Economía

La escasez impedirá al gobierno eliminar gradualmente el control de precios

La única forma en que los precios relativos de los alimentos bajen es que se disminuya el desabastecimiento, sostuvo el economista Ángel Alayón este miércoles, en el marco de un foro organizado por la Asociación Venezolana de Ejecutivos.

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Señaló que ante las circunstancias de escasez actuales, el gobierno debe avanzar muy rápido si quiere un sistema transitorio de administración de precios.
De acuerdo con el economista, existen varias fórmulas para que el impacto del desmotaje del control de precios no sea tan devastador.
Citó el ejemplo de China, que estableció un sistema dual en el que las empresas se comprometían a vender un porcentaje de su producción a precios regulados al gobierno, que era quien lo distribuía. Esto es factible en Venezuela, porque el gobierno ya cuenta con un sistema de distribución.
También está la alternativa de una negociación de ajustes paulatino de precios, «que suban por ejemplo en un porcentaje menor a la inflación hasta que se liberen», explicó.
Por último, está el sistema brasileño, en el que los precios se liberaron de la noche a la mañana.
Para el experto, el mejor esquema es el transitorio, sin embargo, mientras se profundicen los desequilibrios en el mercado esta opción se va haciendo menos probable. «Lo más probable es que tengas que desmontar de un día para otro, como hizo Brasil», advirtió.
Si el gobierno desea recurrir a un sistema negociado es necesario que se empiece ahora. «Si se llega a profundizar la escasez tienen que hacerlo más abruptamente, porque es la única forma de incentivar la oferta en el corto plazo», dijo.
Antes el gobierno recurría a las importaciones para solventar problemas de desabastecimiento, pero este año la baja de los ingresos en divisas del país no lo permite. Por ello, Alayón opina que hay que buscar formas rápidas de reactivar el circuito de producción agroalimentario.
Considera que el control de precios colapsó hace mucho tiempo y destacó el caso de las carnicerías. «Dieron una declaración ayer que a mi me pareció dramática: la única forma de que no nos multen es no vendiendo carne. Eso significa que el control de precios no permite que haya comercialización», dijo.
-Oportunidad en la mira-
El mundo está cambiando y la preocupación es si el país puede montarse en la ola, señaló Alayón en su introducción al evento. «En la humanidad habrá dos clases de personas, las que estén montados en la ola de la tecnología y las que no lo estén», señaló. Considera que se está a las puertas de una tercera revolución industrial, lo que significa el preámbulo para el crecimiento económico.
«Lo que puede ocurrir en las próximas décadas es una profunda desigualdad entre los países que se monten en la tercera revolución industrial y los que se queden atrás», expresó.
Ya la mano de obra barata -ofrecida por las naciones asiáticas y latinoamericanas- no será una ventaja competitiva, pues las empresas están en proceso de regresar a los países desarrollados, ya que allí están los mejores mercados, infraestructura y estabilidad.
En Venezuela, la tercera revolución industrial llega como una amenaza específica. Alayón recordó que el país depende de la extracción de combustibles fósiles, en un momento en que las fuentes alternativas de energía se vuelven cada vez menos costosas.
La energía eólica por ejemplo, será la menos costosa en los próximos diez años. «La edad de piedra no se acabó porque se acabó la piedra (…). Puede ser que como país petrolero nos veamos desplazados en menor tiempo de lo que se pensaba», dijo.
Opina que los gobiernos tienen que reaccionar ante esta situación. Los países para tratar el tema deben reconocer que el motor para el crecimiento es la empresa privada vigorosa.
«La agenda de políticas públicas debe enfocarse en esa dirección», expresó. Uno de los ejemplos es China, que a partir de 1978 avanzó hacia una política basado en el pragmatismo para promover la inversión privada. El gigante asiático ha sacado en los últimos 35 años a 400 millones de personas de la pobreza.
Hay otro ejemplo cercano, Brasil, con un programa llamado Inovar. Se espera que para este año se hayan financiado más de $2.000 millones en nuevas empresas. Lo mismo ocurre con la iniciativa StartUp en Chile.
Uruguay incluyó explícitamente entre sus políticas públicas subir en el índice Doing Business.
En Venezuela, la incertidumbre sobre la macroeconomía y la aplicación de ciertas políticas públicas ha complicado el panorama de negocios. Se debe avanzar, en su opinión, a la alianza público-privada para alcanzar el desarrollo económico.
También se requiere mano de obra calificada y generar cultura de innovación. «Hay una agenda en el tema educativo que el gobierno debe atender», dijo. Detalló que en el país hay un déficit de 2.000 escuelas y el año pasado solo se hicieron 17.
«Nuestros problemas son de políticas públicas y políticas económicas, y estas pueden cambiar», aseveró. Dijo que la recuperación es posible.]]>

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