Energía y Petróleo

Polémico oleoducto Keystone XL podría caer por economía

El proyecto del oleoducto Keystone XL sobrevivió a nueve años de protestas, demandas y disputas políticas, en los que el gobierno de Obama lo rechazó y el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lo revivió. Pero ahora, la iniciativa podría verse enterrada por la economía.

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Oleoducto Keystone
Foto: Nati Harnik | AP

Los bajos precios del crudo y el alto coste de extraer crudo canadiense de arenas de alquitrán arrojan nuevas dudas sobre el Keystone XL, que amenaza a Venezuela, mientras los directivos de la firma canadiense que quiere construirlo enfrentan la semana que viene en Nebraska su último obstáculo regulatorio.
El oleoducto propuesto en 2008 ha sufrido docenas de demoras en instituciones estatales y federales, muchas provocadas por grupos ambientalistas que finalmente convencieron al expresidente Barack Obama para que le negara la autorización federal en noviembre de 2015. El presidente Trump resucitó el proyecto en marzo, declarando que la firma de Calgary TransCanada construiría “un ducto increíble”.
Después de todo eso, un directivo de TransCanada causó sorpresa en el sector energético cuando comentó la semana pasada que la promotora no sabe si seguirá adelante con la obra. Paul Miller, vicepresidente ejecutivo que supervisa el proyecto, dijo en una llamada con inversionistas que la directiva de la empresa no decidirá hasta finales de noviembre o principios de diciembre si empieza la construcción.
“Haremos una evaluación de apoyo comercial y de autorizaciones regulatorias en ese momento”, dijo Miller en la conferencia telefónica del viernes.
La empresa ha invitado a los clientes a hacer ofertas por contratos de largo plazo para transportar petróleo por la conducción. El proceso de ofertas se mantendrá abierto hasta septiembre.
Un experto en energía señaló que el proyecto se ha retrasado tanto que puede que ya no tenga sentido económico hacerlo.
“Francamente, con el clima actual de precios, es probable que no sea una iniciativa viable a menos que haya una mejora enorme en la tecnología” para procesar el crudo canadiense, señaló Charles Mason, profesor de economía de gas y petróleo en la Universidad de Wyoming. El crudo cotizaba el miércoles en torno a 49,50 dólares el barril, por debajo de los máximos de más de 100 dólares en 2014.
El oleoducto de 1.897 kilómetros (1.179 millas) llevaría petróleo de los depósitos de arenas de alquitrán en Alberta, Canadá, a través de Montana y Dakota del Sur hasta Nebraska, donde conectaría con oleoductos ya existentes que dan servicio a las refinerías de la costa texana del Golfo de México.
Los reguladores de Dakota del Sur y Montana han aprobado el proyecto, aunque hay procesos legales abiertos en ambos estados. Sólo queda Nebraska para autorizar la obra. El resto de la ruta hasta el Golfo pasaría por un oleoducto existente.
El principal obstáculo económico, señaló Mason, es que el crudo sintético obtenido de los depósitos canadienses se considera un producto de menor valor porque tiende a ser más pesado, y por tanto más caro de refinar en gasolina y combustible para aviones. También es más caro de extraer que otros tipos de petróleo.
Además, los productores han encontrado otras formas de transportar el petróleo, sobre todo por tren, y muchos son reacios a firmar contratos de largo plazo con un oleoducto que no entraría en funcionamiento en varios años, indicó Jeff Share, editor del Pipeline & Gas Journal de Houston, una importante publicación del sector. Dadas las dificultades, Share estima que las posibilidades de completar el proyecto son de “50-50”.
Los que se oponen al proyecto en Nebraska dicen desconfiar de las declaraciones de TransCanada y no se creen que la empresa vaya a rendirse sin pelear.
“No podemos bajar la guardia”, dijo Jim Carlson, agricultor cerca de Silver Creek, Nebraska, que cultiva maíz en la ruta propuesta para el ducto. “Tenemos que seguir vigilantes y proactivos. TransCanada podría estar haciendo cosas sólo para despistarnos”.
Carlson dijo que la compañía le ha ofrecido 307.000 dólares desde que contactó con él por primera vez en 2013, pero que él se niega a firmar un acuerdo que les dé acceso a su tierra. Para subrayar su oposición, Carlson está colocando paneles solares en su tierra justo en la ruta propuesta para el oleoducto.
Si la comisión de Nebraska aprueba la ruta, la compañía puede iniciar procesos legales para obtener acceso a las tierras de propietarios que se resisten. TransCanada ha llegado a acuerdos con aproximadamente el 90% de los propietarios en el tramo de Nebraska.
La empresa dijo que si sigue adelante con el proyecto, necesitaría de seis a nueve meses para empezar a desplegar a los trabajadores, para luego emprender dos años de obras.]]>

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