Economía

Financiamiento del BCV al gobierno que desata la hiperinflación suma 16% del PIB

Para entender el mecanismo detrás de la espiral inflacionaria, en primer lugar debemos considerar cuáles factores desencadenan la inflación. En el caso de Venezuela, el financiamiento monetario del BCV al gasto del gobierno es la principal razón del evento hiperinflacionario en el cual se encuentra el país, señala Econométrica. 

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BCV

La explicación más aceptada en la crisis de inflación en Venezuela son los desequilibrios fiscales, destaca la consultora Econométrica en su último informe.

Indica que si bien hubo períodos de superávit en la administración central como el comprendido entre los años 2003 y 2005, a partir de entonces las cuentas fiscales del sector público en Venezuela se han deteriorado sostenidamente.

Al respecto, calcula que el déficit como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) se acentuó en 2014, con la caída de la actividad económica. En ese año el déficit alcanzó 15%. Con la profundización de la recesión, en 2015 el déficit fiscal cerró en 17,5%. En el último año alcanzó 15,1%.

«Esta brecha habría sido parcialmente cubierta en los últimos años con emisión de deuda y liquidación de activos. Sin embargo, las posibilidades de seguir haciendo esto en la actualidad son limitadas. Es probable que el tamaño de la brecha fiscal actual sea cubierto mediante el financiamiento monetario por parte del BCV. Este tipo de financiamiento tiene implicaciones muy claras sobre la inflación y el desempeño económico», afirma Econométrica en su informe.

El ingreso que percibe el gobierno a través del Banco Central como resultado de emitir dinero, especialmente sin respaldo en reservas internacionales, es conocido como «señoreaje».

Econométrica sostiene que el abuso de este mecanismo está asociado inevitablemente con una mayor inflación.

«Con una contracción de los ingresos en términos reales, la imposibilidad de elevar la carga fiscal debido al retroceso de la actividad económica y la inviabilidad de disminuir el gasto público, el señoreaje se asoma como la única alternativa disponible para financiar el déficit. Esta vía de financiamiento coloca la economía en una peligrosa espiral inflacionaria».

De acuerdo a las estadísticas mostradas por la consultora, desde 1998 hasta la instauración del control de cambio en 2003 el uso del señoreaje fue moderado e incluso negativo en algunos períodos. A partir de ese año, el señoreaje como porcentaje del PIB ha ido en aumento. Entre 2003 y 2005, fue en promedio 2,4% del PIB. En medio de la mayor bonanza petrolera, entre 2006 y 2008, se incrementó a 3,7%. Sin embargo, desde 2011, el uso del señoreaje ha ascendido notablemente.

En 2013 alcanzó en promedio 5,9%, en 2014 aumentó considerablemente hasta alcanzar 9% del PIB, mientras que en junio de 2015 aumentó a 10,1%. El uso del señoreaje se moderó durante el primer semestre de 2016 debido a una menor expansión de la base monetaria, no obstante, en la segunda mitad se observó una intensificación en el uso de este mecanismo, sobre todo al finalizar el año al cerrar en 9,4%.

Esta tendencia se profundizó durante 2017, particularmente en los últimos tres meses. En septiembre alcanzó un nuevo máximo, cuando el señoreaje fue 16,8% del PIB.

«Esta tendencia nos hace pensar que la única vía de financiamiento que tiene el gobierno es a través del BCV. La situación se agrava cuando un gobierno depende demasiado del señoreaje, ya que corre con el riesgo de que los ingresos generados por este mecanismo se vean mermados debido a la aceleración de la inflación».

Explica Econométrica que eventualmente los precios aumentarán más que la expansión de la base monetaria, de tal manera que el beneficio percibido por el señoreaje disminuye. «Mientras más alta sea la inflación, el señoreaje será más bajo. El colapso del señoreaje como forma de financiamiento ocurre cuando la demanda de saldos reales se desploma, factor clave en los procesos hiperinflacionarios».

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