Economía

El miedo y la confusión reina en Anzoátegui tras el paquetazo

Los pequeños comerciantes y los productores temen no tener cómo reponer la mercancía para continuar trabajando. No saben si sus negocios sobrevivirán. Las vacas de las fincas ganaderas se están poniendo flacas ante los controles oficiales y la voraz hiperinflación. 

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TEXTO Y FOTOGRAFÍAS: JOHAN GONZALEZ

Después del paquetazo decretado el 20 de agosto por Nicolás Maduro para revertir la debacle económica de Venezuela, el temor invadió a los ciudadanos de Anzoátegui, quienes todavía no asimilan las consecuencias que genera en las calles la aparición de un nuevo cono monetario, congelación de precios en un contexto de hiperinflación y mayores impuestos.

Sienten que el aumento de precios es indetenible y dicen que la escasez en los mercados populares comienza a causar estragos.

Para los productores ganaderos de la región nororiental de Venezuela la situación es la misma, los frecuentes robos a fincas, la escasez de repuestos para vehículos y los altos costos en insumos y vacunas dificultan la producción. Para muchos de ellos los controles de precios en rubros básicos es una medida poco sólida al no incentivar el aparato productivo.

Aunado a esto, ante las recientes intervenciones a mercados municipales, los comerciantes han entrado en paranoia. En junio, por orden del Estado, se tomaron mercados municipales en Zulia, Aragua, Miranda, Lara, Distrito Capital y Anzoátegui.

La insuficiente oferta de alimentos en el país conlleva a un inevitable desabastecimiento, esta es la consecuencia de experimentos económicos que han resultado en ‘’santamarías abajo’’ y hambre.

Por otra parte, este 4 de septiembre el gobierno fijó el precio de diferentes tipos de corte de carne bovina, sin contar con la participación de representantes del sector privado. Un control que tampoco tomó en cuenta las exigencias de los pequeños productores.

En las últimas semanas las carnicerías en el municipio Anaco expenden lo que les llegue (carne de cerdo o chorizo) porque la carne de res y el pollo brillan por su ausencia. Se está vendiendo 1 kilo por persona, de esa manera logran administrar el producto. Vendedores y consumidores aseguran que el desabastecimiento ha regresado para quedarse.

Las estimaciones oficiales en cuanto a la caída de la producción son imprecisas. El Estímulo intentó establecer contacto con el Presidente de la Cámara de Comercio de Anaco, sin embargo la declaración fue negada por miedo a represalias.

En el mercado municipal de Anaco los vendedores entrevistados decidieron mantenerse bajo anonimato. Aseguraron que el desabastecimiento se acentuará porque como de costumbre las decisiones económicas del gobierno son arbitrarias. No obstante, muchos de ellos luchan por mantener sus negocios abiertos, ya que representan su única fuente de ingresos. El miedo es evidente pero también está en juego el sustento familiar.

-Atados de mano ante la inseguridad y la crisis-

Alejandro Rojas tiene una pequeña producción de leche que mantiene con su hijo y su hermano Rodolfo, en la vía Aragua de Barcelona, en Anzoátegui, producen 400 litros de leche semanal, cada litro lo venden en 20,00 bolívares soberanos (2.000.000 del viejo cono monetario) en el centro de Anaco.

De sus ganancias se desprenden gastos en alimentos, y vacunas para los animales que la hiperinflación devora en pocos días. Lo que hace que puedan comprar menos sacos cada semana.

Para alimentar a 50 vacas necesita tres sacos de lecherina, rindiendo con maíz y residuos de hortalizas. De esa forma logra estirar el alimento. Sin embargo, no puede contener la hiperinflación.

Si en una semana sus ganancias le permiten comprar tres sacos sabe que para la siguiente semana podrá adquirir solo dos. De manera que semanalmente tiene que ajustar los precios al público. La gente se le queja, pero también comprenden su esfuerzo.

A finales de agosto podia comprar cada saco en 500,00 bolívares (50,000,000 del viejo cono), pero ahora tiene que invertir 1.300 bolívares soberanos (130.000.000 del viejo cono ).

Comenta que las vacas están flacas pero con todo y eso no han parado de trabajar. Sin contar el precio en vacunas.

Nada comparable a años anteriores, cuando podía viajar a Brasil o a Colombia y comprar lo que le hiciera falta.

También recuerda que anteriormente la empresa Agroisleña (dedicada a la distribución y venta de productos agroquímicos) suministraba insumos a los medianos y pequeños productores y los financiaba.

Pero después de que el fallecido Hugo Chávez la expropia, en octubre de 2010, (ahora es Agropatria) eso se acabó, ahora la carencia parece ser la norma.

Ahora si llega un producto a Agropatria se los distribuyen entre ellos mismos. El mediano y pequeño productor muy poco percibe esos productos, esto hace que surjan mercados alternativos que venden los insumos en dólares.

Los costos de transporte también elevan el precio final del producto. Cada semana debe pagar 10,00 BsS (10,000,000 BsF) en flete.

Cree que lo que podría abaratar los costos sería producir todo que se utiliza en la producción.

‘’Si el gobierno garantizará los insumos a los productores si podría exigir una regulación de precios, del resto no’’.

Tampoco hay garantía de seguridad para los productores, porque los mismos cuerpos de seguridad están metidos en robos. Eso no es nuevo ni está oculto.

Además, los ordeñadores tienen salarios bajos lo que dificulta conseguir mano de obra para la finca. Eso hace difícil la producción.

Oscar Brito es productor de queso, fue Presidente de la Cámara de Comercio de Tumeremo, en Bolívar, en el año 1992.

En su finca ubicada en la vía a Santa Ana, produce 80 kilos de queso de los cuales distribuye entre charcuterías y vendedores informales en Anaco.

Desde su experiencia en el sector ve como con el paso del tiempo la cultura de producción en Venezuela se ha perdido, cree que no hay sentimiento de país de parte de los políticos, que no se produce a gran escala y que todo es importado.

Además, desestima las tradicionales promesas del gobierno porque no las ha visto cumplirse. Habla sobre la inclemente burocracia que tiene que enfrentar para obtener un crédito. Cosa que sí ve posible teniendo un contacto en las instituciones del Estado.

En una oportunidad le plantearon conseguir un préstamo a través de un banco, pero el plan consistía en pedir 3.000,00 bolívares soberanos (300.000.000 de los de antes) y de esos eran 2.000,00 BsS (200.000.000 BsF), pero no le gustó la idea y desistió.

Oscar cree que tiene que existir un centro de acopio municipal donde el mediano y pequeño productor puedan adquirir los insumos necesarios pero para eso tendría que crearse una contraloría que se encargue de vigilar la producción. Ahora, aunado al miedo de que la producción se ha insostenible también está el miedo a ser expropiado.

Su incertidumbre radica en el hecho de que de todas las expropiaciones que ha hecho el chavismo ninguna es un ejemplo a seguir, todo lo contrario.

Asegura que el problema de la producción en Venezuela tiene raíz en la centralización. No le convencen ‘’las políticas’’ actuales. Por eso apuesta por municipalizar la producción, para que eso permita a los productores obtener financiamientos e insumos en sus localidades y sin necesidad de caer en ‘’redes de bachaqueo’’.

No ve que exista una política seria en la dotación de recursos, y en la ejecución de proyectos en materia de producción: “Históricamente los productores hemos sido objeto de burla de todos los gobiernos”.

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