Tecnología

“Dismorfia de Snapchat”: la idea de belleza inalcanzable de redes sociales

Lo que comenzó como un juego para tener ojos más grandes y brillantes o parecernos a un gato, hoy se ha convertido en una verdadera revolución en el mundo de la belleza. Mujeres y hombres no solo usan filtros para cumplir con esos estándares impuestos por la redes sociales, sino que en la vida real quieren cumplir en el quirófano con este espejismo inalcanzable

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Usar filtros en fotos y videos no es solo una moda, hoy las revistas médicas designan este fenómeno como “dismorfia de Snapachat”. Con este término describen el empleo de las máscaras digitales que deforman el rostro en tiempo real y que han logrado imponer estándares de belleza tan difundidos que muchos acuden al quirófano para llevar a la vida real estos fenotipos inalcanzables.

Labios muy gruesos, ojos grandes, pómulos marcados y nariz fina, así como una piel perfecta, son algunos de los efectos logrados gracias al uso de estos filtros que las redes sociales nos han enseñado a aplicar para hacernos ver “más bellos”. Pero ¿qué pasa cuando nos vemos al espejo sin filtros o cuando otros nos ven? Es allí cuando comienza la necesidad de tener ese rostro al estilo Instagram que hace que hoy uno de cada diez pacientes acuda a la consulta del cirujano plástico para mostrar cómo desean verse.

La médico especialista en Cirugía Plástica, Reconstructiva, Estética y Maxilofacial, Saskia Hernández, conocida en redes como @dra.saskiahernandez, explica que los cirujanos experimentan ese efecto del impacto de las redes.

“Generalmente, la demanda se adecúa a mamoplastias de aumento con prótesis mamarias con volúmenes superiores a 400 cc, lipoesculturas que dejan de ser las tradicionales y ahora está muy de moda que el paciente te pida lipomarcación abdominal para conseguir la apariencia de los famosos cuadritos”, explica la doctora Saskia Hernández.

Agrega que las narices más proyectadas o más “puntiagudas” están a la orden del día y que cada vez son más una exigencia.

Foto cortesía Sweety High

“He tenido pacientes que se han sometido hasta a tres rinoplastias estéticas, buscando la nariz perfecta. Lo que consiguen es deformar sus narices. Si se trata de una gluteoplastia con grasa autóloga, te piden que les transfieras la mayor cantidad de grasa posible, a veces no entienden que mucha de ella es descartable”, señala.

¿Cuándo parar?

El límite está en los excesos, comenta la especialista, y agrega que dependerá del criterio de cada cirujano.

“El límite para mí, es un paciente que ya se ha sometido por lo menos a dos cirugías previas por lo mismo y sigue viéndose un defecto que yo como profesional, no soy capaz de ver”.

“Dentro del ejercicio de esta profesión uno se encuentra muchos red flags o señales de advertencia en los pacientes, cosas que te dicen que algo no va bien y que, con la experiencia, uno aprende a identificarlos. Pueden haber algunas patologías psicológicas como es el caso de la dismorfia corporal. Tratar a un paciente así, según sus demandas, sin tratar la patología que le concierne al psicólogo, es extralimitarse”, advierte la especialista.

Agrega que hay otros límites están asociados a patologías como enfermedades sistémicas, cardiopatías no controladas, hipertensión no controlada, diabetes no controlada, por ejemplo.

Sabemos que los cánones de belleza siempre han existido, desde que una mujer puede compararse con otra y desde que los terceros pueden emitir juicios de valor sobre el aspecto físico de otro. Sin embargo, esas no siempre fueron las razones. Los cánones de belleza se rigieron inicialmente, según la latitud, por el clima, la vegetación o la religión. En algunos lugares del mundo, las mujeres que se dejaban crecer el vello eran las más bellas. En cambio en otros, eso no era un sinónimo de belleza.

“Antes la cirugía plástica era vista como una opción, como algo que estaba ahí y podía tomarse o no. Ahora parece que es el salvavidas de todo aquel que decide medir sus estándares y su realidad con los de una persona que apenas ha visto a través de una pantalla”, expresa Saskia Hernández.

snapchat
Foto Thought Catalog

La especialista reconoce que ha percibido un cambio con el uso de las redes sociales y sus filtros. “Las personas están en constante comparación unas con otras y desde hace unos años resuena la premisa de que nuestro aspecto físico es nuestra carta de presentación, porque lo bonito vende”.

Detalla que ya no se trata solo de una mamoplastia. Ahora son labios, nariz y bichectomía también. “Hay un cambio, el paciente ya no sólo va por un procedimiento, la demanda aumentó por todo lo que constantemente nos venden en redes sociales y por lo tanto, nuestra oferta también, los profesionales de la salud en el área de la cirugía plástica y la medicina estética nos hemos diversificado”.

Métodos seguros

Ante la realidad que vivimos en esa sobrexigencia de sentirnos y vernos bellos, existen métodos seguros que pueden permitirnos mejorar lo que queremos sin correr riesgos.

La doctora Saskia Hernández explica que cualquier cirugía y cualquier procedimiento estético al que se someta alguien, con un cirujano plástico certificado, con un previo estudio del caso, de su anatomía, de lo que verdadera y proporcionalmente le corresponde, traerá buenos resultados.

“La cirugía plástica en principio, está basada en lo estético, lo bonito, lo delicado, lo proporcional, lo medido, y en el equilibrio. Esos son los verdaderos estándares”, comenta.

La especialista recomienda a las personas que desean pasar por un quirófano que tengan criterio, que no se dejen deslumbrar ni crean en todo lo que ven en redes sociales, porque finalmente es una vitrina.

“Que sean más humanos, más amables con ustedes mismos, más realistas. Que no se midan con la vara de un influencer o se comparen con alguien más, de ahí vienen las frustraciones. Que si van a hacer algo, háganlo genuinamente, por ustedes mismos, con criterio, con cabeza, y no por la imposición de terceros. Este mundo es de la gente auténtica, ¿Para qué queremos ser todos iguales si en la diversidad está lo más bello de la vida?”

La irrupción de los nuevos filtros de embellecimiento está desdibujando la línea de la realidad y la fantasía. En la comunidad médica ya son muchos los profesionales que se muestran abiertamente preocupados ante las implicaciones de este fenómeno, ante esto los expertos apelan a la ética cuando detectan preocupaciones que van más allá del bisturí y la aguja.

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