Opinión

Se solicita Presidente

Se solicita Presidente con carácter de urgencia para país tropical cuyo territorio está a punto de quedarse mocho, su gente sin esperanzas y su gobierno sin el cambur

Fotografía: Mercedes Rojas Páez-Pumar
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Se solicita: un hombre o mujer; mayor de treinta años; que no sea ni cura, ni monja, ni vicario de Tucupita, ni la Novicia Rebelde; nacido o nacida en Venezuela —aunque se sospeche que este requisito no sea taxativo. Que no haya robado ni un Cri-Cri en primaria. ¿Por qué? Para que a partir del 2019 ejerza las funciones de Presidente o Presidenta de la República o del Repúblico.

Dicho presidente será Jefe del Estado y Jefe del Gobierno. Esto es un plus que ni la Reina Isabel II de Inglaterra ni el Rey Felipe VI de España poseen. Ellos son solo jefes de Estado. Así que considérese afortunado que aquí usted haría de todo. Cortaría cinticas para inaugurar monumentos pero también daría la orden para que nos caigamos a piñas con otro país. Eso sí, cero coronas porque para eso están nuestras Misses.

Su duración en el cargo sería de seis años. Si es adicto a las series de televisión puede tomar como referencia que su gobierno va a durar lo mismo que permanecerá Downton Abbey al aire, o Sex & the City o lo que duraron Wanda y Jalimar en El Club de los Tigritos. Si pasan esos seis años y usted siente que no lo hemos criticado lo suficiente y que todavía tiene ganas de calarse un desfile más del 5 de julio, pues adelante. Aquí se permite la reelección indefinida pero tampoco se vaya a asentar, pues. Se busca un presidente, no un emperador sin plan de jubilación en el IVSS.

Si decide postularse a este cargo, es importante que tome en cuenta que usted será responsable de sus actos y del cumplimiento de sus obligaciones. Nada de decir que una iguana se comió un cable y por eso no hay luz en el país. Nada de culpar a los Estados Unidos por la falta de detergente. “Cero uno” con culpar a la oposición por un plan magnicida que usted se robó del guion de Rambo IV.

Si usted impuso un control cambiario y no funciona, la culpa es de usted. Si se pierde así sea una distancia del tamaño de la tablita de la Virgen de la Chinita en el territorio del Esequibo, Venezuela no va culpar a nadie sino a usted. Si ordenó militarizar las represas para prevenir el sabotaje y el servicio de agua cierra el grifo en Aragua, Miranda, Guárico y una casa del Country Club, la culpa es de usted. Ok, de repente la casa del Country no porque quien le manda a esos millonarios a no construirse un tanque debajo de la mansión, pero para todo lo demás el responsable no es la oposición ni Bush, Álvaro Uribe o Fernando de Aragón.

Una vez que en la Asamblea Nacional le hagan jurar por la Constitución —que usted jamás de los jamases le va a regalar más nada a esa otra nación isleña del viejo barbudo que usa monos Adidas— esperamos que se ponga a trabajar y no sepamos mucho de usted. Esto quiere decir que no queremos que se encadene en televisión. Si quisiéramos a alguien en televisión contrataríamos de nuevo a Luis Chataing. Las comparaciones son odiosas pero otro presidente le notificó al mundo —sin encadenarse- que habían atrapado y matado al terrorista más grande del siglo XXI en 9 minutos 28 segundos. Queremos eso, brevedad. Esto es un país, no una junta de condominio.

Puede nombrar a todo su gabinete de gobierno pero no con nepotismo. Que su prima haga un mondongo de rechupete no significa que está calificada para ser Ministra de Alimentación. Si un tío siempre ha querido conocer París no implica que le venga bien un cargo como embajador. Escoja a gente mejor preparada que usted. Personas que le digan la verdad de cómo se bate el cobre; pa’ focas, el circo de los Hermanos Valentino.

Debe también dirigir las relaciones exteriores de la República y celebrar tratados internacionales. Esto quiere decir que si usted firma un convenio a favor de los derechos humanos, el primero que los debe respetarlo es usted. Sobre todo entender que estos derechos no prescriben en el tiempo y así pasen cincuenta años y ya usted no esté en la presidencia, un preso político puede demandarlo por impedirle las libertades consagradas en la Constitución. Si considera este cargo, anote ahí en un Post-it y péguelo en su nevera: “1. Respetar Derechos Humanos. 2. Comprar leche”.

Venezuela espera que entienda que el uso de la Ley habilitante es excepcional y para casos específicos. Que la Fuerza Armada sirve para el resguardo de la seguridad de la nación y no de la reja de un supermercado donde llegó la harina P.A.N. La Hacienda Pública Nacional no es su caja chica, el situado constitucional no es discrecional si no le cae bien gente como Henrique Capríles y que no se puede decir: “¡Exprópiese!” a la ligera porque usted no es dueño de finca.

Si no se roba los reales, la compensación económica para este cargo es una miseria. Muy probablemente salga de esto con problemas gástricos, intolerancia a la cafeína y severos problemas de sueño. Pero la necesidad de tenerlo a usted en el cargo es urgente. Verá, nadie puede ser tan malo como el que está montado en la silla presidencial en este momento. Nadie ha arrasado más con la tierra, herido más a un pueblo y creado un gobierno más enredado que el final de la telenovela La Viuda Joven. Nadie.

Así que piénseselo y considere planificar su candidatura para el futuro. Tiene tiempo para reflexionar. Heredará a la peor economía del mundo. Al país con más homicidios per cápita que cualquier nación en guerra, el mismo número de pobreza que existía en el año 2000 y un gusto preocupante entre la población femenina por la lycra amarilla. Pero, ¿quién dijo miedo? Cuando se toca fondo no hay otro lugar a donde ir sino hacia arriba. A fin de cuentas, considerando lo actual, ¿qué tan malo puede ser usted?

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