Íconos

Sofía Vergara domina a "La Toti"

Escultural y sonriente, la colombiana hace gala de cómo alcanzar el "sueño americano" o, al menos, la exposición global deseada por muchos intérpretes. Con 43 años cumplidos, y su acento latinoamericano rampante, está en el Olimpo

Fotografía: AP images
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Entre carcajadas a mandíbula batiente, comentarios altisonantes y exposición corporal, Vergara es la viva imagen de la muchacha de un pequeño país latinoamericano que a pesar de su poca agudeza ha logrado abrirse camino en el mundo hollywoodense. Pero a «la Toti», como le dicen sus allegados, la caracteriza en verdad es la paciencia y la observación. Saber ver para saber decidir. Y no es nada tonta.

Habiendo estudiado Odontología pero dejado a un lado tal camino para adentrarse en el show business, Vergara hoy es una de las actrices de televisión mejor pagadas del planeta y la punta de lanza de una marca registrada que mueve millones, convirtiéndola en la figura latina más influyente del mundo, según certifican publicaciones como Forbes.

Convertida en una zar de la moda femenina, y como llave fundamental de la estrategia de Fox para el público latinoamericano, a través de «Modern Family», Vergara además dedica tiempo a promocionar a terceros. Su agencia de talentos LatinWE factura en grande y promete repetir historias, aunque nunca la suya.

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Todo un personaje

La biográfica de Sofía es única. Nacida en la clase media de Barranquilla, lució su cabellera rubia durante sus primeras dos décadas de vida, hasta que se dio cuenta que el mercado norteamericano valora mejor a las latinas morenas, siguiendo la estela de Salma Hayek. Además, habla perfecto inglés aunque en pantalla muestre una pronunciación deficiente, y hasta peor.

Vergara se dio cuenta que su público prefiere a gente que hable mal -«como ellos», dijo alguna vez- a alguien que busque articular como un Lord. También dejó de lamentarse de su abultado busto adolescente y lo convirtió, en el reino del plástico y el retoque fotográfico, en una moneda de cambio. Tanto, que en los Emmy 2014 se permitió subir a un pedestal rotatorio para mostrarse cual objeto del deseo. Mucho deseo. Las criticas se las tomó con ligereza, porque es su cuerpo y lo ha sabido alimentar, literalmente, luego de que en años juveniles usara hasta doble pantalón para lucir menos delgada.

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De profunda convicción católica, se sintió regañada por las religiosas de su comunidad luego de mostrarse en aquella playa, y buscó que el párroco de su iglesia local le permitiera continuar su carrera. Fue la misma religiosidad que la llevó a bautizar en el catolicismo a su primer hijo, Manolo, nacido en 1992 cuando la actriz tenía apenas 20 años.

Su mayor atractivo

La primera vez que sus carnes fueron escrutadas por alguna audiencia fue en 1989, cuando a sus 17 años protagonizó un anónimo comercial de Pepsi en su natal Colombia. El director Mario Mitrotti dirigió aquella cuña donde se apreció su belleza, en contraste con su -entonces- timidez. Aún hoy dice que preferiría tener menos redondeces, que a ratos no le gusta su propia figura, pero no ha hecho nada al respecto. No es nada tonta.

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Aún siendo una modelo buscada pero de nombre poco público, le tocó animar el festival Viña del Mar 1994 y repitió al año siguiente. El asunto le dio una proyección internacional inusitada y le abrió las puertas de Estados Unidos y de Univisión, casa donde no ha dejado de flotar. Allí animó dos programas matutinos y lo llegó a combinar con la realización de su primera telenovela, «Acapulco, cuerpo y alma». Allí también aprovechó su fenotipo para presentar programas como «Fuera de serie» por tres años (1995-1998), donde no pocas veces se mostró en diminutos bikinis.

Mudada por completo a Miami con toda su familia, y luego del asesinato de su hermano en Bogotá, dejo de comer carne porque el sabor se le hacía distinto al conocido hasta entonces.  Siguió actuando y presentando. Dominando la pantalla. Hasta que el director Barry Sonnenfeld le ofreció debutar en cine con «Big Trouble» , con todo y mudanza a Hollywood, donde ahora reside.

Ha actuado en Broadway, en campañas humanitarias y en la versión colombiana de «Desperate Housewives», pero fue en Los Ángeles donde logró el -hasta ahora- rol más exitoso de su carrera audiovisual, Gloria Delgado-Pritchett en «Modern Family», el summit de su presencia en pantalla, que le dio 5 nominaciones al Globo de Oro, amén de las postulaciones al Emmy y a los SAG.

Con 83 millones de dólares en fortuna neta, según Celebrity Net Worth, y una producción anual de al menos $37 millones, según Forbes, celebra hoy sus 43 años cumplidos, jurando nunca haberse hecho ni un retoque estético. «Cuando tenga 45 quizá lo piense», lanzó alguna vez.

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