Opinión

La lección de Vera: salvar a otros niños más allá del propio dolor

Vera, de 4 años, es una de las víctimas del castillo inflable que salió volando en España. Su padre publicó un video reciente de la pequeña cantando un villancico y anunció que decidieron donar los órganos de la niña, para que otros 5 pequeños "puedan ser tan felices" como lo fue ella. La lección es de humanidad para todos, pero debería ser, también, un llamado de acción para Venezuela

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Vera

A Vera la muerte la pilló saltando en una fiesta de Navidad. Una muerte «trágica e injusta» como bien lo definió su padre Iván Pérez, y tan absurda que duele.

Vera, de 4 años, estaba junto con otros ocho niños en el castillo inflable que salió volando el 4 de enero, durante una fiesta en Mislata, la ciudad donde vivía, en la Comunidad de Valencia, España. La pequeña batalló algunos días por seguir respirando, pero ya tenía muerte cerebral. El 10 de enero se despidió para siempre. Ya el 5 de enero había fallecido Cayetana, de ocho años, por causa del mismo accidente.

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Un video de la pequeña cantando una canción para los Reyes Magos, que colgó su propio padre en Twitter, visibilizó a esta pequeña, trágica, injusta, absurda víctima cuyo rostro no había trascendido por la protección legal a los menores de edad. Pero, además, su padre deja una enorme lección de humanidad, de capacidad de hacer el bien, y multiplicarlo, por encima de su propio dolor.

«Tengo 4 años y me despido del mundo de forma trágica e injusta. Gracias por la fuerza que me habéis dado y el cariño a mis papás y tetes. Y a los 5 amiguitos a los que ayudo a vivir con mis órganos, sed tan felices como he sido yo. Os dejo mi sonrisa para que no desaparezca. VERA», escribió su padre en Twitter.

Los padres decidieron donar los órganos de Vera y, así, salvar a cinco niños. Es decir, en medio del peor luto del mundo, los padres de Vera fueron capaces de evitarle ese dolor a otros padres como ellos.

Cuando los padres de un niño tan pequeño como Vera dona sus órganos, salvan a pacientes igual de pequeños que requieren, sobre todo, nuevos corazones, pulmones o intestinos. Para que funcione el trasplante, el órgano donado tiene que venir de un niño de la misma edad. Es decir, tiene que haber concordancia de tamaño entre donante y receptor. Los riñones y el hígado también se utilizan, pero su demanda es menor porque en esos casos sí suelen funcionar los trasplantes desde órganos de adultos.

La lección de Vera, de sus padres, debe ser también un llamado a la acción en Venezuela, donde los trasplantes están suspendidos desde el 1 de junio de 2017, por orden del gobierno de Nicolás Maduro.

Por esta paralización letal, solo en 2021 y solo en el servicio de Nefrología del hospital infantil JM De Los Ríos, murieron 15 menores, según calcula la Organización de Nacional Trasplantes de Venezuela, ONTV. Al sumar otros servicios, la ONG Prepara Familia calcula que son más de 30.

El 7 de enero murió también el primero de este 2022, Juan Morales, según informó la ONTV.

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Según cifras consultadas a la ONTV, una organización que tiene casi 25 años luchando por los trasplantes eficaces en Venezuela, 7 mil venezolanos requieren diálisis. De ellos, el 5% es apto para ser trasplantado de riñón. La décima parte son niños.

La mayoría de las personas que necesitan trasplantes son de riñón. Un número importante también necesita trasplantes de hígado y de médula. No se puede saber un número determinado porque la lista de espera se eliminó junto con los trasplantes, en 2017. Solo se tienen aproximaciones de ONG, fundaciones y otros entes como ONTV y Prepara Familia.

La ONTV, sin embargo, afirma que son más de 60 los niños que están en diálisis, tanto en el JM de los Ríos como a nivel nacional. Son menores de edad que han tenido que retirarse de su rutina, incluyendo la escuela, y que podrían perfectamente regresar a su vida normal si se trasplantaran.

Si Vera hubiera vivido en Venezuela, esta lección de amor al prójimo no hubiera sido posible.

Reacciones para Vera y sus papás

Iván, el padre de Vera, publicó el video de la niña en su cuenta de Twitter, @ivanfaubell. Las respuestas, por supuesto, no se hicieron esperar, todas empáticas hacia el luto y el dolor por la partida de una pequeña tan querida.

Pero, entre ellas, destacaron los agradecimientos de familiares de personas ya trasplantadas, dejando en evidencia que la donación de órganos se transforma en vida y amor.

Por ejemplo, Susana, también de Valencia, contó que hace cinco años su madre recibió un trasplante hace 20 años, de un mismo donante que también salvó a otras cuatro personas. Pero ella dice que sabe que «ese regalo de vida no vino de la nada», sino que significó la tragedia de una familia.

«Mi familia recibió esperanza. Pero lloré mucho, porque el regalo de la vida no venía de la nada. Hoy me cuesta y ya son 20 años», y termina diciéndole al padre de Vera: «Tu hermosa nena será doctora, profesor, biólogo, matemática, granjera… Su vida va en 5 direcciones, que la llevarán muy lejos».

«Mi viejo vive y tiene vida normal gracias a alguna familia tan generosa como la vuestra. Gracias, y enhorabuena por el gesto. Seguro que pensar en esas personas a las que habéis dado la vida os ayudan a sobrellevar esta tragedia», escribió R Praiz, también de España.

Como quería su padre, la sonrisa de Vera se quedó en miles de corazones. Eso sí es multiplicarse.

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