Economía

Frente a Trump el proteccionista, la inesperada pareja comercial UE-China

La Unión Europea parece dispuesta a iniciar un sorprendente acercamiento comercial con China en respuesta a la tentación proteccionista de Estados Unidos, aunque, pese a los gestos, las diferencias entre Bruselas y Pekín siguen patentes.

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Unión Europea
Foto: Markus Schreiber | AP

«Si el auge de un proteccionismo venido de fuera constituye una amenaza para la economía china, estamos dispuestos a comprometernos y combatirlo juntos», declaró esta semana la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, en referencia a la retórica proteccionista de la nueva administración estadounidense.

Desde la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, el ejecutivo comunitario denuncia la «amenaza» que representan las «barreras» y el «proteccionismo», es decir, el comercio utilizado «como arma», en palabras de Malmström en discurso reciente consagrado a China.

En respuesta a este proteccionismo, la UE debe «reforzar» sus «relaciones con otros socios» y China, su segundo socio comercial tras Estados Unidos, forma parte de esta estrategia, siempre que la relación sea «justa, transparente y basada en valores», según la responsable europea.

Este posicionamiento de la UE sorprende, máxime cuando la Comisión Europea no ha cesado de imponer medidas antidumping contra el primer exportador mundial, del que critica la omnipresencia del Estado en la economía.

Igual de sorprendente fue, no obstante, otro discurso reciente, concretamente el del presidente chino, Xi Jinping, a mediados de enero en el Foro Económico Mundial de Davos, donde defendió un libre comercio de bienes y capitales «imposible de detener», así como una globalización «irreversible».

«Existe una convergencia objetiva de intereses frente a la actitud de Donald Trump», quien «desestabiliza y hace peligrar el sistema comercial», comenta Sébastien Jean, director del Centro de Estudios Prospectivos y de Informaciones Internacionales (Cepii)

– ‘Mensaje político’ –

En este contexto, «China y Europa disponen de un mayor espacio para profundizar su cooperación», «cada uno necesita al otro», apunta Ding Chun, profesor de la universidad Fudan, de Shanghái.

«Ambas partes buscan simplemente un punto de equilibrio, para alcanzar una relación con la que obtengan los máximos beneficios. Con la idea de que, a partir de ahora, enfrentarse no solucionará ningún problema», asegura.

¿La supresión anunciada de las medidas antidumping europeas contra las importaciones de paneles solares chinos representarían en este caso un gesto de Europa hacia Pekín, máximo cuando este asunto por casi provoca una guerra comercial en 2013?

«¡No existen las casualidades!», responde Charles de Marcilly, responsable de la Fundación Robert Schuman en Bruselas, para quien el anuncio de la UE es un «mensaje político».

Se trata «sobretodo de un ejercicio de realismo», confiesa una fuente europea, que explica que la industria europea del sector fotovoltaico contrata a 8.000 personas, mientras que las empresas dependientes de las importaciones chinas de paneles solares emplean a 50.000 personas.

En realidad, los puntos de fricción y las tensiones entre Bruselas y Pekín siguen siendo numerosos, empezando por la cuestión sensible del estatuto de «economía de mercado», que la UE rechaza acordar a China.

Bruselas continúa buscando incluso «reforzar sus instrumentos de defensa comercial» frente a Pekín, que por su parte no tiene la intención de «facilitar la apertura de su mercado» a los europeos, recuerda De Marcilly.

«Tanto en un caso como en el otro», la UE y China «están a la espera de ver si las amenazas» de Trump «se concretan» realmente, estima por su parte Sébastien Jean.

Para el analista del Cepii, la administración estadounidense habla mucho por el momento, pero, «exceptuando el TPP» -el acuerdo de libre comercio entre países de la región Asia-Pacífico, del que Trump pidió retirarse-, «no ha pasado al acto».

Y Trump acaba además de enviar a su homólogo chino una carta en la que dice querer construir una «relación constructiva» entre ambos países.

Por Clément ZAMPA con Julien GIRAULT en Pekín

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