Una caída de 15,1% en la economía trae consigo un incremento del empleo informal y del desempleo. Ecoanalítica explica que aunque la nómina pública ha crecido en los últimos 16 años, la población ocupada se mantiene en 80% del sector privado.
Alrededor de 1 millón 275 mil venezolanos en promedio se sumaron cada año al grupo de los desempleados e inactivos laboralmente entre 2000 y 2016. Cálculos de la firma Ecoanalitica indican que la tasa de desempleo en el país se coloca en 10,5%, un porcentaje mayor a la data oficial del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de 6%.
«Mientras que en los últimos 16 años la población económicamente activa ha crecido constantemente, el producto no se ha comportado de la misma forma, y es que la población no es la única que contribuye al producto y realmente no toda la población activa se incorpora al sistema productivo. Existen factores que impiden esa incorporación total de la masa productiva al mercado de trabajo. Esa población rezagada se agrupa en los desempleados e inactivos. Se estima que entre 2000 y 2016, en promedio, seis millones de personas eran inactivos laboralmente«, señaló Ecoanalítica en un informe.
Resalta un dato inédito en el tema de la informalidad. Anteriormente, los llamados buhoneros veían este oficio informal, al quedar sin empleo y porque para muchos era lo único que podían realizar. Mientras que actualmente el llamado bachaqueo crece debido a las altas ganancias que genera el negocio.
«La informalidad también es un factor relevante ya que, en una economía tan distorsionada, con control en precios y venta de productos, resulta muy atractivo dedicarse al arbitraje aprovechando la brecha entre los precios legales y paralelos. Es preferible realizar actividades sencillas con un horario flexible y grandes beneficios, que destinar todo tu tiempo para ganar un sueldo mínimo que no permite cubrir las necesidades básicas. De allí es donde surge la preferencia por el sector informal o el desempleo, que en Venezuela gran parte es voluntario, ya que los beneficios laborales no van a la par de la inflación», acota Ecoanalítica.
Según sus proyecciones, el Producto Interno Bruto (PIB) en Venezuela cerró 2016 en 15,1% luego de un comportamiento inestable con contracciones importantes. «Son diversos los factores que han golpeado el aparato productivo del país, derivados de una política económica discrecional e improvisada, marcada por un alto intervencionismo del Estado tanto en materia institucional y reglamentaria como en aspectos productivos y de provisión de servicios que no le competen; con resultados nada favorables para el desarrollo del país».
Resalta además que el sector privado sigue siendo el mayor empleador en el país a pesar de que los últimos dos gobiernos han hecho esfuerzos en sentido contrario, incrementando la nómina pública. «Para 2016, 80% de la población ocupada se agrupó en el sector privado. Este comportamiento ha sido similar en los últimos 16 años.»
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En un año electoral, en el que el estado de la economía puede ser determinante entre los electores, se reporta un crecimiento del PIB de 2,5% en 2023 y una proyección de 3,3%. Pero todavía hay riesgos.
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La voracidad fiscal, el aumento de la demanda, la captación de talento y una buena compensación salarial son algunos de los factores que las empresas deberán tomar en cuenta para aprovechar el 2024, año en el que el crecimiento económico del país puede llegar a 9,9% de acuerdo a las estimaciones de Ecoanalítica
