En un primer semestre signado por un agudo deterioro de las cuentas públicas y una economía fragilizada, que le ha costado un desplome del respaldo público al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff a niveles de un dígito, el déficit de este indicador sumó $38.282 millones contra los $49.972 millones de igual período del 2014.
En junio del año pasado, la séptima economía del mundo había tenido un déficit de $5.110 millones en su cuenta corriente. Con esos números, Brasil cerró 2014 con su peor resultado de transacciones corrientes en 13 años, equivalente a 4,17% del PIB, una tendencia que se ha mantenido en lo que va del año para el principal indicador de la balanza de pagos.
Los gastos de los brasileños en el exterior se contrajeron 17,4% en la medición interanual de junio, mientras que los de los turistas extanjeros en Brasil se derrumbaron 43,8% debido a que la base de comparación del año pasado incluye el pico de visitantes registrado durante la Copa Mundial de fútbol que se jugó en el país.
De acuerdo con el reporte, en junio las inversiones directas totalizaron $5.397 millones, debajo de los $6.608 millones de mayo y de los $6.569 millones del mismo mes del año pasado.
Este indicador es fuertemente influido por el resultado de la balanza comercial, que pasó a positivo en el primer semestre del año, tras un inicio muy deficitario, en parte por una desaceleración de las importaciones superior al de las exportaciones.
Las estimaciones de la entidad rectora del sistema financiero brasileño para 2015 indican que la balanza comercial será superavitaria en $3.000 millones.
El Banco Central proyecta que la cuenta corriente terminará el 2015 con un déficit de $80.700 millones, lo que marcaría un recorte del déficit respecto de los $104.835 millones del año pasado.
El informe también indicó que el país cuenta con reservas internacionales por $372.200 millones, una aumento $472 millones respecto a mayo.
La economía brasileña no consigue salir del aletargamiento que arrastra desde hace más de cuatro años y en un contexto con una inflación superior al 8% y una devaluación marcada del real, las proyecciones indican que el PIB del país se contraerá entre 1,5 y 1,7% en 2015.
Las dificultades para conseguir el ahorro fiscal buscado (equivalente a 1,2% del PIB), en parte por la resistencia del Congreso para aprobar un ajuste propuesto por el Gobierno y también por la merma de la actividad, el recorte presupuestario de más de $23.000 millones ordenado por Rousseff para este año podría no ser suficiente para disciplinar las cuentas públicas.
En un año electoral, en el que el estado de la economía puede ser determinante entre los electores, se reporta un crecimiento del PIB de 2,5% en 2023 y una proyección de 3,3%. Pero todavía hay riesgos.
El rebote terminó. Tras un 2022 en el que muchos pensaron que la economía del país podía estarse arreglando tras salir de un largo período de hiperinflación y recesión, finalmente la línea vuelve a caer
Vender otra vez electricidad a Brasil, como ofrece Nicolás Maduro en su reciente visita a Brasilia, es posible a pesar de los problemas en Venezuela. Lo que no puede hacer su régimen es enviar esa carga eléctrica al centro y occidente de Venezuela donde los apagones son constantes. Incluso, ni siquiera a Caracas, ciudad intocable, que día a día siente más el descalabro del sistema eléctrico.
