Economía

Gobierno obtendrá una cuarta parte de los recursos que necesita

ENTREVISTA. Francisco Rodríguez, director de investigación para América Latina de Bank of America, llegó a Caracas el miércoles acompañado de un grupo de 12 inversionistas extranjeros, ansiosos por tener más información sobre el país que ha disparado alarmas en los mercados internacionales por el mal desempeño de su deuda y las expectativas – cada vez más altas- de un posible default.

Publicidad
francisco-rodriguez y las sanciones
Foto: AP

La inflación rampante, la elevada escasez, la reducción del ingreso petrolero y la percepción de inestabilidad social y política hacen que el llamado del gobierno a invertir y traer dólares a Venezuela, en medio de anuncios económicos incompletos, sea visto con desconfianza.
Las medidas cambiarias anunciadas por el presidente Nicolás Maduro despertaron aún más interrogantes. ¿Es factible mantener la tasa de 6,30 bolívares por dólar? ¿El tercer mercado será realmente flexible? ¿Cuál será el tipo de cambio para el sistema de subastas? ¿Podrán estas medidas equilibrar la economía? Rodríguez ofreció más detalles sobre estos temas luego de dos días de intensas reuniones con representantes del gabinete económico y analistas locales.
-¿Cómo estuvo la reunión con el ministro de Economía, Finanzas y Banca Pública, Rodolfo Marco Torres?
-Esta es la cuarta reunión con grupos de inversionistas en Caracas. En general fueron reuniones positivas, Marco Torres es muy abierto y dispuesto a conversar. El encuentro duró casi dos horas.
Durante la reunión se dedicó a explicar la política económica. En materia cambiaria reiteró que se quedará la tasa de 6,30 bolívares por dólar restringida para compra de alimentos y medicinas. También mencionó un segundo tipo de cambio que reemplazará a los dos sistemas de Sicad; no fue específico sobre cuál sería el tipo de cambio ni el mecanismo de ajuste, pero la tasa sí tendría algo de flexibilidad para moverse a través del tiempo.
Con respecto al mercado adicional –en el que participará la bolsa-, que hasta donde yo sé no tiene nombre, sería un sistema con algunas características de los anteriores –Sitme y permuta-, en los cuales hubo intercambio de bonos, pero en esta oportunidad ocurriría con una verdadera flexibilidad cambiaria. En otras palabras, es un mecanismo en el que la tasa resulte del libre intercambio de oferta y demanda.
-¿Este sistema contribuye a la eliminación de las distorsiones cambiarias?
-La impresión que ofrece Marco Torres es la de un ministro de Economía que más o menos reconoce los problemas que hay y ofrece medidas que van en la dirección correcta. El único problema que matiza el efecto del sistema cambiario que se está presentando es que sigue siendo parecido al que ya se implementó en ocasiones anteriores.
Cuando se presentó el Sicad II se dijo que sería flexible y se hizo una normativa para eso; igual pasó con Sicad I: las subastas son un mecanismo de libre mercado. Incluso con el Sitme se dijo que el tipo de cambio flotaría con la oferta y la demanda.
Evidentemente, existe un temor de que la moneda se deprecie mucho y entonces se terminan estableciendo topes, lo que convirtieron estos sistemas en otro nivel del control cambiario. Pareciera que esta vez habrá un poquito más de flexibilidad. Pero el escepticismo viene no tanto por este tema, sino porque el país debería dirigirse a una unificación cambiaria. Un esquema como este podría ayudar si se utiliza como debería ser. Dado que el gobierno ha intentado hacer esto antes, hay problemas de credibilidad y el Ejecutivo tiene que rescatar eso.
-¿Hay suficientes divisas para cubrir la demanda del tercer mercado, el más flexible?
-La gente piensa que hay una demanda de dólares que está dada y el gobierno tiene que conseguir suficientes divisas para alimentarla, de lo contrario la oferta va a ser insuficiente.
En realidad, siempre que hay una diferencia entre la oferta y la demanda es porque hay un problema de precios. El gobierno no debería vender ni un solo dólar en el control de cambio, pero como tenemos un tipo de cambio sobrevaluado, ningún privado quiere vender dólares por lo que el gobierno está obligado a hacerlo.
Si Venezuela resuelve este problema con un tipo de cambio flexible, sería bueno para el gobierno desde el punto de vista fiscal y el precio lo suficientemente realista para que la gente que quiere comprar, compre, y los que quieren vender, vendan. Como actualmente no existe ese precio, si intentas mantener un tipo de cambio artificialmente bajo, no vas a tener oferta privada.
En un escenario en el que el petróleo llegue a $40 el barril, el Estado por día hábil tendría un poco más de $100 millones para vender en los tres sistemas cambiarios, incluyendo al sector público. Mientras más depreciado el tipo de cambio más podría vender en este mercado alternativo. La intervención del gobierno en el mercado flexible podría estar cercano a los niveles de Sicad II.
Según algunos analistas, para diciembre de 2014 la oferta en el Sistema Cambiario Alternativo de Divisas (Sicad II) estaba entre $16 y $18 miilones diarios a una tasa cercana a los 50 bolívares por dólar. Más de 90% provino del sector público.
-¿Y la oferta privada?
-Tomando en cuenta los actuales precios del petróleo y en el caso optimista de que se logre integrar al paralelo en el tercer mercado y que se reduzcan las importaciones, podríamos estar hablando entre $10 y $20 millones diarios adicionales provenientes de la oferta privada, siempre y cuando dejen que el tipo de cambio fluctúe.
-¿Qué respuesta dio el ministro ante las expectativas de que Venezuela no pueda cancelar su deuda externa?
-El ministro nos reiteró la voluntad de pago de los compromisos de deuda. Dijo incluso que nos invitaba a que fuéramos el 17 de marzo, un día después de pago de bonos, para demostrarnos que había cumplido su promesa. También habló sobre la necesidad de generar más divisas, mayor racionalidad en el otorgamiento de dólares para toda la economía.
El default –cesación de pagos- es una forma de conseguir dinero y financiarse pero no lo considero muy probable.
Algunas firmas de inversión indican que la posibilidad de cesación de pagos en el corto plazo es baja; sin embargo, no descartan que más adelante puedan presentarse problemas para la cancelación de los compromisos. Calificadoras de riesgo como Moody’s y Standard and Poor’s han degradado la calificación de la deuda venezolana, valorando sus papeles como títulos de muy alto riesgo.
-¿Tiene el gobierno los recursos para cumplir con sus compromisos este año?
-Según yo recuerdo, este año se deben cancelar $10.500 millones en bonos tanto de Pdvsa como de la República y hay como unos $2.000 millones adicionales de servicios de deuda externa que no son bonos.
Si cuentas el Fondo Chino, que son $6.000 millones -$5.000 en amortización y $1.000 en intereses- podría quedar en $19.000 millones. Si préstamo de China se renueva, el gobierno tiene que salir a buscar entre $11.000 y $13.000 millones para cubrir el resto de los compromisos externos.
El presidente Nicolás Maduro no ha ofrecido detalles sobre el financiamiento otorgado por China. Hasta ahora, se entiende que los recursos obtenidos -$20.000 millones, según Maduro- vienen atados a proyectos específicos y no ayudan a Venezuela a mejorar su posición en moneda extranjera. Los expertos coinciden en que lo único que se logró en efectivo fue la renovación del tramo A del Fondo Conjunto China-Venezuela, que vence en febrero y permitiría obtener hasta $4.000 millones adicionales.
-¿Se pueden conseguir esos niveles de financiamiento externo?
-Con los actuales precios del petróleo, $40.000 millones que es lo que necesitaría Venezuela –entre importaciones y pago de deuda- para mantener el mismo ritmo del año pasado. No tengo ninguna duda de que ese ajuste va a ocurrir, el dinero se va a conseguir pidiendo prestado o recortando las importaciones, o gastando algo de su propio dinero. Pero si nos preguntamos cuál es la magnitud del ajuste son esos $40.000 millones. Es difícil imaginarnos que el gobierno podría conseguir esa cantidad.
Es muy complicado evaluar en este momento cuánto podría conseguir Venezuela en préstamos porque no hemos tenido ningún anuncio oficial de China y la declaración del presidente Maduro ha sido imprecisa, ya que el dinero para proyectos de inversión no ayuda a resolver las necesidades de financiamiento. Lo más probable es que se concrete la extensión del Fondo Chino.
Pero si el gobierno acepta diseñar los préstamos o los instrumentos de financiamiento poniendo activos en garantía, como lo hizo con Citgo Petroleum –filial de Pdvsa en los Estados Unidos-, podría obtener $6.000 millones adicionales, incluyendo lo de China. En un escenario optimista, de esos $40.000 se cubrirían $10.000 con financiamiento.
El esquema de endeudamiento poniendo activos en garantía está siendo empleado por Citgo Petroleum para obtener recursos y financiar a Pdvsa. La empresa emitirá bonos por $1.500 millones y buscará un préstamo por $1.000 millones, y para atraer a los inversionistas pondrá en garantía en caso de impago parte de sus instalaciones valoradas en $750 millones de dólares, más 49% porcentaje del capital accionario. Aunque Moody’s calificó este “paquete de seguridad” como “débil”, el principio del mecanismo resulta útil para aplicarse a otros activos que tenga Venezuela en el exterior y obtener recursos adicionales sin necesidad de venderlos.
-¿Tiene sentido subir el precio de la gasolina sin hacer un ajuste cambiario?
-Yo creo que deberían hacer las dos cosas y parece que el gobierno está decidido. Con el ajuste cambiario, el tipo de cambio promedio ponderado podría ser de 35 bolívares por dólar, y eso lograría una reducción del déficit de aproximadamente 10 puntos de PIB, pero igual sigue habiendo un desbalance. El aumento de la gasolina podría generar un cierre en la brecha entre ingresos y gastos de 7 puntos de PIB.
Lo que puede ser problemático es subir la gasolina sin hacer el ajuste cambiario, y no porque exista una dependencia lógica entre ambas medidas. Cuando se incrementa el precio de la gasolina, es muy importante pensar cuál es el tipo de cambio de referencia. Si se sigue usando la tasa de 6,30 bolívares por dólar el aumento de la gasolina no dará. Incluso si se aumenta a los valores del mercado internacional, al multiplicarlo por 6,30 el combustible igual va a valer en Venezuela 5% de lo que cuesta en Colombia. O se entiende eso y se aumenta significativamente el precio de la gasolina, o se intenta unificar las tasas de cambio.
Es importante que estas medidas vengan juntas, ya que de ese modo se evitan distorsiones que minimicen los efectos del ajuste y continúen los incentivos para el contrabando.]]>

Publicidad
Publicidad