Economía

Azúcar nacional seguirá ausente en los comercios formales

El periodo de la zafra 2016-2017 comienza con severas dificultades. “Es muy posible, realmente, casi seguro”, que el azúcar a precio regulado siga desaparecida de los anaqueles durante 2017, según fuentes familiarizadas con el sector.

Publicidad
Por Denisse López

El gobierno, mientras tanto, seguirá privilegiando las importaciones de azúcar refinada, cuyo valor al detal, supera hasta siete veces el canon fijado por el Ejecutivo nacional al azúcar local (Bs 380). Los buhoneros, por su lado, agravan la tensión y le imprimen hasta 9 o 10 veces más al producto final. Pero el problema real no está resuelto. La escasez no cede, porque las 30.000 toneladas de azúcar que ingresan al país cada 45 días por los puertos, no resultan suficientes.

Cifras del sector indican que el consumo en tiempos normales gira entre 1,1 millones y 1,2 millones de toneladas al año, de las cuales la producción local solo cubrió en la zafra 2015-2016, un 25%, es decir unas 250.000 toneladas, mientras que el déficit, de cerca de 800.000 toneladas, tampoco logra ser cubierto por las importaciones gubernamentales, que anualizadas dan un volumen de 240.000 toneladas más.

El presidente de la Federación de Asociaciones de Cañicultores de Venezuela (Fesoca), José Ricardo Álvarez, ha insistido en que el origen del problema ha sido la regulación que arrastra el sector desde 2003.

Esta realidad, dice el gremialista, ha distorsionado la cadena de comercialización e impide un retorno suficiente para hacer rentable el negocio y producir lo que se requiere en el país a precios convenientes para toda la cadena.

Productores del campo consultados, estiman que la cosecha que se avecina y que culmina entre finales de abril y principios de mayo de 2107, “podría ser mucho peor que la del año anterior, cuando se obtuvieron indicadores comparables con los de la década de los años 60.

La producción de caña en la zafra pasada, sumó un total de 3 millones de toneladas, equivalentes a 240.000-250.000 toneladas de azúcar. Se trata de una caída de 6 millones de toneladas de caña si se toma como referencia el ciclo de cosecha 2005-2006, el de mayor producción en la historia azucarera del país, y de 45% con respecto a la del período 2014-2015.

El gremio de los cañicultores alega que, pese a los constantes encuentros con el Ejecutivo nacional no ha sido posible definir un nuevo precio que rija para el consumidor final y para los productores primarios, con el agravante de que cualquier cálculo en los actuales momentos podría quedar rezagado de forma inmediata, si se observa la asombrosa alza que ha sufrido el dólar paralelo en cuestión de días.

Durante la celebración de los 60 años de Fesoca, hace algunas semanas, Álvarez, indicaba que sostiene reuniones fluidas con el Gobierno, al que mantienen al corriente de todo lo que acontece en el sector, incluyendo costos operativos, necesidades de repuestos y fertilizantes, entre otros insumos. “Pero la zafra ya está aquí y no sabemos qué es lo que se decidirá en cuanto a los ya inviables costos”, dijo el gremialista.

Álvarez indicó que los más recientes cálculos elaborados por la organización arrojan la necesidad de un precio final de 1.530 bolívares el kilo, con el que el productor pueda tener un ingreso de 760 bolívares por kilo.

Los productores ven con alarma que el Gobierno esté importado azúcar, cuyo precio al detal no baja de los 2.500 bolívares el kilo, un valor muy superior a la regulación o “precio justo” establecido en agosto pasado por el propio Ejecutivo nacional de 380 bolívares el kilo.

Para el presidente de la Asociación de Cañicultura de Aragua y Carabobo, Rafael Chirinos, la situación es simplemente dantesca, tda vez que el gremio solicita un valor muy inferior al que el propio Gobierno está vendiendo el azúcar, en detrimento del consumidor final.

– Menos rendimiento –

Otro de los elementos que alimenta la crisis del sector azucarero, y en especial la del productor primario, es la elevada indisponibilidad de los centrales, de maquinaria y transporte al momento de la zafra. Este escenario está dejando importantes volúmenes de caña fuera de refino o simplemente en el campo.

Chirinos cuenta que para el ciclo de zafra pasada se estimaba una producción de 4 millones de toneladas de caña, pero la precariedad de los equipos de cosechas y molinos dejó por fuera del proceso un millón de toneladas.

“Este año pensamos que podría suceder lo mismo, incluso podría ser peor”, dijo el productor, detallando que de los 4,2 millones de toneladas que se esperan para 2017 el Comité de Cosecha estimó que el 50% de esa caña corre el riesgo de quedarse en el campo si no se toman las medidas necesarias.

De los 16 centrales azucareros con los que cuenta el país, 10 de ellos pertenecen al Estado y durante el ciclo de cosecha pasado operaron solamente tres: Santa Elena, Central Sucre y Cariaco, que molieron unas 60.000 toneladas de caña de azúcar, que representan 2% de la molienda total del país.

Mientras que de los 6 centrales en manos de privados solo hay cinco y tienen dificultades, debido a mermas en la capacidad operativa, consecuencia de la falta del mantenimiento y la escasez de divisas.

Los centrales no estarán mejor para este año, sin embargo, Chirinos apunta que podría no ser tan grave debido a que la disponibilidad de caña de azúcar será inferior.

“El central El Palmar, por ejemplo, tendrá una zafra de 100 días, cuando normalmente es de 160, y va a comenzar en enero porque no hay caña disponible para iniciar en diciembre”, apunta el empresario del campo.

– Productores en jaque –

Los productores del campo miran con preocupación la situación. Analizan posibles salidas a un escenario cuyas soluciones escapan de sus manos.

“El productor agrícola no tiene trabajo en el campo, tiene un medio de vida”, señala Chirinos, y explica que todos los ahorros de la familia están metidos en esas tierras. Para el gremialista cambiar de rubro significa cambiar maquinaria, sistemas de siembra, sistemas de riego, cultura de trabajo y conocimiento del área.

“No es fácil hacerlo. Y si buscas vender las tierras, la primera pregunta es a quién, quien querrá invertir en un sector deprimido. Y si te las quieren comprar, quieren pagar nada”, dice Chirinos.

“Esta es la situación del producto. Por lo tanto no puedes abandonar el campo, no puedes porque estás perdiendo tu trabajo de toda la vida. Tienes que seguir”, finaliza el gremialista.

Publicidad
Publicidad