Energía y Petróleo

Minar un bitcoin requiere del mismo consumo eléctrico de un hogar al mes

Analistas observan con reserva la capacidad de respuesta del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) ante la oferta del gobierno de Venezuela de llevar la minería de criptomonedas a escala nacional.

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Granja de criptomonedas
Foto: Archivo / Gregorio Terán / AVN

En tres meses, el gobierno ha desatado una ofensiva comunicacional sobre la creación de granjas de minado en liceos y universidades,  en las que se podrán procesar cualquiera de las criptomonedas que existen en el mundo.
La intención del gobierno –por lo menos en el discurso– es la masificar una actividad que se desarrolla en otras partes del planeta. Para algunos, el problema puede estar en el SEN, que dado el nivel de deterioro que presenta, no pueda soportar la demanda del minado de criptomonedas.
Miguel Lara, exgerente de la Oficina de Operación de Sistemas Interconectados (Opsis), señala que “las granjas de minado tienen un consumo eléctrico no despreciable, algunas pueden consumir hasta más de 20 megavatios (MW)”.
Esto equivale aproximadamente al consumo eléctrico de Parque Central con las torres Este y Oeste incluidas, señala Jesús Pacheco, profesor de la Universidad Simón Bolívar.
Estudios revelan que el minado de un bitcoin en la cadena de bloques supone un consumo energético de unos 200 kWh, energía con la cual se podría mantener un hogar promedio durante todo un mes, refiere ING Bank. Y puntualiza que hay diversidad de equipos.
Una máquina, por ejemplo, puede consumir 2.200 vatios, lo que equivale a una secadora o un aire acondicionado no ahorrador encendido todo el día, argumenta Robinson Rivas, profesor de la Universidad Central de Venezuela.
“Ese nivel de demanda”, dice Lara, “puede ser colocado en el sistema eléctrico considerando el bajón que ha registrado ese indicador en los últimos años”, debido a la paralización del aparato productivo, la actividad comercial y la caída del Producto Interno Bruto (PIB). Pero advierte, “solo puede conectarse a subestaciones que tengan la posibilidad de absorber esa capacidad y, dependiendo de la zona donde se instale la granja, puede tener mayor o menor impacto sobre el sistema y ellos tener una menor probabilidad de corte”.
Pacheco sostiene que la demanda eléctrica nacional del martes 6 de febrero –previo al apagón registrado en Distrito Capital, Miranda y Vargas- alcanzó 12.000 MW, es decir, similar a la del año 2000.
“Este retroceso se debe a que estamos en un país quebrado”. Precisa que la generación también está contraída: Tacoa, Planta Centro, Termozulia operan en un porcentaje muy bajo de su capacidad instalada, por tanto “si esas granjas se colocan en Falcón o en Carabobo, por ejemplo, no van a tener acogida”.
En su opinión “todo va a depender de cuán masiva sea esa política».
Explica Rivas que las granjas pueden ir desde un pequeño número de máquinas hasta unas 10.000, instaladas en galpones. En esto caso “no hay forma de tomar electricidad de la acometida estándar, requieren de plantas generadoras propias y hasta de transformadores” para ese fin.
“Adelantar estos procesos en el país implica riesgos para los equipos que son muy costosos. Los de nueva generación oscilan entre 3.500 y 5.000 dólares”, señala.
Por su parte, Nelson Hernández, especialista en energía, refiere que en el minado de monedas digitales “el consumo de electricidad va a estar en función de la capacidad de la máquina para minar, aunque partes interesadas han hecho una campaña de que el bitcoin consume mucha electricidad”.
Advierte el también profesor de la Universidad Metropolitana que “no es del todo cierto, porque solo para el bitcoin se está contabilizando la energía eléctrica empleada en su minería, pero no se está comparando con la electricidad utilizada por una moneda real (huella eléctrica), desde la extracción del metal para fabricarla o el árbol derribado para producir el papel moneda y todo lo conexo con el proceso de obtener la moneda”.
Aclara además que “el argumento del alto  consumo de electricidad pierde fortaleza si la electricidad es renovable y autogenerada. Lo que sí es cierto es que Venezuela es el país más barato para minar bitcoin por las bajas tarifas vigentes”.
Aunque el presidente Nicolás Maduro y su equipo de trabajo señalan que el petro –moneda virtual del Estado venezolano– es una criptomoneda, Lara, Rivas y Hernández coinciden en que no lo es.
“El petro es un bono, es una deuda al portador respaldada con un barril de petróleo”, dice Rivas al tiempo de señalar que en el White PAper (Libro blanco), difundido por el gobierno, no hay una sola especificación, solo refiere el algoritmo, la computadora más o menos normal y que no es minable”.]]>

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