Economía

Ya no hay tiempo para levantar gradualmente el control de cambio

Analistas reunidos en el foro organizado por Econométrica coinciden en que ya es momento de salir de los controles a través de una política de shock. Explican que la inflación subyacente se ha comenzado a manifestar porque ha aumentado el ritmo del traslado del precio del dólar paralelo a la inflación. Sostienen que la demanda continuará cayendo, seguirá la escasez y la contracción económica de no ejecutarse medidas en 2017. 

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Bolivares-dolares
FOTO: El Interés|Archivo

El control de cambio es una camisa de fuerza que tiene hoy en día atrapada a la economía venezolana, es por ello que se hace urgente levantar esta política, señalan analistas. Explican que ejecutar el desmontaje traerá costos para la población de manera momentánea y, que la economía podrá tener un salto significativo en un mediano plazo.

Expertos reunidos en el foro «Desafíos Empresariales 2017: ¿Cómo sobrevivir a la crisis?», organizado por Econométrica, destacan que al liberarse la compra y venta de divisas en el país, mejorará igualmente el salario real de los trabajadores.

«Al levantarse el control habrá alzas importantes en ciertas áreas de la economía como la de los servicios, los cuales tienen precios muy rezagados. Pero al hacer un ajuste, la economía que está tan deprimida tendrá un salto importante en un plazo de seis meses», afirma Francisco Ibarra, director de Econométrica.

A su juicio urge un proceso de rectificación completa donde la principal acción sea eliminar el control de cambio. «Las condiciones están dadas pero no hay voluntad política y si es por los costos que puede generar la medida, ya hay suficientes costos debido a la inflación y escasez. No puede ser un ajuste gradual ya no hay tiempo para ello, tiene que ser a través de una política de shock».

Henkel García, director de la firma consultora, recordó que los controles resultan en ineficiencia y corrupción y que lo ideal es transitar hacia una economía de mercado que no necesariamente tenga que ser una economía desregulada o liberal, pero sí que pueda manejarse con reglas de juego claras que minimicen prácticas de oligopolio o monopolios.

«Ya a estos niveles de crisis inflacionaria y desabastecimiento, eliminar el control de cambio traería beneficios significativos desde el comienzo. Sería un proceso muy distinto en comparación con desmontajes cambiarios anteriores donde sí hubo ciertos retrocesos», resalta.

Explica García que los precios de equilibrio ya se encuentran por debajo de los bachaqueados (comercio informal). «Muchos precios bajarían en términos generales, el impacto del desmontaje sería positivo. Por supuesto, estos ajustes deben ir acompañados de ayudas para los sectores más vulnerables. El salario real de los venezolanos podría recuperarse también de inmediato debido a la recuperación de la productividad».

Sostiene que una vez que se ha tenido una debacle económica, «el crecimiento es tremendo. Podemos crecer 10% en los próximos dos años luego del desmontaje«.

Otras consecuencias de 13 años del control de cambio en Venezuela fueron mencionadas por Angel García Banchs, director de Econométrica, entre ellas, la caída del poder de compra del dólar en el país y la disminución en la entrega de créditos por parte de la banca.

«La oferta de dólares excede actualmente la demanda porque los venezolanos están vendiendo sus divisas para comer», apuntó.

De acuerdo a sus cálculos, la caída del poder de compra del dólar fue de 71% entre marzo 2016 y marzo 2017. Peor aún, en julio de 2015 un dólar compraba bienes equivalentes a 16.662 bolívares, mientras que hoy en día se puede comprar 2.771 bolívares, es decir, se compra 83% menos.

«Desde octubre de 2012 se secuestró la oferta de divisas cuando se eliminó el Sitme con la excusa de que se habían acabado los bonos. Eso fue mentira, aún el BCV (Banco Central de Venezuela) tiene bonos del Sitme. Los dueños de la propiedad en Venezuela son los políticos. Los subsidios se convirtieron en mafias. El chavismo acabó con el populismo por exacerbación», dijo García Banchs.

Por otra parte, el economista resaltó que la banca enfrenta una restricción de capital inédita, ya que la liquidez en términos reales se encuentra por debajo de los niveles del paro petrolero de 2002-2003.

«Ha caído la oferta de crédito, ya la banca no presta como antes. Para entregar más préstamos debe aumentar la inyección de capital de las entidades, lo cual no está dispuesto a ello hasta tanto no haya un ajuste cambiario y se aumenten las tasas de interés«.

Recalcó García Banchs que el mejor tipo de cambio es el que se mantiene estable sin importar cómo se comportan los commodities en los mercados internacionales, algo que no ha sido la política del gobierno. A su juicio, Perú, entre los países de América del Sur, es el que supo manejar la volatilidad de los precios en las materias primas «y no utilizó la estrategia de sobrevaluar el tipo de cambio real para darle un poder de compra ficticio a sus ciudadanos».

– Proyecciones económicas –

La crisis venezolana continuará este año. Henkel García señala que el consumo privado se ha desplomado 16%, lo que se corrobora con la caída en 50% en términos reales de la recaudación del Impuesto al Valor Agregado (IVA).

«Estamos muy cerca del fondo y de no haber medidas o ajustes veremos un decrecimiento de entre 2% y 6%. La economía seguirá cayendo pero no al desplome de 2016, mientras que la inflación estará entre 700% a 1.000% si además sigue el hostigamiento al empresariado».

Según cálculos de Francisco Ibarra la tasa de inflación del mes de enero fue de 30,3% y en febrero de 15,3%, lo que se traduce en un incremento anual de 683%. Además de una escasez de 50%.

«La inflación subyacente ya se ha comenzado a manifestar (…) se ha incrementado el ritmo en el traslado del precio del dólar paralelo en la inflación», indicó Ibarra.

De acuerdo a sus cálculos basados en una comparación de la cesta de bienes en Colombia con la de Venezuela, el tipo de cambio al consumidor se coloca en 1.600 Bs/$. «No puede haber unificación cambiaria por debajo de los 1.600 bolívares por dólar«.

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