Consumo

¿Cómo estiran el dinero los jóvenes en Venezuela?

En un país donde la crisis económica hace de cualquier gasto un lujo, los jóvenes venezolanos cada vez tienen menos posibilidades para mantener su ya mermada calidad de vida. Los ingresos que perciben apenas les alcanzan para comprar una que otra promoción de las cadenas de comida rápida o chucherías, en el mejor de los casos.Se ha hecho cuesta arriba para los jóvenes, tanto estudiantes como graduados que comienzan su vida laboral, poder independizarse, desarrollarse económicamente o siquiera darse un gusto tan simple como comer en un restaurante. Pero es que Venezuela es el país con la inflación más alta del mundo, 741% anualizada hasta febrero, según el índice presentado por la Asamblea Nacional, ante la falta del Banco Central de Venezuela en la publicación de las suyas.

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Foto: Dagne Cobo Buschbeck | Archivo

Dejando de lado la escasez y los esfuerzos que los venezolanos hacen para conseguir alimentos y estirar el salario, en condiciones normales en países como Alemania o Estados Unidos este segmento de la población no se preocupa en ayudar a mantener un hogar, sino en comenzar a ahorrar para el propio.

Un salario mínimo de Bs 40.638,15 0 $13,5 calculados a una tasa de cambio de Bs 3.000, representan apenas un 6,5% de la canasta básica familiar de enero, según el Centro de Documentación de Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas).

Con precios tan altos, la calidad de vida de los jóvenes va en picada. Mientras el sueldo apenas alcanza para algunos alimentos o chucherías, han debido eliminar muchos de sus hábitos.

Una de las actividades más populares que los jóvenes se han visto obligados a eliminar de sus agendas son las salidas al cine. Un par de entradas y un combo en la dulcería pueden superar los Bs 15.000 y su precio va en aumento.

– Hablan los afectados – 

Consultados por El Estímulo, varios jóvenes indicaron a qué destinan el dinero. Aseguran que ya no van al cine y cuando lo hacen intentan ir los lunes, ya que pagan mitad de precio.

María Angélica Moreno, de 22 años, dice que gasta la mayor parte de su dinero en pagar comida, pasajes y la renta. «Tengo que usar el dinero es en algo muy necesario. Dejé de ir al cine, mientras que antes iba hasta 4 veces al mes».

¿Salidas nocturnas? Muchos jóvenes prefieren hacer reuniones en casa, no solo por razones de seguridad sino por economía. «Una botella de ron puede costar Bs 12.000 en una licorería, mientras que en una discoteca el servicio se ofrece en 50.000», dice Víctor Texeira, de 20 años, estudiante de sociología de la Universidad Central de Venezuela.

Valeria Pedicini, estudiante de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), tiene 23 años y gana salario mínimo el cual gasta mayormente en comida y reuniones con sus amigos: “Hacemos vacas entre todos o llevamos cosas de nuestras casas”.

Los fumadores también se han visto perjudicados. Ricardo Rincón, 23 años, estudia en la UCV y gana salario mínimo. Dice que con el salario mínimo que percibe contribuye al mercado de su casa y a comprar cigarrillos, pero advierte que una caja de cigarros cuesta Bs 2.000, por lo que redujo el consumo a un cigarrillo al día.

La situación es la misma para aquellos que acostumbraban tomar cervezas los fines de semana. La mayoría asegura haber disminuido su consumo ya que ahora no se consiguen por menos de Bs 1.200 cada una, por lo que se ha convertido en algo de una vez al mes.

Armando Bello trabaja como escritor freelance, gana alrededor de Bs 100.000 al mes y dice que gasta la mayor parte de su salario en dulces, contribuir con el mercado de su casa y ahorrar en dólares lo poco que puede.

Daniel Gómez, estudiante de primer semestre de ingeniería en la UCAB, recibe una mesada de Bs 60.000 que gasta en comida o chucherías y una que otra salida ocasional, al igual que Miguel Hernández que recibe Bs 50.000 y asegura gasta la mayoría en comida en la universidad.

Lailyn Buvat, estudiante de 20 años, asegura que incluso ha disminuido sus compras de comida rápida, que ahora ronda en promedio unos Bs 3.500.

Tanto aquellos que perciben dinero por su cuenta o la mesada de sus padres, dan el mismo destino al dinero: comida y no se trata de comidas completas ni mercados sino compras pequeñas. 

El precio promedio de un almuerzo en la calle supera los Bs 10.000, por eso la comida rápida es una opción.

Un desayuno, en la universidad privada, de un cachito y un jugo cuesta alrededor de Bs 4.000.

Una galleta Susy cuesta Bs 800 y un toronto Bs 500, mientras que un platanito ronda los Bs 1.000 y una lata de refresco Bs 2.100.

Con los niveles de inflación actuales es imposible pensar en comprar ropa y calzado. Y es que hasta los productos de aseo personal resultan prohibitivos porque o bien se consiguen en los comercios formales a precios de dólar libre o «bachaqueados» en el mercado negro. Adquirir un desodorante se ha convertido en un lujo.

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