Opinión

Inteligencia emocional en las empresas

En su obra “Inteligencia emocional en la empresa”, Goleman advierte que muchos directivos suponen de forma equivocada que el estilo de liderazgo es consecuencia de la personalidad y no una elección estratégica

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Inteligencia emocional

En días pasados, en los espacios de oficina, discutíamos de manera informal acerca de las posturas de liderazgo y sobre un artículo que definía a los líderes que resuelven problemas como los más influyentes. Sin duda, un líder con esas características influye, además, es una de las 21 cualidades que John Maxwell identifica como de las más influyentes.

Sin embargo, mi posición con respecto a esta posición, sin desmeritar que la referida es una cualidad necesaria –las personas siguen a aquellos líderes que les forma profesionalmente– fue distinta, recalcando que la empatía y la actitud positiva eran cualidades que destacaban muy por encima de otras.

Inteligencia emocional

Como es consabido, muchos estudios han demostrado que los líderes más exitosos y con mayor influencia en colaboradores son aquellos que poseen aptitudes en las siguientes competencias de inteligencia emocional promovidas por Daniel Goleman en su obra “La inteligencia emocional”.

Estas son conciencia de uno mismo, autogestión, motivación, empatía y habilidad social, de las cuales nos hemos referido específicamente en artículos anteriores. Las cinco destrezas suponen una marcada distinción entre líderes buenos y grandes líderes, y permiten maximizar su rendimiento individual y más importante aún, el rendimiento de sus colaboradores.

Inteligencia emocional

En su obra “Inteligencia emocional en la empresa”, Goleman advierte que muchos directivos suponen de forma equivocada que el estilo de liderazgo es consecuencia de la personalidad y no una elección estratégica.

Esta distinción es sumamente importante y daría paso a un cambio de paradigma en cuanto a la escogencia del estilo propio de liderazgo basado en el temperamento del líder, por una postura afín o ajustada a las situaciones que se vayan presentando. Es decir, el líder se adapta a las situaciones y no los colaboradores al estilo, lo que le sirve para enfrentar las situaciones y dirigir los destinos de una empresa según las circunstancias, donde la flexibilidad, la oportuna adaptación y la visión, son protagonistas.

Estilos de liderazgo

En esta misma obra, Goleman afirma que “a menudo los directivos no son conscientes de lo mucho que puede influir el ambiente de una organización en los resultados financieros”. Asimismo, “el ambiente de la organización se ve influido por el estilo de liderazgo: cómo esos directivos motivan a sus subordinados directos, recaban y utilizan información, toman decisiones, gestionan iniciativas de cambio y afrontan las crisis”.

Para ello, enumera seis estilos de liderazgo, cada uno se deriva de diferentes competencias de la inteligencia emocional, a saber:

Coercitivo: puede ser eficaz en una situación de renovación o desastre natural o cuando se trabaja con empleados problemáticos. Este estilo exige un cumplimiento inmediato y se resume en una frase: “haz lo que yo te diga”.

Autoritario: funciona, por ejemplo, cuando una empresa va a la deriva y en el que el líder adopta un planteamiento de “acompáñame”, estipulando los objetivos generales, pero dando libertad para que los trabajadores decidan el medio más idóneo para alcanzarlos.

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Foto Moose Photos / Pexels

Afiliativo: el sello distintivo de este líder es una actitud atada a “la gente es lo primero”. Se utiliza mucho cuando es necesario subir los ánimos a equipos de trabajo.

Democrático: otorga voz a los trabajadores o miembros de un equipo de trabajo a la hora de tomar decisiones. Fomenta el consenso a través de la participación y su frase preferida es “¿tú qué opinas?”.

Pionero: se engloba a aquellos líderes que establecen elevados criterios de rendimiento y que tiene un impacto positivo en los empleados motivados y competentes. La frase que define a los líderes pioneros es “haz lo mismo que yo ahora mismo”.

Formativo: se centra más en el desarrollo personal que en las tareas técnicas. La frase que los define es “intenta esto”.

Foto Fauxels

La responsabilidad es del líder

Si examinamos esta bitácora de estilos, resulta muy fácil identificar sus diferencias y predecir que el uso exclusivo de uno u otro podría impactar de manera negativa a la organización. De allí que el fundamento de la aplicación de estos estilos, nacidos de las competencias de inteligencia emocional, apueste por la flexibilidad en sus usos y adoptando una línea estratégica que coadyuve la potenciación del rendimiento del líder y seguidores, en detrimento de la postura del estilo de liderazgo basado en la personalidad del líder.

En conclusión, lo oportuno de este trabajo de Goleman, viene dado no solo por la probada influencia que ya todos conocemos de los componentes de inteligencia emocional para la capacitación de grandes líderes, sino el descubrimiento de la conveniente adaptación del líder a las circunstancias que, en definitiva, suma para la construcción de empresas emocionalmente sustentables.

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