situación empeorará si Nicolás Maduro sigue en el poder? Una chavista con miedo a perder su dominio de poder. 

Uno se entiende mejor con la gente como Alejandra Benítez, la esgrimista derrotada en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro porque por lo menos está clara y no esconde su posición al decir: “Yo tengo las botas de Chávez y lo demás me importa un bledo”. Un poco cursi que se ponga una franela decorada con los anillos olímpicos y los ojos de Hugo, pero el buen gusto jamás ha sido el fuerte del chavismo. Su actitud altanera es reprochable y jamás se podrá estar de acuerdo con su posición política pero por lo menos no se anda con pendejadas como lo hace Tibisay Lucena.

Si Lucena se quitase el caretón y dijera las cosas frontales como lo hace Alejandra Benítez, por lo menos todos estuviéramos más claros que el referéndum revocatorio no va, como dice el verdadero presidente del CNE, Jorge Rodríguez, ni en el 2016 ni en el 2017 ni nunca. Lo más claro que dijo Tibisay Lucena en toda su alocución fue: “Pierden su tiempo quienes creen que por la vía de la presión política mellarán la voluntad de cumplir y hacer cumplir la ley en resguardo de la República y la estabilidad del país”.

De ser eso así, señora Lucena, lea usted misma lo que dice la Ley. El Consejo Nacional Electoral de Venezuela no está mandado a hacer sino para árbitros imparciales. Póngase su boina, exprese su afinidad por el chavismo y renuncie o actúe como el árbitro que juró ser y convoque a referéndum de una buena vez. 

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