Venezuela

FOTOS | Familiares de reclusos denuncian extorsión por parte de la PNB

Pagar por visitar, no hacer cola y hasta entrar sin ser revisados. Familiares de reclusos en los calabozos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en Boleíta, sitio conocido como Zona 7, contaron sobre las medidas que aplican los funcionarios para que sus presos cuenten con privilegios.

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Las inmediaciones del lugar eran un manejo de nervios. Desde la tarde del martes, cientos de reos generaron un motín para manifestar por el hacinamiento que ahí viven producto de la sobrepoblación. La falta de traslados los acumula y en el sitio hecho para 250 personas conviven cerca de mil, según datos del Observatorio Venezolano de Prisiones.

La molestia se hizo aún mayor después que las visitas, la cuales inician poco antes del mediodía, pero que el martes se concretaron horas después. A partir de ahí, el desespero de los reclusos aumentó y con ello la respuesta violenta, con dos muertos en medio de la revuelta, incluido uno decapitado.

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“Los querían matar”

Desde la mañana del miércoles, los familiares de los reclusos de Zona 7 se concentraron fuera del lugar para conocer el estado de los presos. Algunos incluso pernoctaron ahí luego de que su gente les pidió no irse.

“Los querían matar”, señaló la madre de uno reo, quien prefirió no revelar su identidad.

En Zona 7 cada celda cuenta con unas 80 personas, llegando al extremo de tener que dormir de pie, según otra familiar.

Luisa Poncho tiene a su hijo preso ahí desde hace tres años y seis meses. Pero desde hace mucho debía ser trasladado, algo que no ha sucedido solo porque no cuenta con los recursos económicos para hacerlo.

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“Ayer estaba en los tribunales con su esposa llevándolo a la audiencia. Cuando lo trajeron nos enteramos del motín”, contó. “Aquí lo han anotado para el traslado, salen otros y a él todavía no me lo han trasladado”.

Fuera del sitio las denuncias son comunes: se debe pagar por todo.

“Aquí cobran hasta por ver”, soltó Poncho. Detrás de ella, otra mujer señaló que los traslados tienen alto precio, oscilando entre los $200 y $300 para ser llevados a penales, algo que debería pasar poco antes de los 50 días detenidos.

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Paso libre

Las visitas también valen. Según las historias de los presentes, las mujeres deben desembolsillar bs. 3.000 para ingresar y estar ahí entre 10 y 30 minutos. Los hombres, bs. 7.000. Incluso hay un pago considerado VIP que se tasa en bs. 10.000 y cuya diferencia con los mencionados anteriormente es que exime de las colas a quienes puedan darlo.

Bajo esta última modalidad –manifestaron- ni siquiera los revisan al entrar.

En el sótano de Zona 7 se encuentra una celda conocida como “El Tigrito”. La abuela de un recluso que pidió el anonimato indicó que su familiar estuvo ahí hasta al año pasado, cuando su hija –madre del preso- pagó por subirlo a un calabozo en la planta alta.

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“Eso abajo es un inframundo. No tienen aire, es oscuro y ahí han muerto varios muchachos”, soltó.

La crisis en el sistema se hace sentir. Además de la misma violencia entre los reos, las bajas también se cuentan a través de enfermedades. De acuerdo con Poncho, la tuberculosis ha sido un factor escondido por las autoridades, así como las claras señales de desnutrición en varios de ellos.

Esto último se debe a que en el lugar no les dan comida, por lo que deben llevarla a diario. Incluso la comparten con otros que no tienen familiares que los visiten a diario.

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“Ahí hay muchachos que no tienen familiares que los visiten a los que alimentan con arroz con moscas”, dijo la abuela de un preso; no obstante, mientras detallaba el asunto, recordó que en los calabozos no hay espacio para quejas pues la respuesta de los uniformados es violenta.

“Si criticas te dañan al muchacho”, la interrumpió otro hombre.

Mientras los lamentos se mezclaban con el miedo y la incertidumbre, una unidad médica y forense de la policía ingresaba a Zona 7 para llevarse el cuerpo de los dos reclusos muertos.

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