Las remesas familiares enviadas por migrantes guatemaltecos desde el extranjero, en su mayoría de Estados Unidos, sumaron 8.192,2 millones de dólares en 2017, el más alto del que se tiene registro, informó el Banco de Guatemala.
La institución detalló que las remesas de 2017 superan en 14% los 7.159,9 millones de 2016, que también fue un monto histórico.
En 2015, los guatemaltecos radicados en el exterior enviaron 6.284,9 millones de dólares.
En paralelo a la subida de remesas, las deportaciones de guatemaltecos desde Estados Unidos aumentaron levemente el año pasado, según la Dirección General de Migración de Guatemala.
De acuerdo con la institución, en 2017, el primer año del gobierno del presidente Donald Trump, fueron expulsados de territorio estadounidense 32.833 guatemaltecos, un incremento de 2,5% comparado con 2016.
La economía guatemalteca depende sustancialmente de las remesas que envían sus emigrantes desde el exterior, sobre todo de Estados Unidos, equivalente a 70% de los ingresos por exportaciones, que en promedio alcanzan 10.000 millones de dólares anuales.
El Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala estima que alrededor de 1,5 millones de guatemaltecos viven en Estados Unidos y solo entre 300.000 y 400.000 tienen residencia legal.]]>
Servicio "Envío de divisas" permite a los 3,5 millones de clientes personas naturales del Banco Mercantil recibir de manera instantánea dinero enviado por familiares y amigos desde cualquier país del mundo "de una manera fácil e inmediata".
Banesco lanza nueva campaña comunicacional para promocionar su nuevo servicio de recepción de remesas con MoneyGram. La empresa internacional de envíos de dinero ya operaba con bancos en Venezuela, pero Banesco promete hacer estas operaciones de manera más expedita y económica.
Las remesas son una fuente esencial de recursos para los hogares de los países de ingreso bajo y medio, ya que alivian la pobreza, están asociadas a mejores resultados nutricionales y tasas de matriculación escolar más altas, así como a mejoras en la vivienda y la capacidad de afrontar las pérdidas después de un desastre natural
