Economía

Maza Zavala, el socialista que el chavismo se negó a escuchar

El doctor Maza Zavala. Así se le llamaba. Como si el título que obtuvo en 1962 en la UCV se hubiese convertido en su nombre de pila. Citado por investigadores, consultado por periodistas y admirado por su gremio, este economista jamás negó su marco teórico socialista, pero sin despegar los pies de la tierra.

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Foto: AVN | Wilmer Erradas | Archivo

La voz de Domingo Felipe Maza Zavala se apagó hace seis años un día como hoy. Sus 88 años de vida transcurrieron entre el periodismo, el Banco Central de Venezuela, la política y las aulas de las universidades.

Criticado por los liberales por su tendencia socialista y por la izquierda por su tendencia liberal, su autoridad se acomodó en una especie de centro orientador, pero al que nadie con poder de decisión tomó en cuenta, al menos desde 1999.

Entre 1994 y 2007 ocupó uno de los asientos del directorio del Banco Central. Desde allí vivió la crisis financiera, de la que asegura que el Estado salió ganando, pues se recuperó el dinero entregado como auxilio a los bancos.

En 2003 se enfrentó públicamente al presidente Hugo Chávez, quien a pesar de asegurar que lo admiraba, llegó a decir que los años «le estaban pegando» y se había vuelto un defensor del capitalismo.

El motivo principal de la disputa fue la solicitud de Chávez de «un millardito» de dólares de las reservas internacionales para impulsar la producción agrícola. Maza Zavala, entonces directivo del Banco Central, era uno de los que se negaba. En principio por evitar la disminución de las reservas y luego porque se entregarían sin contraprestación, afectando el equilibrio de las cuentas del BCV y su autonomía. 10 años más tarde prácticamente ninguno de los objetivos planteados por esa medida alcanzó el éxito.

La experiencia de Maza Zavala lo había preparado para momentos como ese. En 1960 estuvo en la comisión de administración cambiaria (el Cadivi de la época).

«Yo era el muro de contención de toda esa avalancha de solicitudes, de presiones hasta del mismo Gobierno», recuerda en uno de sus libros.

Le tocó agachar la cabeza en 2005, cuando la reforma de la Ley del Banco Central complació la solicitud de Chávez y el BCV además de ver quebrada su autonomía, también perdía la centralización de las divisas que ingresan al país.

A pesar de su cúmulo de conocimientos sobre la economía del país, su voz no tuvo eco en Miraflores durante el mandato de Chávez. Fue uno de los economistas de mayor altura moral, académica y profesional en advertir el caos que hoy se vive.

En 2008 escribió en su columna publicada en la revista Zeta: «Cabe estimar que el ‘techo’ de los precios del petróleo si no se ha alcanzado está próximo y es conveniente tenerlo en cuenta para la política petrolera». En ese año la cesta venezolana promedió más de $100, seis años después, el gobierno se desespera ante la «abrupta» caída de los precios por debajo de los $40.

Criticó el uso de los recursos que el gobierno hacía del Fondo Desarrollo Nacional (Fonden) por carecer de transparencia, control por parte de la Asamblea Nacional y por destinarse a gasto corriente. Más de $100.000 millones fueron a parar a ese saco sin que se tenga detalle de su uso, además de no haber cumplido con su objetivo principal que era el de fortalecer el aparato productivo no petrolero.

Profetizó el derrumbe económico actual cuando escribió en 2008 que si los precios del crudo «sufrieran una declinación fuerte, por ejemplo, hasta los $65 el barril, el andamio de nuestra bonanza caería como un castillo de naipes». No ocurrió un gran deslave con la crisis financiera mundial, pero hoy vemos como el castillo que cayó encima a todos los venezolanos.

En una entrevista concedida al diario español La Vanguardia aseguraba ese mismo año: «El desabastecimiento no se va a corregir en el corto plazo, no es un problema de índole estacional o coyuntural, sino estructural. Hay escasez por el colapso de la producción».

Advirtió que la reconversión monetaria no serviría: «la simple eliminación de tres ceros no va a producir un aumento de su valor (de la moneda). Esa es una ilusión». Aseguraba entonces que había que ordenar el manejo macroeconómico del país y frenar las presiones inflacionarias para que la medida surtiera efecto.

Su concepción del socialismo era distinta al mezclote propuesto por Chávez. Él afirmaba que el capitalismo era la base para construir el socialismo en el país y que debía avanzarse sin imposiciones:

«Si el socialismo es que la gente coma todos los días, que tenga su casita, que tenga medios para vivir, que sus hijos puedan ir a la escuela, que su salud sea defendida, que su futuro esté garantizado… todos diría: ‘Yo soy socialista’, Pero si es que unos pocos van a gobernar en nombre de la mayoría, eso no es socialismo, por supuesto que no, que unos pocos se enriquezcan y la mayoría quede fuera, eso no es socialismo de ninguna manera».
Con información de los libros escritos por D.F. Maza Zavala:

* Yo, el Banco Central y la economía venezolana (2007)
* La década crítica de la economía venezolana 1998-2007 (2008)

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