Las causas son varias: la carencia de suficientes bienes y la poca diversidad en los anaqueles, producto de la imposibilidad de acceder al suministro nacional y al internacional ante las limitaciones cambiarias; la permanente arremetida fiscalizadora contra un comercio en estado de indefensión, por la manera como se ha administrado la Ley de Precios Justos; y el cumplimiento de una Ley 0rgánica del Trabajo y la de inamovilidad laboral que han resultado restrictivas para los comercios en la necesaria búsqueda de la competitividad.
A esto se sumaron las previsiones de abastecimiento de los consumidores, lo que los obligó a hacer colas desde finales del año pasado y durante el 2014 para no tener que repetir la experiencia en 2015.
«Como se esperaba, la escasez, la inflación y la incertidumbre en materia económica han impuesto un comportamiento en la relación oferta-demanda a nivel nacional durante los meses de mayor capacidad de compra de cierta parte de la población».
El sector inicia 2015 con una alta dosis de escepticismo. Aunque los economistas afirman que el gobierno se verá obligado a tomar medidas fiscales y monetarias para enfrentar la caída de los ingresos petroleros -medidas que difirió durante 18 meses- los comerciantes afiliados no coinciden plenamente, pues no queda claro cómo hará el gobierno para reactivar la manufactura.
«Lo que se percibe es un recrudecimiento de los restrictivos sistemas de controles de cambio y de precios, que han concluido en lo que el Comercio y los Servicios están registrando a finales del 2014 como un efecto negativo histórico», expresó el texto del gremio. Añade que la reciente reforma de la Ley de Timbre Fiscal, cuya aplicación califican de «perjudicial», evidencia la negativa de mejorar las condiciones de las empresas privadas.
Señala que el gobierno está obligado a analizar de manera responsable la magnitud de su costo operativo, ya que no se le debe seguir imputando a los ciudadanos por la vía de la inflación, y al empresariado por intermedio de la multiplicación tributaria.
Por último, considera que ya el diálogo entre empresarios y el gobierno se ha dado y cumplió su rol. «Ya las propuestas están hechas y los males están diagnosticados. Ha llegado el momento de que el gran hacedor de políticas públicas tome las decisiones que agilicen la economía, conduzcan al mercado hacia la modernización y su actualización».
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