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Rodrigo Abd, el Premio Pulitzer que no le gusta a Maduro

Fotoperiodista argentino de amplia experiencia, Rodrigo Abd se ha destacado por cubrir noticias alrededor del globo. Ganador del Premio Pulitzer por su cobertura de la guerra en Siria, y receptor del Moors Cabot en 2016, ha trabajado en Caracas, de donde fue amenazado con deportación por el gobierno de Nicolás Maduro para que no cubriera la “Toma de Venezuela” Rodrigo Abd llegó a Maiquetía el martes 25 de octubre acompañando a un grupo de periodistas de Perú: Ricardo Burgos, Leónidas Chávez, Ricardo Venegas y Armando Muñoz. Al llegar a la terminal internacional del principal aeropuerto de Venezuela, fueron requisados e interrogados sobre el propósito de su visita al país. Fueron pasados al “cuartico”. Poco importó la trayectoria del experimentado fotoperiodista nacido en Buenos Aires el 27 de octubre de 1976, que comenzó su carrera en los periódicos argentinos La Razón y La Nación, desde 1999 hasta 2003 cuando comenzó a contar historias desde Guatemala con la agencia Associated Press. Desde entonces, AP lo ha escogido para cubrir asignaciones especiales, comenzando con la guerra en Afganistán. En su portafolio, Abd cuenta con fotografías de la crisis política de Bolivia, el terremoto de Haití en 2010, la guerra de Libia en 2011 y el conflicto armado en Siria, desde 2012. Fue por esta cobertura que el argentino de ascendencia siria obtuvo el Premio Pulitzer en 2013. También ha sido premiado con el World Press Photo y el POYI, entre otros.

Fotografías en el texto: Rodrigo Abd
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A comienzos de 2016, Abd también recibió el María Moors Cabot a la excelencia periodística –el premio de periodismo más antiguo del mundo, fundado en 1938 en la escuela Columbia de Estados Unidos- por contribuir a la comprensión de las relaciones interamericanas. La declaratoria de entrega califica su trabajo como uno que “ilumina los asuntos sociales urgentes de Latinoamérica” y asegura que el fotógrafo “invierte largas horas y se expone a riesgos extraordinarios para adentrarse en la vida de sus sujetos, como en los barrios de Caracas y Guatemala donde reveló el culto a la violencia de las bandas delictivas”.

De hecho, en Venezuela, Rodrigo Abd ha tenido varias coberturas sociales y políticas. Participó en la cobertura de las elecciones presidenciales de Venezuela en 2007, la primera derrota del chavismo, y en 2012, la última elección de Hugo Chávez. “Yo pisé Venezuela por primera vez cuando Chávez perdió el referéndum constitucional. Me gustó Venezuela, me gustó mucho cubrir las noticias en Venezuela, se toman mucho los procesos políticos. Estuve cuando Chávez ganó la última elección y luego cuando ya estaba muy enfermo. Me gustó hacer la caravana desde Barinas hasta Caracas. También estuve cuando las guarimbas”, indicó Abd para una entrevista a Sumarium.

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La cámara del argentino también supo fotografiar el duelo por la muerte del expresidente Chávez en 2013. Viajó de nuevo a Caracas para registrar el funeral, y los acontecimientos que se desembocaron entonces. Por eso, enamorado de la tumultuosa realidad venezolana, nunca dejó de anunciar sus ganas de cubrir noticias del país nuevamente. Pero el gobierno de Venezuela lo esperaría con los brazos menos abiertos. Pero al gobierno de Nicolás Maduro no le gusta que lo retraten, tampoco que muestren fuera del país los alcances de la protesta opositora. Por eso, decidió declarar como “inadmisibles” a los reporteros que venían acreditados por la cadena mexicana Televisa, por no portar un permiso especial de trabajo que debe emitir el Ministerio de Comunicación e Información. Así, fueron “retenidos en una sala del aeropuerto”, según se dio a conocer, donde fueron visitados por el cónsul general del Perú en Caracas.

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“Quiero trasmitir a la población peruana que los periodistas retenidos en Maiquetía se encuentra bien, quiero señalar y ser enfático en que no han sufrido ninguna agresión”, remarcó el diplomático el martes 25. El consulado de Perú en Caracas comenzó las diligencias para “lograr la autorización de ingreso a territorio venezolano y que los periodistas puedan llevar a cabo su tarea”, pero no pudo lograr tal cometido, visto que el Minci no entregó los permisos. Esos papeles han sido solicitados por otros equipos periodísticos de varias nacionalidades y, en muchos casos, quedan sin respuesta de la autoridad abriendo la ventana a la posible expulsión de los enviados si el Gobierno lo considera necesario. Fue el mismo esquema aplicado el 30 de agosto pasado, previo a la marcha opositora del 1º de septiembre, cuando prohibió el ingreso al país y activó la posterior deportación a un equipo de la cadena Al Jazeera proveniente de Argentina, a Jim Wyss, del diario Miami Herald, y a enviados de Caracol Radio de Colombia, Le Monde de Francia y NPR de EEUU. En aquel momento, el entonces ministro de Comunicación, Luis José Marcano, declaró que “tenemos información de que vienen o pretenden ingresar a nuestro país para cumplir tareas sumándose a los planes violentos de algunos sectores de la derecha, cosa que nuestro país, como cualquier país soberano, no permitiría”.

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En la mañana de este 26 de octubre de 2016, mientras las ciudades del país se llenaban de manifestantes, los reporteros internacionales, incluyendo a Rodrigo Abd, esperaban en Maiquetía la llegada del avión que los sacaría del país, expulsados e impedidos de informar los sucesos en Caracas. “Declarado inadmisible por Venezuela, hemos sido expulsados del país hermano. En muchas oportunidades sentí nudos en la garganta ante tanta injusticia, hoy sentí caer la guillotina sobre mi cuello y para colmo de los males tendremos que dormir en el piso del aeropuerto”, escribió Leónidas Chávez antes de abordar el vuelo que los sacó del territorio venezolano. En la misa aeronave partió, obligado, Abd aun cuando su estancia en Venezuela sería para hacer reportajes especiales, más allá de la «Toma de Venezuela».

Horas más tarde, a Abd se le permitió el ingreso al país. El equipo de Televisa no corrió tal suerte, pero el argentino pudo llegar a Caracas y fotografiar la «Toma de Venezuela». Quizá el ruido de expulsar del país a un Premio Pulitzer puso a correr a más de uno en el Minci.

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