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“Hair Boom”: el movimiento que busca salvar el mar peruano con cabello

Estudios de laboratorio comprobaron científicamente que el cabello humano, si bien no absorbe el agua, sí adhiere elementos como aceites y petróleo y, según los cálculos experimentales, 1 kilo de esta fibra natural puede absorber de 6 a 8 litros de crudo

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Donar cabello para mitigar el daño causado en el mar peruano por el derrame de al menos 6.000 barriles de petróleo en una refinería operada por Repsol es una de las masivas y polémicas respuestas ciudadanas a lo que fue calificado como “el peor desastre ecológico ocurrido en Lima”.

Organizaciones civiles, cadenas de peluquerías y hasta gobiernos regionales y municipales del país lanzaron en la última semana campañas en sus redes sociales para recolectar centímetros de cabello que han atraído tantos adeptos como críticas ante la falta de diseños experimentales que ratifiquen la viabilidad y efectividad de la propuesta.

Según sus promotores, el objetivo es componer grandes tubos de cabello enmallado capaces de adsorber el crudo que cayó la tarde del pasado 15 de enero en las aguas del norte de Lima y que, hasta la fecha, ya ha afectado a más de 20 playas, 3 reservas naturales y 713 hectáreas de mar.

“Queremos ser actores en mitigar la contaminación y contenerla para que no siga avanzando (…) con una solución complementaria a todas las que se están dando”, declaró a Efe Nicole Castillo, co-fundadora de “Hair Boom Perú”, uno de los movimientos más virales de esta iniciativa.

“Hair Boom” nació con la idea de instalar diferentes puntos de recogida de cabello humano y canino en la capital peruana, pero la acogida fue tanta que el proyecto “se salió de control”, se replicó en decenas de ciudades de la costa, la sierra y la selva del país y hasta logró recolectar 750 kilos de fibra de alpaca.

Castillo, estudiante de ingeniería ambiental, explicó que el proyecto busca “agilizar el avance científico de esta metodología sostenible ya aplicada internacionalmente”, siendo el ejemplo más reciente el de la isla Mauricio, en el océano Índico, a mediados de 2020.

“Al final de todo es apoyar a los grupos técnicos para que sigan con su investigación científica y determinen cuál es la mejor disposición final (de los tubos de cabello con el crudo adherido, convertidos en residuos peligrosos)”, declaró la joven.

Con este mismo propósito, la municipalidad de Lima realizó el pasado fin de semana una “exitosa” campaña con la que logró recolectar 30 kilos de cabello de alrededor de 470 vecinos de la capital.

Según explicó a Efe la subgerente de Gestión Ambiental del Gobierno local, Susana Sevilla, estas fibras fueron entregadas al colectivo Bio Ambientalistas Perú, que se encargará de crear prototipos de tubos de cabello enmallado y “realizar pruebas, que de alguna manera arrojarán resultados para poder hacerlo a una mayor escala”.

El problema, sin embargo, es que la recolecta ya ha sido masiva y, si no se amplía la base logística y de aliados técnicos y especializados, corre el riesgo de no llegar a buen puerto.

Dilemas de viabilidad

Estudios de laboratorio comprobaron científicamente que el cabello humano, si bien no absorbe el agua, sí adhiere elementos como aceites y petróleo y, según los cálculos experimentales, 1 kilo de esta fibra natural puede absorber de 6 a 8 litros de crudo.

Así lo afirmó el ingeniero ambiental Saúl Vargas Zurita, ex asesor de la Marina de Guerra e integrante de “Hair Boom Perú”, quien reconoció que esta medida solo podría funcionar a pequeña escala.

“Que el crudo se adhiere al petróleo, se adhiere. Armar un paquete de salchichas (tubos) de nylon y que eso va a funcionar, sí funciona. Pero definitivamente esto no va a ser la solución al problema”, declaró el experto.

El escenario propuesto, además, presenta una serie de dilemas que incluyen la falta de estudios sobre la eficacia según el tipo de cabello, la dinámica de los oleajes y el tiempo de adsorción de los prototipos hasta alcanzar su capacidad máxima, detalló Vargas.

El otro gran interrogante es la disposición final de los tubos, que tendrían que ser tratados como residuos tóxicos en un relleno sanitario especializado.

Para la doctora en ecotoxicología y química ambiental Jenny Zenobio, existen tres métodos para disponer de manera segura de estos residuos: desecharlos en un vertedero para hidrocarburos, degradarlos o incinerarlos, pero cualquiera de ellos debe ser realizado por profesionales con experiencia en el área para evitar propagar aún más la contaminación o generar nuevos contaminantes.

El gobierno marca distancia

En medio de estos cuestionamientos y la gran movilización ciudadana de donación de cabello, el Ministerio del Ambiente salió el último lunes a aclarar que, en el contexto actual, “el cabello resulta una herramienta poco efectiva”.

“Ante el derrame de petróleo, se requieren soluciones a gran escala (barreras, skimmers -equipos de limpieza marina-, entre otros) por parte de Repsol”, escribió en Twitter el sector, que alertó que la manipulación del cabello “incluso podría generar más residuos en el mar”.

Para Vargas, esta postura del Gobierno no solo carece de una “base científica o técnica” sino que, además, tampoco “está tomando en cuenta que este cabello ya está recolectado”.

“En vez de asistir a la población que ya está organizada, que ya inició algo, el Estado la limita y le quita credibilidad”, criticó el ingeniero, quien insistió en la necesidad de sumar científicos y empresas especializadas en el rubro para que la movilización ciudadana “termine siendo técnicamente aplicable”.

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