Consumo

Navidades secas avizora la industria de licores

La entrada en vigencia de la Ley de Impuesto sobre Alcohol y Especies Alcohólicas ha generado la descapitalización del sector licorero que, agobiado por el alza de los impuestos y el marcaje de precios, opera a su mínima expresión.

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La reforma de la ley, aprobada vía Habilitante por el presidente Nicolás Maduro en noviembre de 2014, marcó un antes y después para los importadores y fabricantes nacionales, cuyos impuestos aportan el equivalente a 2,3% del producto interno bruto del país.

Desde el 16 de noviembre, cuando entró en vigencia el instrumento, los empresarios del sector han sostenido múltiples reuniones con los organismos del Estado para explicar cómo la modificación en el cálculo de los tributos y la eliminación de los plazos de pago tienen a la industria paralizada, coincidieron fuentes tanto del lado manufacturero como del importador en declaraciones a Elestimulo.com.

Uno de los consultados explicó que más allá del aumento del impuesto al PVP (que pasó de 15% a 35% en el caso del vino y de 20% a 50% para los destilados), el primer escollo se presenta en la forma de cálculo de la obligación. Indicó que son los importadores o los productores los que tienen que fijar el precio de venta al público, con lo cual se elimina la posibilidad de sumar los costos de los distribuidores y licorerías.

«Esto ha hecho que se vean mermados los márgenes de comercialización de la cadena de distribución», señaló el empresario. Ante la situación, los comerciantes rechazan ciertos productos que no les permiten cubrir los costos de la operación o reducen la cantidad solicitada y, por ende, mantienen sus inventarios al mínimo, ya que no pueden modificar los precios para ajustarlos a los costos de reposición.

Otro problema de la ley es que elimina el plazo de 90 días que tenían los importadores para pagar el tributo. Ahora, además de que ha aumentado significativamente, deben cancelarlo por adelantado de una sola vez. «Por ejemplo, la ley vieja me otorgaba tres meses para pagar Bs 1 millón por impuesto del PVP de un contenedor de 880 cajas. Hoy, el monto asciende a Bs 14 millones que además se tiene que prepagar», dijo.

Las fuentes coinciden en que las importaciones han descendido entre 80% y 90% desde diciembre del año pasado. Uno de los consultados precisó que solo dos empresas pequeñas han podido traer mercancía este año.

«Para diciembre no han pedido nada, no saben que van a pedir», señaló uno de los voceros consultados. «Ahora todo el mundo está parado. Los importadores no sabemos como pedirle al proveedor que marque el precio de venta y los productores no tienen solventes para imprimir el precio en la botella», añadió una segundo fuente.

Afirman que la mercancía que se tiene actualmente en inventario es la que se tendrá para ofrecer al mercado en la época decembrina. Ambos consideran que las empresas pequeñas del sector van a tender a desaparecer porque no cuentan con el músculo financiero para pagar los impuestos, mientras las grandes utilizarán los dividendos represados para cubrir el tributo.

-Precios y contrabando-

Entre 50% y 60% de los precios de venta de los licores corresponde al costo de los impuestos (PVP más Impuesto al Valor Agregado), reveló uno de los empresarios. Esto genera preocupación en el sector debido a que el diferencial con los precios de las zonas con regímenes especiales (Margarita y Paraguaná) se convierte en un incentivo para el contrabando.

«La gente va a contrabandear ron, ni siquiera whisky», señaló la fuente vinculada al sector importador.

En la zona libre de Paraguaná se puede conseguir un ron sencillo en Bs 600, mientras que en Caracas se vende en las licorerías por casi el doble. El diferencial en algunas bebidas más costosas, como el whisky, es menor -alrededor de 20% y 30%- pero sigue siendo atractivo para los revendedores.

Adicionalmente, está el problema de los llamados laboratorios de «adulteración», que para rendir el licor lo mezclan con yodo y agua. «En el último mes y medio se han desmantelado al menos tres», dijo uno de los entrevistados. 

El aumento del precio también afecta a los productores que, ante la caída de la demanda por la migración del consumo a bebidas más económicas, han reducido sus actividades. De hecho, admiten que las fallas con el suministro de materia prima han caído porque ahora solicitan menos insumos. «La producción está en su mínima expresión», detallaron.

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