Economía

Divorcio entre Reino Unido y Europa será costoso y difícil

 Gran Bretaña y la Unión Europea aún no han iniciado sus negociaciones de divorcio y ya están enfrentadas, mientras los efectos económicos del referendo británico se extienden por el mundo.

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La agencia Moody’s rebajó la previsión económica británica de «estable» a «negativa». El referendo, indicó la agencia, «abrirá un largo periodo de incertidumbre… con implicaciones negativas para la previsión de crecimiento del país a medio plazo».

Los victoriosos defensores del Brexit en el referendo del jueves han dicho que no hay prisa en activar el Artículo 50 del tratado europeo de Lisboa, que iniciará un proceso de dos años para renegociar los lazos políticos, empresariales y comerciales entre Gran Bretaña y lo que será un bloque de 27 países.

El primer ministro británico David Cameron, que anunció su renuncia el viernes, dijo que será su sucesor, a elegir en octubre, quien debe iniciar el proceso.

Pero el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, dijo el sábado que los británicos han votado a favor de marcharse «y no tiene ningún sentido esperar hasta octubre para intentar negociar los términos de su salida».

«Yo querría que empiecen de inmediato», añadió.

Juncker señaló que la separación «no es un divorcio amistoso», y que en realidad nunca fue «una gran historia de amor, de todos modos».

El referendo ha tenido efectos políticos y financieros en todo el mundo. Las bolsas se hundieron el viernes y el índice Dow Jones perdió 611 puntos, o un 3,4%, su caída más fuerte desde agosto.

La libra se hundió a su nivel más bajo desde 1985, perdiendo más de un 10% de unos 1,50 dólares a 1,35 dólares antes de una leve recuperación, ante el temor a que cortar sus lazos con el mercado único dañe la economía británica y socave la posición de Londres como núcleo financiero.

Los principales diplomáticos de las seis naciones fundadoras de la actual Unión Europea se reunieron en Berlín, en conversaciones organizadas a toda prisa.

El ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, advirtió contra decisiones repentinas, afirmando que «está totalmente claro en ocasiones como esta que uno no debería estar histérico ni caer en la parálisis».

El resultado del plebiscito también causó un terremoto en la política británica. Los conservadores afrontan una lucha por el liderazgo para suceder a Cameron, y algunos miembros del opositor Partido Laborista también confían en expulsar a su líder, Jeremy Corbyn.

Muchos legisladores laboristas estaban muy a favor de permanecer en la UE y acusan al socialista Corbyn, un viejo detractor de la Unión Europea, de no haber unificado a los seguidores laboristas en la causa por la permanencia.

El diputado laborista Frank Field dijo el sábado que Corbyn «claramente no es la persona adecuada para liderar al partido a unas elecciones, porque nadie sabe si ganará».

«Claramente necesitamos a alguien en quien el público piense como un primer ministro alternativo», dijo Field a BBC radio.

Por su parte, la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, se reunía el sábado con su gabinete en Edimburgo para tratar las implicaciones del referendo. La mayoría de los escoceses votó a favor de la UE, mientras que la mayoría de los votantes en Inglaterra se inclinó por abandonarla.

Sturgeon, líder del independentista Partido Nacional Escocés, dijo el viernes que «Escocia ha votado quedarse en la UE» y que un nuevo referendo sobre su independencia de Gran Bretaña es ahora «muy probable». Escocia votó en 2014 a favor de seguir siendo de la UE, pero esa decisión se percibió como condicional a que Gran Bretaña siguiera dentro de la UE.

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