Venezuela

Hasta en Hungría los venezolanos se consolidan como una colonia

Venezuela, uno de los países latinoamericanos que más refugiados húngaros acogió en el siglo XX, tenía unas 3.000 personas con raíces húngaras en el país hasta hace pocos años. Hoy, la tendencia se ha invertido. Reporta desde Budapest Margit Pérez para El Estímulo

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A diferencia de las familias provenientes de Colombia, Perú o cualquier otro país de Latinoamérica, los venezolanos en Hungría no visten de tricolor ni siquiera en los actos conmemorativos de su tierra, ni cultivan los ritmos tropicales, pero marcan su fuerte presencia y se consolidan como una colonia pujante que es querida y aceptada en el país europeo.

Actualmente, según datos de la embajada que encabeza Enrique Alvarado y de la Asociación de Venezolanos en Hungría, Vehu, existen unos mil 200 venezolanos que llegaron por cuenta propia a ese país de Europa oriental, y con el programa de repatriación que tiene el gobierno húngaro para asimilar como suyos a los hijos de los húngaros que emigraron a Venezuela en el siglo pasado.

Alicia Fedor de Diego, presidenta de la Vehu, manifestó que la llegada constante de los venezolanos se inició en 2017 con el programa de repatriación. Pese a lo difícil del idioma, que se encuentra entre los cinco más difíciles del mundo, se quedan en el país por la seguridad, receptividad y la simpatía que sienten los húngaros hacia los latinos en general y los venezolanos en especial, puesto que no olvidan que muchos de sus paisanos emigraron a Venezuela después de la II Guerra Mundial y la revolución húngara.

Aunque un mil 200 personas solo representa el 0,0012% de la población, los venezolanos se han destacado por su responsabilidad y talento en todos los puestos de trabajo que ocupan y que van desde labores domésticas hasta cargos de responsabilidad en transnacionales, haciendo su mejor despliegue de ingenio y disciplina.

Como una evidencia de su adaptación a la sociedad que los acoge, prefieren no pregonar que son distintos, y no suelen exhibir sus colores patrios en cualquier evento cotidiano.

Una mano amiga

Los venezolanos en Hungría han desmontado el falso mito de que “el peor enemigo de un venezolano es otro venezolano” y se unen para actividades de integración que organiza la asociación, como grupos de scouts, clubes de lectura, clases de inglés y de húngaro y en días pasados se reunieron para conmemorar los 210 años de la Independencia de Venezuela, celebrada el 5 de julio.

En el acto por el 5 de Julio cantaron el himno nacional con entusiasmo, alma y corazón; algunas lágrimas se deslizaron por las mejillas de los asistentes y se camuflaron con el sudor del verano.

Fue imposible de ocultar la emoción cuando el orador de orden, Antonio Smith Bravo, les recordó la famosa frase de Bolívar “¿300 años de calma no bastan?”, para luego rememorar rápidamente lo que fue el trabajo del Congreso para al fin asentar en el Acta de la Independencia que Venezuela es  “de hecho y de derecho, estados libres, soberanos e independientes y que están absueltos de toda afiliación y dependencia de España”.

Al finalizar el discurso gritaron fuertemente “Venezuela libre” en clara alusión al régimen que gobierna en la actualidad y que ha generado una diáspora sin precedentes que los ha llevado a países vecinos o incluso países tan lejanos como Hungría donde convergen actualmente y buscan establecerse fructíferamente.

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