Entrevista

Ricardo Del Bufalo, un optimista irreverente

Es guionista del programa radial Calma pueblo y de El Show de Bocaranda que se transmite por VivoPlay. Colabora además con El Chigüire Bipolar y canta. Ricardo Del Bufalo estrenó el tema “La MUD y yo” que combina su pasión por la música y la comedia. Defiende la risa en tiempos sombríos. Para él, “el humor nos salvará”

Fotografías: Harold Escalona
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Hacer comedia en un país en el que un avestruz zanquea como si nada en las calles de El Hatillo o en el que le hackean la cuenta de Twitter a Yordano para decir que está muerto, cuando en realidad está más vivo que el intergaláctico es una osadía. En Venezuela, el juicio en ausencia de la Fiscal General para declarar su insania mental o el sobrevuelo de un helicóptero pilotado por un efectivo de la policía científica con pinta de Rambo puede ser una cortina de humo, un chiste o la más pura realidad. El absurdo campea a sus anchas, pero todavía hay humoristas, como Ricardo Del Bufalo, que se abren campo en la comedia con más éxito que  Katherine Harrington queriendo entrar en el Ministerio Público en el maletero de un carro.
Este guaro de 25 años de edad quería ser músico antes que humorista. Halló la manera de juntar ambas vocaciones a través de la comedia musical. Tiene la aspiración de hacer un disco, con ocho canciones cómicas, cuatro de las cuales ya ha estrenado en el programa radial de La Mega Calma pueblo, donde es guionista desde el año 2015. Va al ritmo que el país le permite. Su tema más reciente se llama “La MUD y yo”, en el que resume la historia de amor y desamor que tiene el país con la oposición y sus contradicciones. “Creo que es algo con lo que nos sentimos identificados porque a veces los amamos y a veces sencillamente no los queremos ver. Es una relación de amor, por eso quise escribir esa canción”.
El amor puede asumir muchas formas y Del Bufalo —con d mayúscula y sin acento en la u— afirma ser un creyente del poliamor. Es por eso que al final de la trova arma a unas cuantas parejas que incluyen a Capriles con María Corina, a Ramos Allup “con su esposa sifrina” y a Julio Borges con Freddy Guevara. “Creo en la bandera LGBT, y como Julio y Freddy representan los dos partidos nacientes más importantes pienso que deben darse cariño mutuamente”, justifica en chanza el joven que ya ha estado envuelto en polémicas por algunas de sus bromas. Por ejemplo, cuando aludió a la axila de Miss Canadá, en el Miss Universo 2017, a la que bautizó como el “sopapo” —la unión entre la axila y la vagina. Ella le dijo grosero, él la llamó sexy y se defendió con otra canción.

Si por Del Bufalo fuera, esto, lo cotidiano, sería su principal materia prima. No la política. No porque denigre de ella, por el contrario, le gusta, le fascina, y fue con lo que empezó a hacer humor. Se recuerda como un adolescente de 15 años leyendo los artículos de Laureano Márquez y carcajearse a medida que su cerebro procesaba las palabras. “Yo quería hacer eso”, confiesa su admiración. No obstante, completa: “Hacer humor sobre cosas cotidianas, sobre relaciones de pareja, sobre mi mamá, me alegra un poco más. Yo quisiera hablar de estupideces. Vivir en un país en donde yo pueda disertar de los pelos en el jabón por tres horas. Me encantaría. Si fuera por mi yo no hablaría de política, porque hablar de política significa que la política se nos metió en la vida privada, al punto que no podemos salir de ella”.
Tanto así, que a su juicio, el humor político ronda el precipicio del lugar común. “En Venezuela no hay ningún comediante que no haga humor político. De hecho, hay algunos a los que no les gusta y tienen que meterse obligatoriamente a hacerlo porque es lo que la gente espera”.

El humor salva
A este Licenciado en Comunicación Social y ganador del Primer Torneo Nacional de Stand-Up Comedy la política le ha dado sus réditos. Se le conoce por su imitación a los dirigentes de oposición Henrique Capriles Radonski y Henry Ramos Allup, aunque de este último Manuel Silva, uno de los conductores de Calma pueblo pareciera tener la exclusividad. Al escuchar esto, Del Bufalo cambia el semblante y asume el del dirigente de la bancada adeca. Su voz se envejece unas muchas décadas y suelta: “Bueno, chico, bueno, si alguien sabe hacer a Ramos Allup es Manuel, pero yo le hago la competencia. A él no le gusta admitir que yo también tengo lo mío, chico…”.
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Responde que de tener que imitar a alguien del gobierno, lo intentaría con Hermann Escarrá. De nuevo cambia la pose, y esta vez remeda el habla pausada y engolada del abogado: “Tenemos un pasticho constitucional. El artículo 350 significa que tenemos 350 láminas de pasta en el pasticho”. Para él, Escarrá “es ahorita el tipo más cínico en el gobierno. Uno ve a un Diosdado, a un Jorge Rodríguez y su sonrisa, pero uno escucha a Escarrá y es otro nivel. Es un tipo que decía en 2007 que esto era una dictadura, y ahora defiende al gobierno de una manera tan absurda. Entonces, me parece un personaje digno de ridiculizar”.
Del Bufalo sigue creando aunque el país le juegue en contra. Reconoce que los más de 100 días de protestas, los asesinatos y la represión a veces lo dejan seco de ideas y, sobre todo, de ánimo. “Me destrozo, me pongo triste, me da rabia, me da impotencia y yo no puedo escribir así, y tampoco pretendo hacer reír, mucho menos sobre ese tipo de cosas. Puede que yo este escribiendo un sketch sobre la OEA y matan a un chamo en una protesta. Entonces no puedo. Uno es comediante, pero no está todo el tiempo haciendo chistes, ni de buen humor. Es dificilísimo hacer humor en estos momentos”. Pero continúa.
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No desiste porque está convencido de que el humor salva, de que es una ayuda para sobrellevar la crisis: “En estos tiempos mucha gente dice que no es momento de hacer chistes, que no es momento para reír porque la situación está muy grave, pero yo creo que la situación está muy grave desde hace muuuucho tiempo. Se dijo esto mismo en 2014 y se ha dicho antes. Estamos totalmente tensos. Estamos en la calle y de repente hay una batalla campal en medio de la autopista y matan personas; todo por razones políticas. Es una guerra que no llega a ser guerra, pero yo creo que el humor ayuda a descargar. Es como un tanque de gasolina que hay que llenar. Nos energizamos y volvemos a salir. La gente cree que cuando uno se ríe va a dejar de protestar. Algo así como que ‘ya el gobierno me parece que lo está haciendo bien porque me reí’. ¡No! la gente cree que una cosa mata la otra porque si uno se ríe sencillamente ya no está bravo, y no es así. Más bien estar bravos todo el tiempo nos lleva a pelear, a la agresividad, a las armas, a la violencia y yo me rehúso a eso. Yo no quiero eso”.

Preguntas y respuestas
Además de ser guionista de Calma pueblo, Del Bufalo trabaja con El Show de Bocaranda que se transmite por VivoPlay y colabora con El Chigüire Bipolar y El Mostacho. El 9 de julio presentó la última función de #VIRAL, el stand-up comedy en el que le acompañan Kabeto y Rolando Díaz, y ya prepara un nuevo show que “si hay país” presentará a finales de año, en el que le acompañará el segundo. Como el resto de los venezolanos, está a la expectativa de lo que suceda el 30 de julio con las elecciones para la asamblea nacional constituyente, que compara con el apocalipsis. “Es como cuando los Mayas dijeron que en 2012 se iba a acabar el mundo. Yo siento que el mundo va a seguir y vamos a despertar al día siguiente normal, no va a haber mucho rollo, pero todo va a cambiar desde el punto de vista político”.
¿Hay algo con lo que no se juega? Con lo que no se hace chiste
—Debe haber. Creo que se puede hacer chiste de todo, pero depende mucho del momento. Woody Allen decía que la comedia es tragedia más tiempo; yo estoy completamente de acuerdo. No puedes hacer chistes sobre el 11 de septiembre, el 12 de septiembre, ni el 15, ni el 20… Ni el año siguiente. Tienes que esperar un tiempo, ahorita ya hay chistes del 11S. Muchas de las cosas de las que nos reímos son tragedia, son drama, y creo que tenemos derecho de hacerlo, porque nos ayuda a mantenernos cuerdos.
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¿Hay temas en la radio o televisión que sean vetados, de los que no se habla?
—Sí. Hay temas de los que no podemos hablar por miedo. Nosotros mismos decidimos no hablar del narcotráfico y toda la maraña que tiene con la política. Lo manejamos con mucha cautela porque es peligroso. Hablar de Chávez también es complicado porque es el tema que más le duele al gobierno. A veces es importante criticarlo, sobre todo porque es el causante de todo este desastre, pero siempre con respeto. Chávez podrá ser supremo y eterno para el chavismo, pero fue un presidente más para la historia de Venezuela y hay que juzgarlo desde ese punto de vista. Fue un Presidente y tiene que estar en tela de juicio todo el tiempo.
Para ti, ¿cuál sería un mal chiste?
—El que no me hace reír, y el que sencillamente ofende por ofender. El que no dice nada nuevo. Eso para mí es un mal chiste. Si hay algo para lo que no estamos es para un mal chiste. Si, como dice la gente, este no es un momento para reír, entonces es un momento para no hacer malos chistes.
Y qué pasa cuando la realidad es más absurda que El Chigüire Bipolar
—Eso pasa. Mucha gente dice “esta noticia parece del Chigüire”. Significa que estamos muy mal, que estamos muy grave, que tenemos una realidad muy absurda. Tenemos dos vicefiscales. Vamos a tener dos fiscales. En qué país cabe eso. Dos Venezuela paralelas. Siempre podemos estar peor. Esa es la única garantía que tenemos. Siempre hay un foso más grande donde caer y el humor nos puede dar un respiro para decir: “no estamos tan mal”, o sí. Sencillamente sí estamos mal, pero reírnos nos hace seguir adelante.
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