Economía

Contrato de Cabello con Brasil no aliviará escasez de carne

La negociación con la empresa brasileña JBS representa solo 12% más de lo pagado a Brasil por el mismo concepto en 2014, cuando ya se empezaban a sentir los efectos de la escasez.

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Aunque se trata de un jugoso negocio que seguramente dejará buenas propinas, el contrato que por 2,1 millardos de dólares logró Venezuela con la empresa brasileña JBS para la exportación de carnes no resuelve la grave crisis de desabastecimiento que vive el país, toda vez que la cifra apenas representa un alza de 12% frente a las importaciones cárnicas hechas desde aquella nación en 2014, año durante el cual las compras al vecino del sur no lograron disipar los primeros efectos de la escasez.

Tal como dio a conocer este martes un despacho de la agencia Bloomberg, en las próximas semanas llegarán al país los primeros contenedores con mercancía despachada por la corporación brasileña JBS, como parte de un acuerdo firmado en junio entre el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y Joesley Batista, el mayor de una familia de cinco hermanos propietaria del más grande empacador de carnes del mundo.

La negociación genera una serie de dudas y dispara las esperanzas de un pleno abastecimiento con fines electorales, en especial si se toma en cuenta que voceros portuarios afirman que el destinatario es la corporación CASA, encargada del suministro de las redes estatales de abastecimiento.

Una revisión de las cifras del comercio binacional permite comprobar que la compra apenas servirá para paliar el fuerte desabastecimiento, profundizado justamente por la caída de las importaciones desde Brasil durante los primeros ocho meses del año.

De acuerdo con los datos de la Secretaria de Comercio Exterior (Secex) del Ministerio de Desarrollo de Brasil, el año pasado el total de exportaciones cárnicas superó los 1.870 millones de dólares, de los cuales $1.424 millones correspondieron a carne bovina (64% de esa cantidad fue carne congelada), poco más de $425 millones fueron por compras de pollo y unos 19 millones de dólares a carne de cerdo.

Aunque se desconoce el plazo de vigencia del acuerdo, el contrato firmado de JBS por 2.100 millones de dólares en productos de origen animal significa que la factura cárnica con Brasil reportará un alza de apenas 12% frente a la compras de carne a Brasil en 2014.

Los despachos de carne hacia Venezuela han caído en promedio más de 50% entre enero y agosto de 2015 respecto al mismo período de 2014, según la Secex.

Desde ahora JBS podría monopolizar las exportaciones de carne y otros productos hacia Venezuela (también elabora margarinas, embutidos y otros derivados animales que podrían formar parte del cargamento), toda vez que algunos de sus rivales como Brasil Foods y Marfrig Global Foods suspendieron sus envíos debido al creciente riesgo crediticio que envuelve al país, mientras que otros como Minerva SA solo exportan hacia Venezuela bajo la figura de pago por adelantado.

“Para Venezuela es una ventaja negociar con una sola compañía multi-proteína con una plataforma logística integrada en lugar de comprar el pollo a una empresa, la carne de otra», señaló a Bloomberg Miguel Gularte, presidente de JBS Mercosur, cuya opinión deja por sentado que la empresa podrá alcanzar fácilmente su objetivo de elevar en 20% sus negocios con Caracas en 2015.

– Se caen las caretas –

Si bien muchos términos de la negociación se desconocen, el acuerdo deja claro que algunos datos oficiales distan mucho de ser reales, entre ellos los de la producción nacional de carne bovina.

De acuerdo con información dada a conocer en abril por el entonces ministro de Agricultura y Tierras, José Luis Berroterán, más de 65% de la carne vacuna que se consume en Venezuela es de producción local, una cifra que no tiene asidero cuando se toma en cuenta que de Brasil llegaron en 2014 unas 300.000 toneladas, lo que se traduce en cerca de 55% de la demanda total estimada en unas 550.000 toneladas año. Y el desbalance será mayor este año si se recuerda que JBS prevé aumentar su factura en 20%.

Del mismo modo, voceros de gremios afectos al gobierno aseguran que la producción nacional de carne de pollo abastece prácticamente toda la demanda nacional, pero el arribo de más 200.000 toneladas de pollo desde Brasil en 2014 señala que de aquella nación llega cerca de 15% de los requerimientos del mercado.

También se deja claro la competencia desleal a la que se enfrenta la cadena de producción nacional, pues el gobierno paga por kilo de carne despostada alrededor de Bs 36 (a tasa de cambio oficial de Bs 6,30 por dólar) y los productores locales están obligados a vender a precios regulados (y desfasados) que oscilan entre 160 y 250 bolívares el kilo, según la calidad.

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