Para reactivar la economía, el gobierno de Brasil tendrá que incentivar la inversión para generar puestos de trabajo y mejorar la calidad de los servicios públicos e infraestructura, demandas que la clase media ha puesto en el tapete con varias protestas este año, observan internacionalistas.
Pero más allá de los cambios internos, Brasil intentará relanzar el Mercado Común del Sur (Mercosur) en lo comercial, mientras no se esperan modificaciones en los aspectos político y estratégico, dice Kenneth Ramírez, presidente del Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales.
Se prevé que el gobierno de Rousseff presione por la vía diplomática a Venezuela y Argentina para que adapten su modelo al bloque regional, calcula Ramírez, quien indicó que Venezuela es el segundo país con balanza comercial superavitaria de Brasil, después de China.
“Dilma tendrá que vincularse a una reforma del Mercosur que le reste importancia al tema ideológico para abrirse más al mundo en negociaciones con la Alianza del Pacífico”, señala Félix Gerardo Arellano, internacionalista y profesor de la Universidad Central de Venezuela.
En este aspecto, Arellano advierte dos grupos diferenciados dentro del Mercosur. Uno integrado por Uruguay, Paraguay y Brasil y otro por Venezuela y Argentina.
El primero tiene una economía más liberal y a favor de lograr acuerdos con la Unión Europea y de insertarse en cadenas globales, en tanto el segundo tiene economías controladas.
Para poder converger Venezuela tendrá que revisar el tema del arancel de aduanas, que incumple ahora y abrirse al libre comercio, así como bajarle el tono al aspecto ideológico, considera Arellano, quien añade que esta gestión de Rousseff hará énfasis en que el gobierno de Nicolás Maduro pague la deuda que mantiene con los exportadores brasileños,]]>
