Economía

El drama familiar tras el retroceso de la industria automotriz

Despedidos o a punto de engrosar la lista de cesantes, el personal que labora o laboró en la otrora pujante industria automotriz, padece las consecuencias de las políticas desacertadas del gobierno y ahora tratan de sobrevivir haciendo distintos oficios. 

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Protesta-automotriz
Por Carmen Fernández

José Torres fue despedido el 26 septiembre de 2014 de la empresa Filtros Wix en Valencia. Después de 6 años de estabilidad laboral, le cambió la vida. Ahora maneja su carro convertido en taxi de lunes a domingo, pero lo que gana es insuficiente para sostener a su familia.
“Estoy de taxista arriesgando mi vida, después de tener un trabajo seguro. Uno de mis hijos estudia bachillerato, otra está en básica y el menor aún no cumple los 2 años. En estos 6 meses, mi esposa me ha estado ayudando. Ella es educadora, pero el salario de los educadores se vuelve sal y agua con la inflación”, relata Torres.
Las carreras -las realiza preferiblemente de día- por avenidas transitadas como la Lisandro Alvarado en Valencia, capital de Carabobo, estado del centro del país. Pero también ofrece sus servicios a familiares, vecinos y hasta ex compañeros de labores. “Es preferible manejarle a conocidos”, dice.
Su mayor preocupación es convertirse en víctima de la inseguridad. “Si te quitan el carro, el mundo se te cae”.
Asegura que fue un empleado de conducta intachable y lamenta la decisión de la empresa porque en todo el tiempo que estuvo allí, no faltó ni un día y tampoco solicitó reposo. Pero además la medida le resulta injusta porque poseía fuero paternal e inamovilidad laboral.
“Trabajaba primero en el área de repujado de filtros, luego pasé a la máquina de inyección de plástico, que es una máquina china que llegó para los filtros de carros nuevos como el Aveo y Optra”, explicó.
La compañía argumentó que no resultó adjudicada con divisas preferenciales para la compra de materia prima. Sin embargo, esta tesis no convenció a muchos de los 24 despedidos en septiembre pasado, porque la compañía de autopartes continuó trabajando e incluso incorporó algún personal.
“En lista hay 55 trabajadores más que serán despedidos. En días recientes la Inspectoría del Trabajo emitió una providencia a favor de la empresa y con ello se viola la inamovilidad laboral decretada desde el gobierno nacional”.
– Las leyes no cuentan –
Antonio Ortiz, ex trabajador de Chrysler, quedó sin empleo a finales de 2014. Durante 22 años se desempeñó como electromecánico. Ahora aspira recobrar su puesto de trabajo.
“Existen varios organismos que nos amparan y que pareciera que les pasaron por encima». Entre los despedidos hay personas que están lisiadas, con discapacidad, otros tienen fuero y fueron botadas, pasando por encima del Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales y sin tomar en cuenta la  Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo”, declaró Ortiz a las puertas de Chrysler, en una de las concentraciones que han efectuado desde que inició 2015.
“Le pedimos al gobierno nacional que se ocupe de estas olas de despidos. En Chrysler prescindieron de 76 de personas de forma masiva, a pesar de que hay inamovilidad. Cuando nuestros ex compañeros nos vieron afuera de la empresa nos saludaron y en verdad están resentidos por las decisiones que se tomaron porque fueron arbitrarias. Algunos tienen 5, 10, 15 y más de 20 años en la empresa. Estamos en esta lucha desde el 5 de diciembre”, agregó.
Mientras que Edgar Moreno, quien laboró por 17 años en la misma empresa, con el cargo era de auditor de calidad, fue uno de los despedidos en diciembre.
“Nunca llegué un minuto tarde, no falté ni un día. La única vez que me fui de reposo salí en ambulancia desde la misma empresa”, narró Moreno, que está casado y tiene dos hijos, uno de 6 y otro de 2 años de edad.
Mientras insiste en ser reenganchado por la compañía, ejerce como abogado para ganarse la vida.
Se graduó mientras trabajaba en Chrysler. Ahora vive al día, porque si bien lo que gana le alcanza para cubrir los gastos de cada jornada, no le permite ahorrar y su esposa no trabaja.
Moreno dijo que muchos de sus compañeros tuvieron que salir a trabajar en diciembre de taxistas para comprar la comida y pagar los gastos de las navidades que incluía la compra de regalos del Niño Jesús.
Algunos trabajadores, que prefieren no suministrar sus nombres, expresaron su temor porque se concreten nuevos despidos este año.
– En precaria situación –
La situación de la industria automotriz y de autopartes aún no se perfila como quisieran los más de 80.000 trabajadores de las empresas de vehículos del país.
Carabobo concentra 70% del total: 5 de las 7 principales plantas automotrices están en esta entidad federal. La industria de autopartes y las fábricas de cauchos también funcionan en la zona industrial de Valencia, que cojuntamente con el estado Aragua, fueron el eje de la industria automotriz años atrás.
La falta de liquidación de dólares para importar la materia prima comenzó a evidenciarse con más fuerza en 2014.
En diciembre del año pasado, un laudo arbitral de la Inspectoría del Trabajo de Valencia, determinó que 76 empleados de la empresa Chrysler quedarían sin sus puestos laborales. La empresa adujo, sobre todo, razones económicas para el despido del grupo.
En este momento hay un pliego con calificaciones de despidos para 506 trabajadores de la ensambladora General Motors y 267 de Ford. De concretarse, más de 700 empleados del sector automotor quedarían en la calle.
El año pasado fue el peor para la industria automotriz que registró una caída en la producción de 72% y de 76% en lasa ventas, de acuerdo con la Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez).
Christian Pereira, presidente del sindicato de Chrysler y de la Federación Unitaria de Trabajadores Automotrices, Autopartistas y Conexos –Futaac-, dijo que viven momentos “difíciles y duros”.
“Estuvimos advirtiendo desde antes de 2014 que la situación se estaba complicando. En la historia de la fabricación de vehículos en el país, nunca se habían producido tan pocos vehículos como en 2014, cuando se hicieron un poco menos de 2o.000 vehículos, una industria que puede producir más de 150.000 vehículos, como sucedió en 2007”, afirmó Pereira.
Las asignaciones que tuvo la industria automotriz en las tres últimas subastas del Sicad I hizo que el ciclo desde la asignación de divisas hasta la colocación del producto en los puertos y plantas sea de entre 60 a 90 días. La última de octubre aún no ha sido liquidada a las empresas, afirmó.
“La mayor parte de la asignación de esos dólares no llegó a tiempo y algo se pudo producir en los últimos meses del año», destacó el presidente de la Futaac.
– A la espera – 
En el caso de Suramericana de Soplados, que funciona en el municipio Los Guayos del estado Carabobo, los trabajadores se mantienen con esperanza de que la producción de tanques para vehículos, recién reanudada, pueda ser ubicada en ensambladoras, tras varios meses de paralización.
El 29 de septiembre, sus dueños declararon que el negocio era inviable, por las adversas condiciones económicas del país, y así lo anunciaron en un pendón en la puerta de la fábrica.
Unos 23 empleados quedaron cesantes; sin embargo, en diciembre de 2014, el Estado, a través de la Superintendencia Nacional de Precios Justos, ocupó temporalmente la planta y pasó a manos de los trabajadores las operaciones y administración de la instalación.
Yepsi Rodríguez, del sindicato de Suramericana de Soplados, dice que han preparado sancochos para venderlos y cubrir sus gastos mínimos. En ocasiones, representantes de otros sindicatos han hecho colectas para ayudarlos.
Suramericana de Soplados era la única empresa que fabricaba los tanques de gasolina en el país y sus clientes eran Ford, Chrysler y General Motors. Sus trabajadores aún no han cobrado.
La industria automotriz en Carabobo genera 80.000 empleos directos y otra cifra similar de indirectos, según Fedecámaras- Carabobo.
Al inicio de este año muchos trabajadores de las automotrices estaban a la espera de que se discutan y firmen los respectivos pliegos laborales, pero también viven con el peligro en ciernes de que se reduzcan los puestos de labores.
Las perspectivas para el sector este año, no son las mejores. La caída de al menos 50% en los precios del petróleo y que ha comprometido las finanzas del gobierno, hacen dudar que el Ejecutivo entregue divisas preferenciales al sector.

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