Economía

UE y Japón enfrentan proteccionismo de Trump con ambicioso acuerdo comercial

La Unión Europea y Japón confirmaron este jueves el "principio de acuerdo" de su ambicioso tratado comercial, una muestra de su apuesta por el libre comercio frente a la tendencia proteccionista procedente del Estados Unidos de Donald Trump.

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Donald Tusk y Shinzo Abe
Foto: JOHN THYS / AFP

«Confirmamos que hemos alcanzado un principio de acuerdo», subrayó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en Bruselas, tras reunirse con su homólogo del ejecutivo comunitario Jean-Claude Juncker y el primer ministro nipón, Shinzo Abe.
Tokio y Bruselas querían llegar a la cumbre de mandatarios del G20 de este jueves y viernes en Hamburgo (Alemania) con un acuerdo político, cuya conclusión anunció el jueves la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, y el canciller japonés, Fumio Kishida.
Aunque, según una fuente europea, todavía quedan meses de trabajo para ultimarlo, el objetivo de ambos era mostrar su apuesta por el libre comercio, máximo cuando coincidirán en Hamburgo con el presidente estadounidense, Donald Trump.
A su llegada al poder, Trump oficializó la retirada de su país del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), firmado con 11 países de la región Asia-Pacífico, entre ellos Japón, así como tres países latinoamericanos, Chile, México y Perú.
Además, en agosto, está previsto el inicio de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre Estados Unidos, México y Canadá, mientras que las negociaciones para un acuerdo comercial entre la primera economía mundial y la UE están en el congelador.
Los 28 países europeos aprovecharon este contexto para impulsar las negociaciones con Japón, iniciadas en marzo de 2013, pero también las conversaciones comerciales en curso con los países del Mercosur y la modernización del acuerdo vigente desde 2000 con México.
«Enviamos una señal fuerte al mundo a favor de un comercio abierto y justo», dijo este jueves por su parte Jean-Claude Juncker, mientras que el primer ministro de Japón, tercera potencia económica mundial, celebró que ambas partes hayan sido capaces de «manifestar una fuerte voluntad política» e izar «la bandera del librecambio».
– Quesos y carros –
Las economías de la UE y Japón representan en su conjunto el 28% del comercio mundial, por lo que este tratado de libre comercio, que cubrirá el «99% de los intercambios bilaterales» según la fuente europea, se convertirá en uno de los mayores logrados hasta ahora.
El sector agrícola es el principal beneficiado del lado europeo, ya que la totalidad de sus productos tendrán «cero derechos de aduanas», explicó esta fuente. Además, Japón reconocerá más de 200 denominaciones de origen europeas.
En la sensible cuestión de los quesos europeos, Tokio se comprometió a eliminar los derechos de aduanas de algunas variedades como el gouda, un acuerdo «muy satisfactorio» para Europa, indicó la misma fuente, quien reconoció que nunca se esperanzaron con una «liberalización completa».
La industria automotriz japonesa, clave para la economía nipona, logra por su parte un acceso total al mercado europeo, pero tras un período de transición que los constructores europeos reclaman que sea de siete años. Y Tokio se compromete a «utilizar las mismas normas internacionales» que en el bloque europeo.
Los negociadores deben ahora cerrar la redacción definitiva del texto y sus detalles técnicos, así como uno de los puntos en los que todavía no lograron entenderse: ¿Cómo se solucionarán los diferendos entre Estados e inversores?
Los japoneses se muestran favorables a un sistema de arbitraje clásico, en la misma línea de la mayoría de los acuerdos comerciales alcanzados hasta ahora en todo el mundo, por el que se crea un panel ‘ad hoc’ para cada diferendo.
Este mecanismo permitió a la tabacalera estadounidense Philip Morris demandar a Uruguay por su política antitabaco o al gigante minero Oceanagold, a El Salvador por denegarle un permiso de explotación por motivos medioambientales.
Los europeos quieren por su parte la creación de un tribunal permanente de audiencias públicas para solucionar estos conflictos, a imagen del que quieren poner en marcha en el marco del tratado comercial firmado con Canadá (CETA).]]>

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