Economía

Los concesionarios apartaron la exclusividad para ser "toderos"

El concepto de los concesionarios de ofrecer exclusividad en las marcas que representaban, quedó en el pasado. La prolongada crisis ha dado pie a la reconversión de un sector que aguantó adversidades a la espera de mejores tiempos que nunca llegaron.

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@jahurtado15

Como el resto del sector, los concesionarios automotores padecen una verdadera crisis tras siete años consecutivos de caída de las ventas, lo que ha traído como consecuencia la desaparición de no pocos locales y la transformación del negocio medular de los que aún subsisten, muchos de los cuales se han visto en la necesidad de realizar labores hasta ahora propias de autoperiquitos y tiendas especializadas en otras materias.

Para sobrevivir, muchos comenzaron a vender autos usados, una práctica que inauguró la francesa Renault en 2010 y que fue imitada por muchas más. Sin embargo, la recesión del mercado también obligó a hacer cambios en este filón y de comercializar solo vehículos de la marca representada, muchos han tenido que aceptar vehículos de otras firmas.

Así lo evidencia una ex agencia exclusiva de otra marca japonesa, en cuya exhibición hay vehículos con diferentes insignias. Bajo petición de anonimato, el único vendedor presente acota que si bien han recibido muchos autos entregados a consignación por personas que se van del país, en los últimos meses las ventas han caído dado el alza de precios como consecuencia de la subida del mercado paralelo de divisas.

La diversificación también ha apuntado a áreas no exploradas hasta ahora por las agencias automotrices. ‘Blindamos su vehículo de cualquier marca’, ‘Oferta en papel ahumado y sistemas de seguridad’, ‘Proteja su vehículo con el mejor sistema de rastreo satelital del mercado’, ‘Alquiler de vehículos’ son solo algunos de los letreros que se observan en las vidrieras de los vacíos salones de exhibición.

Otras agencias se han dedicado a comercializar desde plantas eléctricas hasta motores fuera de borda, motos de agua y cualquier dispositivo que cuente con un propulsor, quizás con la idea de mantenerse alineados con el negocio medular. De lo que no queda duda es que los visos de una mejora de la situación no se vislumbra en el corto o mediano plazo.

– Buscando sobrevivir –

Con ventas que al cierre de noviembre de este año apenas representaron 3,2% de lo comercializado en 2007, es indudable que los concesionarios aun en pie han tenido que ingeniárselas para sobrevivir, dedicándose casi en exclusiva a la venta de repuestos y el mantenimiento, un filón de negocio que deja sus beneficios pero nada comparable con los gruesos resultados de la venta de autos.

“Nos vimos obligados a cambiar el modelo de negocio”, comenta el propietario de un concesionario de una marca europea que pidió no ser identificado, quien recordó que la situación los forzó a expandir la atención a clientes de otras marcas. “Tenemos unas instalaciones y un personal que necesitamos mantener y con los clientes de la marca no es suficiente, así que atendemos a casi cualquier marca”, acota.

Pero hay opiniones disímiles al respecto. “Algunos concesionarios hicieron mucho dinero por la feroz especulación con los repuestos”, acota un personero relacionado con la industria ensambladora que por razones obvias pidió no ser identificado, quien agrega que no obstante, la crisis también dio al traste con este lucrativo negocio.

Al respecto, uno de los entrevistados recuerda que desde el año pasado los agentes exclusivos no reciben dólares para la compra de repuestos, lo que ha llevado al cierre de varios de sus talleres. “Eso sí puede provocar un cierre masivo de agencias”, comenta.

En efecto, las últimas subastas convocadas por atender las necesidades de repuestos limitan la participación a ensambladoras, fabricantes de partes y distribuidores afiliados a la Cámara Nacional de Comercio de Autopartes (Canidra), negando la oportunidad a los concesionarios a acceder a los preciados dólares oficiales.

A ello hay que añadir que en virtud del alto costo de los servicios en los centros de revisión de los concesionarios, cada vez más clientes acuden a talleres de su preferencia en busca de mejores precios.

– Tiempos dorados – 

Mucha agua ha corrido desde aquellos no lejanos primeros años del siglo XXI, cuando la bonanza petrolera abonó el terreno para la prosperidad de un sector que llegó a vender medio millón de autos en 2007, lo que propició el crecimiento del número de concesionarios a más de 540, entre distribuidores de marcas tradicionales y nuevos participantes del mercado.

Siete años después, el panorama es diametralmente opuesto. “No sabemos cuántos concesionarios subsisten, ese es un número que no hemos podido precisar”, señala un ex directivo de la Federación de Asociaciones de Distribuidores de Automotores y Maquinarias de Venezuela (Fadam) que prefirió el anonimato, y quien asegura que la cifra es significativa.

No obstante, cálculos empíricos de los propios participantes del negocio permiten tener idea de la realidad actual. Para 2013, cuando todavía la crisis no había llagado a los niveles actuales, se estimaba que ya habían desaparecido unos 100 concesionarios, en su mayoría los dedicados a comercializar marcas importadas de reciente entrada al mercado.

Agobiadas por la caída en la entrega de las licencias de importación y dólares oficiales, se estima que para 2013 ya no estaban en el mercado 22 de las 45 marcas existentes en 2007, como Seat, Peugeot, Citröen, Porsche, BMW, Mini, Land Rover, Mercedes-Benz, Tata, Cinascar (representante de varias firmas asiáticas), Geely y Great Wall, entre otras muchas; salida que conllevó el cierre de la casi totalidad de los locales de venta.

– Algunos cálculos –

El periodista especializado Raúl Álvarez, director de la publicación on line ‘Guía del Motor’, asegura que la situación ha empeorado al punto de estimar que 50% de los concesionarios que existían en 2008 no están operando. “Considero que la mitad cerró o está inactivo”, dice, recordando que ni siquiera dedicándose a actividades distintas a la venta han podido mantenerse a flote.

Sin embargo, otro ex directivo de Fadam que también pidió el anonimato asegura que pese a la crisis, no ha habido la mortandad prevista. “De los más de 400 concesionarios que estaban afiliados, en 2008 muchos han aguantado con estoicismo esperando mejores tiempos. Pero esos mejores tiempos no llegaron”, dice.

De cualquier manera, en apenas una cuadra de la caraqueña avenida Francisco de Miranda permite tener una idea de la situación. En ese trayecto existían tres concesionarios de las marcas Chevrolet, Hyundai y Fiat. Hoy la agencia de General Motors solo ofrece servicios de mantenimiento, el representante de la firma coreana está cerrado a cal y canto desde hace más de dos años y el antiguo local de la firma italiana ahora muestra los colores de Chery, marca ensamblada localmente por una empresa mixta de la que el gobierno el propietario del 51%.

Asimismo, a lo largo de todo el territorio nacional es posible observar que muchas ex agencias de autos ahora son ventas de electrodomésticos, supermercados, tiendas de conveniencia, farmacias y hasta iglesias evangélicas.

A este drama comercial hay que sumar el humano, pues el revés del sector significó el despido de una fuerza de ventas estimada en unos 10.000 empleados directos e indirectos, según datos del sector para 2008.

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