Cultura

Ratón y vampiro: del papel a las tablas

Cuando las páginas de un libro se acaban y un niño, que es lector, cree haber terminado la aventura contada, se abre el telón y se presenta: Ratón y Vampiro. Es el cuento de Yolanda Pantin adaptado al teatro por Vyana Preti

Fotografía: Antonella Palumbo, Maki Ochoa y Raquel Cartaya
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Entre luces y aplausos se presenta “Ratón”, el personaje que su creadora, Yolanda Pantín, nunca pensó ver en carne ni en papel maché. El cuento Ratón y Vampiro, antojo de su imaginación, fue editado por primera vez en 1993 por la editorial Monteávila. Luego de más de una década, la publicación llegó a manos de la cabecilla de la Editorial Lugar Común, Garcilaso Pumar e hizo que cobrara vida, otra vez, pero en una nueva versión: a modo de libro cuenta cuentos. El concepto de Pumar tenía como propósito reunir cada una de las peripecias de Ratón y Vampiro —que la autora anteriormente había vendido por separado. Y como todo merecía remozarse, el ilustrador, Jefferson Quintana, renovaría su imagen con un diseño innovador y dibujos de colección.

Lo que este clan no había imaginado era que la esposa de Garcilaso, Vyana Preti, ojearía el resultado. Riéndose del destino, Vyana comenta: “cada vez que mi esposo tenía una reunión con Yolanda, yo me coleaba y escuchaba todos sus planes. No pude aguantarme y le planteé poner la fábula en el escenario”. Y es que la sencillez pero a la vez profundidad de los personajes la sedujo y la llevó a crear el ambiente ideal para que Ratón corriera sobre las tablas y Vampiro volara entre las tramoyas. Desde entonces es la directora de la pieza que, desde 2012, ha agotado las temporadas —con la mayoría de las funciones a reventar.

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La obra cuenta la historia de un Ratón y un Vampiro con gustos muy diferentes. A lo largo del camino se acoplan en una buena amistad. Más allá de lo visible, la puesta en escena es una invitación a que los niños reflexionen y se conviertan parte del espectáculo.

La retroalimentación entre los libros y el teatro es una puerta que se abre para incitar a los niños a leer o a sentarse en una butaca. Apreciar el relato favorito.

“Quisimos hacer una escenografía que pareciera hecha por niños. Recreamos un mundo de ilusión para ellos” comenta el también director de arte, Jefferson Quintana.

Ratón y Vampiro es uno de los libros infantiles más vendidos del país. Y también ha sido galardonado con menciones honoríficas en Madrid y Bratislava en la muestra de diseño Bienal, logrando semanas de exposición en estos países. Y porque los vítores no son suficientes, el montaje recibió, de la Asociación de Críticos de Teatro, premios en la categoría a “Mejor iluminación” y “Mejor actriz de reparto”.

A pesar de todo el tiempo en la cartelera, la ovación sigue retumbando a sala llena. Su actual temporada, en el Centro Cultural BOD, culminará el siete de septiembre. Pero deja abiertas las puertas para las próximas funciones en diciembre. Pronto los organizadores confirmarán su fecha.

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