Industria

Corrupción y desinversión ponen a Alcasa a punto de cierre

La pionera del aluminio en Venezuela trabaja sólo a 15% de su capacidad instalada de producción. Los trabajadores denuncian falta de inversión y corrupción dentro de la estatal del metal plateado.

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CVG Alcasa cuenta con dos líneas de producción, las llamadas Línea III y Línea IV. La primera cuenta con 180 celdas de reducción de aluminio y la segunda con 216, para un total de 396 celdas de producción.

La factoría ubicada en la zona industrial de Matanzas en Ciudad Guayana, debería contar con al menos dos líneas más, la I y II. Sin embargo, en el año 2010 fueron paralizadas. Estas dos líneas ya estaban destinadas a morir por la falta de inversión y mantenimiento adecuado. Producto de la emergencia eléctrica de ese año fueron apagadas. Un año después, 2011, las líneas I y II fueron desmanteladas.

En el primer trimestre de 2016, de 396 celdas de producción instaladas en CVG Alcasa, solo funcionan 60, es decir el 15,5% que, por falta de mantenimiento y la sombra del colapso eléctrico a sus espaldas, está al borde del cierre técnico, que dejaría a más de 5 mil trabajadores en la calle.

Según Henry Arias, secretario general del sindicato de Alcasa (Sutralum), en los últimos años se han invertido en estas líneas más de 200 millones de dólares y la calidad del aluminio que se produce es cero. “Las dos líneas de producción están sostenidas por los pulmones de los trabajadores”, dijo Arias.

“La empresa no cuenta con ambulancia, no contamos con camión de bomberos, la empresa no paga la comida del comedor, no paga el transporte y debido a esto hay un alto índice de ausentismo laboral, no tenemos HCM, un gobierno serio haría una auditoria para que se sepa dónde están todos los recursos que se han destinado a CVG Alcasa”, afirmó el sindicalista.

En el año 2009 se llevó a cabo una transacción por parte de CVG Alcasa con la empresa suiza Glencore International AG, la cual habría firmado un contrato con la Corporación Venezolana de Guayana para construir la quinta línea de producción por 900 millones de dólares. Los trabajadores aseguran que parte de ese dinero se entregó a la fundidora para comenzar las adecuaciones tecnológicas y hoy la empresa está en ruinas.

“Los recursos, no sabemos a dónde fueron a parar, solamente CVG Alcasa le debe a la Glencore 168 mil toneladas de aluminio producto de esa negociación en la cual también participó la empresa Transnacional Noble y debemos recordar que fueron alrededor de 600 millones de dólares”, aseveró Henry Arias.

Ese mismo año se anunció desde el ejecutivo nacional que, como parte del plan Guayana Socialista, se entregarían 403 millones de dólares a CVG Alcasa para invertir en sus áreas críticas y recuperarla.

El año 2009 pareció ser el tiempo de la “gallinita de los huevos de oro” para la reductora de aluminio. Desde el Fondo Chino se entregó la cantidad de 35 millones de dólares para la compra de repuestos y materia prima. Hoy los trabajadores alertan sobre la posibilidad de que ocurra con las líneas III y IV lo que sucedió con las líneas I y II, es decir, que sean paralizadas y cerradas.

Otras áreas de CVG Alcasa han llegado al mismo final lamentable de cierre de las líneas I y II de producción. En 2006, la planta de carbón de la empresa sufrió un incendio y desde ese momento fue cerrada y nunca más recuperada.

Henry Arias denunció que producto de los convenios con China, el Estado venezolano trajo equipos desde ese país asiático que no debieron comprarse, porque no contaban con los requerimientos técnicos para trabajar en el sector aluminio.

“Se trajeron unas grúas chinas que se les dijo que no iban a servir y así ocurrió, metieron unos hornos de inducción y se sabía que no darían rendimiento y también tuvimos razón y prefirieron tildarnos de oposición y golpistas”, manifestó el Secretario General de Sutralum.

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