El gobierno griego defendió su nuevo programa de rescate como un acuerdo duro pero esencial para evitar la quiebra financiera del país, mientras se enfrenta a una rebelión en el parlamento antes de una votación más tarde el jueves.
La propuesta de ley para el rescate de tres años y unos 85.000 millones de euros (93.000 millones de dólares) contempla duros recortes de gastos y subidas de impuestos que el primer ministro Alexis Tsipras, afirma no haber podido evitar.
Su partido de izquierda radical, Syriza, ganó las elecciones en enero con promesas de que revocarían medidas de austeridad similares que se aprobaron a cambio de los rescates previos de Grecia.
Los términos del acuerdo de rescate han abierto una gran división en el partido de Tsipras, aunque se espera que la ley se apruebe con votos de la oposición. A lo largo de la tarde el exterior de la cámara acogerá varias protestas antiausteridad por la tarde, cuando se espera que el pleno debata la propuesta.
Legisladores debatían el jueves la propuesta en un comité antes de que la cámara al completo se reúna para votar el documento, algo que se espera ocurra en torno a medianoche. El pacto requerirá la firma de los 19 ministros de Finanzas de la eurozona que se reunirán el viernes.
Grecia está intentando agilizar la aprobación del acuerdo para obtener la financiación que necesita desesperadamente antes del 20 de agosto, cuando vence un gran tramo de deuda que debe devolver al Banco Central Europeo, derivado de su primer rescate y que no puede pagar.
El ministro griego de Finanzas, Euclid Tsakalotos, dijo que el gobierno se ha comprometido a cumplir la demanda de los acreedores de obtener un superávit primario — sin incluir pagos de deuda — del 3,5% del Producto Interno Bruto para 2018. Grecia pondrá en marcha la mayoría de las medidas de ahorro en 2017 en lugar de este año y el próximo.
Tsakalotos agregó que habría un paquete de medidas en octubre de 2015 que no se pondrá en marcha hasta 2017.
Los avances en las reformas de Grecia se revisarán cada tres meses, apuntó.
«Creo que hay medidas muy difíciles en este paquete. En algunas de ellas hemos intentado jugar con el tiempo» y planificar su puesta en marcha, como subidas graduales en los impuestos que los agricultores tendrán que pagar sobre los carburantes, para suavizar el golpe, dijo.
Los términos del rescate se acordaron esta semana con representantes de los acreedores de Grecia en el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional, después de meses de agrias disputas y negociaciones fallidas que han pasado una onerosa factura a la economía griega.
Se espera que la economía sufra un duro revés en julio, cuando tras el fracaso de las conversaciones para el rescate, Atenas tuvo que cerrar los bancos y la bolsa durante un mes.
En los tres meses anteriores a esto, sin embargo, la economía griega creció un inesperado 0,8% con respecto a los tres primeros meses del año, según estimaciones de la Agencia Nacional de Estadística publicadas el jueves.
Analistas dijeron que el buen dato podría deberse a un fuerte inicio de la temporada turística y a la suspensión de algunos recortes presupuestarios del gobierno. Los expertos advirtieron sin embargo que es probable que la economía sufra un gran revés tras el segundo trimestre, cuando Atenas cerró las entidades financieras e impuso un control de capitales.
Una vez aprobado por el parlamento griego, el rescate requiere aprobación de otros parlamentos de la eurozona, como Alemania, antes de que se desembolse ningún tramo de ayuda.
Alemania, que fue el mayor contribuyente de los rescates previos de Grecia, ha sido el principal crítico de Atenas y por ahora se ha mostrado cauta ante el nuevo acuerdo.
Grecia necesita financiación desesperadamente Atenas se ha resistido a las propuestas de un préstamo puente entre un programa de rescate y otro, e insiste en que quiere seguir adelante con el nuevo paquete completo.
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