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Como si nada, la dictadura chavista se consolida en Venezuela

El chavismo encabezado por Nicolás Maduro consolida un modelo de control, con partidos políticos "opositores" a su medida. Las elecciones legislativas de finales de año serán el cerrojo para confinar los últimos destellos de democracia, coinciden analistas y así lo corroboran las evidencias

bandera roja oposición
EFE/ Rayner Peña
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Nicolás Maduro acaba de dar pasos decisivos para consolidar en Venezuela su régimen totalitario, militar-cívico. Es una dictadura «light» en la que solo se tolera una oposición domesticada y encubierta, coinciden analistas ante las evidencias recientes.

El chavismo refina su estrategia de apoyarse en todas las instituciones del Estado que controla a sus anchas, para imponer su modelo. De esta forma se dispone a extinguir lo que quedaba de la oposición política. También, se crea una cama legalista en la cual perpetuarse en el poder sin instituciones que le hagan contrapeso.

Maduro insiste en que lo tiene sin cuidado que le digan dictador o no, porque no lo es.

El 20 de mayo de 2018 se eligió en unas presidenciales desconocidas por la comunidad democrática internacional, porque de ellas estuvieron proscritos los principales partidos opositores. El propio Maduro las convocó fuera del lapso establecido por la Constitución Nacional.

En medio de la altísima abstención, se hicieron virales videos de Maduro saludando a una multitud inexistente en un centro de votación.

Este proceso continuo incluye un fujimorazo contra el Congreso opositor. Ahora el chavismo echa mano a expedientes comunes en las dictaduras comunistas de la antigua órbita soviética, como la Alemania del Este.

En la República Democrática Alemana, el régimen socialista creó hasta sus propios partidos, con siglas similares a los de los opositores que habían sido proscritos y perseguidos.

Por estos días de junio, en la Venezuela del siglo 21 el régimen expropia las siglas y estructuras jurídicas de los partidos de la oposición y se los asigna a sus acólitos y socios que quieren darle un barniz democrático y plural al sistema político.

Diciembre: mes cero

Es la antesala de una elecciones parlamentarias en las que solo participarán chavistas, con o sin disfraces.

En 2017, el consultor político Georg Eickhoff, doctor en Historia Moderna que vivió de 2008 a 2013 en Caracas, advirtió sobre estos paralelismos.

Su artículo fue tajante:

“¿Qué sigue para los partidos políticos en Venezuela? La Asamblea Nacional Constituyente perfeccionará la dictadura. Queda fuera de duda el rol determinante del PSUV” (Partido Socialista Unido de Venezuela).

La Asamblea Nacional Constituyente es un organismo paralelo, creado en 2017 por Maduro para usurpar las funciones del parlamento opositor. Se eligió sin que mediara un referendo para que los votantes decidieran si querían una nueva constitución.

En realidad, esa Constituyente “soberana y originaria” le permite a Maduro gobernar por decreto y con poderes absolutos.

Pero este organismo no redactó ni un solo articulo de una nueva Carta Magna.

Desde que se creó, el ente formado por medio millar de militantes chavistas y presidido por el capitán Diosdado Cabello, el número dos del chavismo, es rechazado por la comunidad democrática internacional.

Pero eso al chavismo poco le importa.

Historia del futuro

“Los otros partidos pueden participar en elecciones mientras el partido del Estado controle el poder, muy especialmente el poder militar y los alimentos. No sería la primera vez que, en plena dictadura socialista, haya otros partidos distintos al partido dominante, el cual dirige la ‘dictadura del proletariado’”, escribió Eickhoff en su artículo de 2017.

Desde entonces, el chavismo proscribió a los principales partidos políticos como Voluntad Popular, Primero Justicia y Acción Democrática. También a sus dirigentes históricos, como Leopoldo López, Henrique Capriles y Julio Borges.

Con las sentencias del también chavista Tribunal Supremo de Justicia, el chavismo se apropia de las casas tras haber desalojado a sus habitantes.

El régimen también se nombra un nuevo Consejo Nacional Electoral, un «ministerio de las Elecciones», como lo llaman los más sarcásticos.

Según la Constitución, es al Poder Legislativo al que le corresponde nombrar y aprobar la directiva del Consejo Electoral.

Elecciones cantadas

Ahora, la directiva del que se supone es un poder independiente del Estado está presidida por ex magistradas del Tribunal Supremo de Justicia. Dirigentes opositores definen a la máxima corte como «el bufete» particular del régimen.

En el futuro, ni siquiera guardarán las apariencias del organismo que era encabezado por Tibisay Lucena, una de las más abnegadas herederas de Hugo Chávez.

De esta manera, se fortalece la impronta del militar golpista que transformó la historia venezolana y cuya doctrina tiende a mantenerse indefinidamente, en un concepto de “chavismo forever”.

La sola posibilidad de que se mantenga el mismo modelo político y económico espanta a las mayorías. Ya los resultados de la economía y la sociedad venezolana son los peores para cualquier país del mundo en tiempos de paz.

El lobo siempre estuvo ahí

Es un retroceso en todos los indicadores sociales recopilados hasta por organismos internacionales. Incluso por organismos abiertamente prochavistas, como la FAO, o la Cepal, la Comisión Económica para América Latina de la ONU, dirigida por la mexicana Alicia Bárcenas.

Ella afirmó una vez que el chavismo hizo de Venezuela un ejemplo digno de seguir por toda la región. 

“No entiendo el susto con respecto a la liquidación de Acción Democrática y Primero Justicia. Si ahora te asustas, es porque estabas dormido”, dice hoy a El Estímulo, desde Berlín el consultor Eickhoff.

“Me recuerda la famosa cita del pastor Martin Niemöller en Alemania, quien después de una fase de simpatía con los nazis se pasó a la resistencia”, continúa.

“Él escribió, más o menos: Primero vinieron por los socialistas y no dije nada porque yo no era socialista; luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista; luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Cuando vinieron por mí, ya no había nadie para hablar a mi favor”, cita.

La frase también es atribuida a Bertolt Brecht.

– ¿Estos movimientos, sin cuidar las formas, son evidencia de que el chavismo ya no le teme a nada ni le importa nada?

«Como demuestra claramente el amparo diplomático del régimen venezolano para su “agente” Alex Saab, detenido en Cabo Verde, se trata de una organización criminal”, responde Eickhoff.

“Quien espere otro comportamiento es iluso o cómplice”, dice sobre el empresario colombiano señalado como principal contratista o testaferro de Maduro. Este socio del chavismo está ligado a los negocios con la importación de alimentos que son racionados entre millones de hambrientos venezolanos. Ahora Maduro lo reclama como si también fuera venezolano, para protegerlo de una extradición a Estados Unidos.

Tontos por vocación

“Se puede ser las dos cosas a la vez, por supuesto, como lo hizo Niemöller”, dice Eickoff sobre la candidez de una parte de los venezolanos, que nunca se tomaron en serio las intenciones del chavismo.

La frase “No vale, yo no creo”, en el pasado ejemplificó la incrédula pasividad de una sociedad hoy colonizada hasta sus entrañas por un chavismo que manda sin división de poderes ni equilibrio institucional.

Eickhoff recordaba ya en su artículo, hoy una obvia premonición, que había varios partidos políticos distintos al Partido de Estado en la República Democrática Alemana (1949-1990).

“Estos acataron el rol dominante del Partido Socialista Unido de Alemania (Sozialistische Einheitspartei Deutschlands, SED) y se conformaron con los espacios que la dictadura, bajo tutela soviética, les asignaba”.

Hoy, siguiendo con la analogía de la historia, la tutela soviética equivalente la ejerce Cuba, y el SED es el PSUV. Los clones comunistas de los partidos democráticos de la Alemania Federal serán las versiones rojas de AD y PJ, y tal vez hasta Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo.

Los cascarones de los partidos opositores serán parasitados por los negociadores del chavismo, que se convertirán en diciembre en la bancada diferente al PSUV en la Asamblea Nacional, para darle la apariencia de pluralidad al futuro parlamento.

Alemania ya estuvo ahí

“Había un partido demócrata cristiano, con el mismo origen y las mismas siglas del partido de Konrad Adenauer en la Alemania Federal, la CDU. Había un partido liberal, el Liberal-Demokratische Partei Deutschlands (LDPD); un partido nacionalista, el Nationaldemokratische Partei Deutschlands (NDPD), y un partido de los campesinos con las siglas DBD (Demokratische Bauernpartei Deutschlands)».

“Los dos últimos fueron creados por la misma dictadura. La idea del partido nacionalista era reciclar viejos o no tan viejos nazis para el socialismo, pero, al final, había muchos más ex nazis en el propio partido socialista”, dice Eickhoff en el artículo citado.

“Cada uno de los partidos menores tenía la tarea de integrar un grupo histórico y sociológico de líderes con sus mentalidades específicas y su respectivo público meta. Eran un mecanismo de cooptación de políticos profesionales desempleados, bajo condiciones de dictadura. Proporcionaban una forma de vida segura a un grupo de profesionales que preferían la deshonra a la emigración, al cambio de oficio o a la resistencia. Al final, como decía Max Weber, la política es una profesión”, escribía Eickoff, también un ex alcalde.

“Estos partidos se llamaban ‘partidos del bloque’ (Blockparteien) porque pertenecían al bloque liderado por el Partido Socialista, dueño de la dictadura. Existían desde el inicio hasta el final del comunismo gobernante en Alemania. Desaparecieron solamente con la reunificación, en el año 1990. Sus estructuras y miembros fueron integrados en varios partidos ya existentes en la Alemania Federal, los cuales, de esta manera, se extendieron muy rápidamente en la ex RDA”.

“La disyuntiva venezolana del 2017 es parecida al año 1949 en Alemania Oriental. Estamos en el inicio de una nueva dictadura en Venezuela, no ante su final, aunque mucho quisiera equivocarme”, decía Eickhoff en 2017.

Hasta ahora, no se ha equivocado.

Depresión perpetua

“Los partidos que colaborarán con la dictadura venezolana serán mucho más parecidos a los ‘partidos del bloque’ en la RDA”, decía.

Pero, contrariamente a lo que invita el escándalo de algunos, para este alemán enamorado de América Latina ahora en Venezuela ni siquiera hay una escalada hacia el autoritarismo definitivo, simplemente porque eso ya ocurrió hace tiempo.

“Con el rechazo del referendum revocatorio en 2016 y la instalación del gobierno sin ley de la llamada constituyente en 2017 ya llevamos mucho tiempo mucho más allá de lo que comúnmente se llama autoritarismo”, afirma.

“El cataclismo venezolano, no solamente político, sino económico, social y moral, se ha generado porque el Estado petrolero venezolano siempre ha sido extremamente fuerte frente a una sociedad débil y a veces abobada. Caído en manos de gente sin escrúpulos, este Estado ha destruido el país en un tiempo récord”, afirma.

Un apuesta clara

Muchos analistas señalan que la crisis política se prolongará y que con el régimen chavista se perpetuará el desastre económico y social. Seguirá entonces Venezuela como un Estado paria, con cientos de miles de emigrantes repartidos por el mundo, como una diáspora errante que ahora enfrenta las condiciones adversas dejadas por las pandemia del nuevo coronavirus.

“Con este régimen, Venezuela no se podrá levantar”, dice Eickhoff.

Hoy día hay un problema grave estructural para los venezolanos: se necesita ayuda internacional para financiar la reconstrucción, equilibrar la economía y atacar la hiperinflación. También, para revertir una depresión económica que ha pulverizado el 70% del tamaño de la economía desde que Maduro es la cabeza visible del poder chavista.

Pero esa ayuda en asistencia multilateral, donaciones, préstamos y aportes en tecnología, bienes y capitales no podrá llegar desde gobiernos democráticos. Tampoco desde empresas privadas sometidas al escrutinio de la gobernanza corporativa y pública en los mercados de valores.

Economía más precaria

La quebrada Venezuela necesitará que la crisis política se solucione, que haya seguridad jurídica y un ambiente de paz y respeto a la iniciativa privada que sea propicio.

Pero las futuras elecciones parlamentarias con las que Maduro y la cúpula del chavismo pretenden lavar su imagen serán organizadas por entidades y figuras chavistas sancionadas internacionalmente.

De este modo, el Poder Legislativo de Venezuela caerá en un limbo. En enero de 2021 vencerá el período de la actual Asamblea (Congreso) elegida en 2015 y donde la oposición tuvo una mayoría calificada. El chavismo nunca reconoció ese triunfo arrollador, lo que abrió las compuertas de la profunda crisis política que se prolonga durante cinco años.

“Creo que Venezuela está en una situación de consolidación del régimen de Maduro (autoritarismo con mucho poder militar). Eso, en una sociedad empobrecida y luchando para sobrevivir, con una economía que solo puede mantener a unos pocos, de alta desigualdad”, señaló Dimitris Pantoulas, un consultor y analista de riesgo político.

«El escenario más probable en los próximos seis meses es que Maduro se mantenga en el poder. La oposición busca un nuevo liderazgo, que estará muy ligado a lo que pasará en Estados Unidos, donde hay elecciones presidenciales a finales de este 2020», comentó para este análisis.

Mundo perdido

Mercedes Malavé es una socialcristiana que presidió al también expropiado Partido Socialcristiano Copei. Hoy resume en un comentario en un grupo de discusión política el criterio de muchos: la presión internacional es determinante para resolver el conflicto venezolano. Pero el mundo está ocupado en sus propios asuntos.

“Lo asombroso no es que una dictadura se comporte como tal, sino la incapacidad de la presión internacional para contener la embestida del régimen, luego del intento de un poder ejecutivo dual en Venezuela”, dice Malavé.

“Si seguimos pensando que sanciones y lobbies internacionales tumban gobiernos, el oficialismo seguirá avanzando hasta quedarse con el último concejo municipal de Venezuela. Entonces, a los países del mundo no le quedará más remedio que entenderse con ellos, mientras le hace importantes reconocimientos a la disidencia, que estará cómodamente en el exilio”, agrega.

En efecto, muchos observadores coinciden en que el destino de Venezuela es volverse paisaje, como ocurre con esos países africanos olvidados, cuyos conflictos de décadas ya no mueven al escándalo.

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