Economía

Paquetazo de Maduro lanza a Venezuela de cabeza en la hiperinflación

Las medidas anunciadas el miércoles por el presidente Nicolás Maduro no corregirán las nefastas distorsiones de la economía venezolana, acelerarán la inflación más alta del mundo, no doblegarán el dólar paralelo y solamente aliviarán un poco las quebradas cuentas fiscales, coincidieron expertos consultados por El Estímulo.

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Bolívares

En un evidente esfuerzo por atenuar el impacto que tendrá su paquete de medidas entre la población más pobre y los trabajadores formales, Maduro anunció un aumento de 52% en el ingreso mínimo integral, junto con el alza de 20% en el salario mínimo.

“Este es el aumento número 11 de Maduro en casi tres años de gobierno. Este 20% se queda corto frente a la inflación, pero a su vez genera más inflación porque no responde a un incremento real en la productividad nacional”, apuntó la economista Anabella Abadí, profesora universitaria y socia de la firma ODH Grupo Consultor.

En una economía con una alta inflación de costos y de demanda, y escasez estructural generalizada, este aumento podría ser el detonante final para acelerar la espiral inflacionaria que devora el patrimonio de personas y empresas, explican otros analistas.

En medio de la recesión y de la parálisis del aparato productivo, se incrementará el circulante monetario, a partir de este aumento de los salarios, sin que haya un correspondiente aumento de la cantidad de bienes y servicios. Esto presionará aún más los precios en una economía que ya está en el umbral de la temida hiperinflación.

“El aumento es costoso para el sector público y privado y en ausencia de medidas de ajustes estructural el impacto es en realidad negativo”, dice al respecto Abadí.

Venezuela tiene desde 2013 la tasa de inflación más alta del mundo y desde hace meses estaba ante el umbral de la hiperinflación, un fenómeno no visto en América desde los años 80 y resuelto desde hace tiempo en casi todo el mundo.

Según los criterios clásicos, un país desemboca en la hiperinflación cuando registra un alza de precio de 50% mensual o más.

“Cualquier presión adicional nos acerca cada vez más a niveles hiperinflacionarios. La posibilidad siempre existe, pero si tenemos 12 meses de inflación mensual de 22% llegamos casi a 1.000% anual. Así que podemos llegar al 720% que dice el FMI sin llegar a 50% mensual», concluye Abadí.

“La frecuencia de tiempo en la cual comienzan a duplicarse los precios cada vez es más corta, eso describe el inicio de un proceso hiperinflacionario muy peligroso. El Ejecutivo parece no tener conciencia de eso”, apunta el también economista Leonardo Buniak, socio de Buniak and Co, una firma consultora especializada en servicios para instituciones financieras de América Latina.

Opina que lo anunciado por Maduro este miércoles, tras meses de amagues, no es exactamente un plan.

“El cálculo político, el discurso político subordinó al discurso económico una vez más”, sintetizó.

Prevé este año una caída de la economía de entre 8% y 10% del Producto Interno Bruto, con una inflación de tres dígitos, una espiral hiperinflacionaria y una nueva disparada del dólar paralelo, “en la medida que se ponga en evidencia la ineficacia absoluta del nuevo esquema o modelo cambiario”.

“La retórica de la guerra económica demuestra ausencia de un plan de ajuste que corrija los desequilibrios. El presidente habla de cifras que no conoce y, peor, parece no entender”, señaló.

Entre esas cifras alarmantes destacó una: el ingreso total de divisas enviadas por la petrolera estatal Pdvsa al Banco Central de Venezuela fue de apenas $77 millones en enero, lo que supone un desplome de 90% comparado con los 815 millones de enero de 2015.

“Es para que los mercados enloquezcan, gracias a Dios el planeta sabe que se equivocó, él y el que le hizo la gráfica”, comentó.

Sobre el impacto en la población asalariada, el dirigente sindical Froilán Barrios, representante del Movimiento Laborista, destaca que “las medidas anunciadas por Maduro no resuelven las expectativas del pueblo trabajador ya que multiplicará la inflación en lugar de contenerla”.

“La aspiración del trabajador es rescatar su poder adquisitivo y poder subsistir”, por lo tanto aumentar el salario 20% y aumentar la cesta ticket no logran resolver esa aspiración ante el aumento de la gasolina, Impuesto Sobre la Renta, tasa de cambio, entre otras variables que conllevan a una inflación cercana a 700% en 2016″, dice.

“Este cuadro alarmante lleva al movimiento sindical a declarar la emergencia sindical y gremial en el país y preparar jornadas de protesta en todo el territorio nacional”, dice al argumentar que la pobreza general aumenta hasta alcanzar el 70% de la población, con el costo de la canasta alimentaria superior a 140.000 bolívares (más de 10 veces el salario básico) y la canasta de bienes en Bs 260.000.

“El aumento salarial le echa más candela al fuego de la inflación y no resuelve nada del poder adquisitivo”, señala Boris Ackerman un experto en consultoría financiera y profesor de la Universidad Simón Bolívar.

“La devaluación a Bs 10 es realmente inentendible. No cubre déficit alguno y solo sirve para mantener subsidios que se terminan diluyendo ante la escasez y el bachaqueo (reventas)”, dijo en alusión a los bienes importados a tasa preferencial.

“Es impresionante la negación, entre lo que se hizo y no hacer nada no hay diferencia. El alza de la gasolina alcanzaría a lo sumo para cubrir un 2% del PIB, cuando el déficit es de entre 20% y 25%”, agrega Ackerman.

Este saldo negativo de las cuentas del gobierno, en relación al Producto Interno Bruto (PIB) o suma total de riqueza que genera la economía en un año, significa una diferencia cercana a los $70.000 millones según, algunos cálculos independientes.

Sobre el mercado paralelo del dólar (la divisa es 10 veces la nueva tasa) Ackerman estima que todo dependerá de las liquidaciones que se hagan en la banda de Bs 200.

“El paralelo no reaccionará mucho. Tendrían que liberarlo y devolver garantías, eliminar controles de precios”, señala el matemático.

El economista Víctor Álvarez, un ex ministro de Industrias del presidente Hugo Chávez, Premio Nacional de Ciencias Sociales, es una de esas voces críticas dentro del chavismo.

“Demasiado poco para tanta espera. Las medidas lucen insuficientes e inocuas. No atacan los problemas estructurales que explican la caída de la producción, escasez, acaparamiento, especulación e inflación”, señala.

“Por el contrario, se insiste en medidas limitadas a la esfera de la distribución y comercialización cuando el problema radica en la falta de producción nacional y oferta importada”, agrega.

El aumento de sueldo “será pan para hoy y hambre para mañana”, porque implica un crédito adicional de fondos que el gobierno no tiene y cuya inyección a la circulación doméstica no tiene el debido respaldo en un aumento de la producción. “La consiguiente inflación volverá sal y agua el aumento. Pura ilusión monetaria porque nominalmente se ganarán más bolívares pero realmente se comprarán menos bienes”.

Sobre el aumento de la gasolina, ni siquiera alcanza para cubrir los costos de refinación, transporte y comercialización que llegan a 9 Bs/litro.

Y con la devaluación, la tasa de Bs 10 por dólar es 100 veces más barata que lo que paga el mercado paralelo y “representa un incentivo perverso para los especuladores cambiarios y corruptos que ya saben como capturar los dólares baratos para después venderlos caros”.

Sigue pendiente corregir las distorsiones cambiarias, fiscales, monetarias y de precios que ahorcan la producción y desincentivan la inversión. Esta no vendrá al país mientras se sigan lanzando gritos de guerra contra la empresa privada, se les amenace con expropiaciones y prevalezca un clima de conflictividad laboral.

El empresario Eduardo Garmendia, ex presidente del gremio industrial Conindustria, cree que las medidas no son sino una devaluación que busca resolver el problema fiscal pero no corrige los problemas de la población.

Lo que tenía que hacerse y es conveniente es un cambio en el modelo económico que tuviera la posibilidad de propiciar el ingreso de capitales y retorno de capitales interno.

“Pero con esa manía persecutoria sobre la empresa privada lo que va a traer como consecuencia es que se alejen las posibilidades de inversiones extranjeras y nacionales”, dice.

El aumento de la gasolina es inadecuado porque propiciará un corrimiento del consumo hacia la más barata, la de 91 octanos.

Sobre la devaluación, tampoco prevé mayor impacto en la disminución del dólar paralelo porque lo que no hay son divisas y las empresas tendrán que pasar por el mismo sistema de asignación y controles.

“En cualquier caso la disponibilidad de divisas en manos del gobierno está absolutamente disminuida y también la asignación para el sector privado”, dice.

Calcula que este año a los precios petroleros actuales el ingreso del país sumará unos $25.000 millones. Pero hay que servir pagos por $12.000 millones, por lo que quedan $13.000 millones para todo lo demás, como importaciones y pagos de servicios.

Suponiendo que se usara todo eso para financiar las importaciones, se compraría solo 35% de lo traído en 2015, cuando a su vez hubo una caída de entre 20% y 25% respecto a lo importado en 2014, al comienzo de esta crisis, apunta.

“La única manera de que se pueda cortar una inflación es con una modificación del modelo económico, que lleve primero que todo como principio fundamental a una disciplina fiscal”, dijo sobre el origen de estas enormes distorsiones.

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