Cine y TV

Los 7 momentos más hilarantes de "Pálpito", la exitosa novela de Netflix

La novela de Leonardo Padrón disponible en el servicio de streaming está llena de momentos increíbles, que generan carcajadas a montón. Aquí resumimos los mejores

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Me dijo un amigo una vez que el «éxito no se discute». Y aunque no estoy completamente de acuerdo con esa sentencia (hay éxitos que no siempre están asociados a la calidad), sí aprendí que buscarle la quinta pata al gato cuando algo pega entre los espectadores, no tiene mayor sentido. Si un producto gusta, gusta. Punto. Ese es el caso de «Pálpito», el debut de Leonardo Padrón en Netflix.

Excesiva en su duración (14 capítulos) y difícil de definir como una serie (tiene más de novela que de seriado), «Palpito» cuenta una historia doblemente conocida: la de un amor imposible, sostenido por un órgano vital, el corazón. A continuación pueden ver el tráiler:

De manera que en estas líneas no vamos a gastar teclas en contradecir al espectador. El propio Padrón publicó en Twitter el tamaño de su éxito:

Imagínense, esta producción con acento colombo-mexicano suma más 46.55 millones de horas vistas y esta reseña, con suerte, la leerán mis tres hermanos. Así que prefiero hablar de los momentos más hilarantes, esos que me hicieron soltar una carcajada y pagaron el tiempo invertido para escribir sobre este programa. Empecemos, no sin antes advertir lo obvio: vienen megaspoilers.

7 – La pálida de la novia

Como sentencia nuestro amigo de «Te lo resumo«, todo empieza con dos amores, dos amores heterosexuales por supuesto. Todo va relativamente bien hasta que empieza a ir relativamente mal: mientras cantan a todo gañote un tema de Carlos Vives, una pareja es víctima de un atentado en plena carretera. Rápidamente nos damos cuenta de que no fue un ataque aleatorio: quieren secuestrar a la mujer.

Al mismo tiempo, después de una jornada laboral, cubriendo un evento deportivo, a una hermosa fotógrafa le da una pálida frente al cura. Porque claro, a ninguna mujer se le ocurriría cancelar una pauta tan importante, como la de fotografiar a unos corredores desconocidos, para llegar puntual a su boda.

Nos enteramos entonces de que Camila (Ana Lucía Domínguez) tiene el corazón más débil que el de Homero Simpson (miocardiopatía dilatada). Por esta razón, en segundos pasa de verse como una modelo de «Harper’s Bazaar» a una protagonista de Crepúsculo, como podemos constatarlo en la siguiente imagen:

Sabemos que en la televisión cada segundo es oro. Sin embargo, que una persona con tan graves problemas de corazón ande por allí, sola, tomando fotos en maratones de desconocidos y corriendo para arreglarse para su boda, es, por decir lo mínimo, curioso. Si a esto le agregamos que en los capítulos posteriores se explica que si Camila no recibía el transplante de urgencia (el punto de partida del guion) habría muerto, queda claro que aquí no hay asesoramiento científico. Ergo, desde el principio nos dejan claro que, desde el punto de vista de la verosimilitud, esta producción no se debe tomar muy a pecho.

6- Se le cae el techo a Carlos Vives

El cuate Simón (Michel Brown) y la niña Valeria (Margarita Muñoz) son fanáticos de Carlos Vives. Se sabe porque, antes de ser atacados por la pinche banda de traficantes de órganos, están cantando a todo pulmón «Quierooooo casarme contigooooo» y cuentan, además, que tienen dos entradas para un concierto. Bueno, en un ataque de masoquismo, el protagonista regresa, ya viudo, a ver al cantante colombiano. Y todo va relativamente bien, hasta empieza a ir relativamente mal.

Parece que el concierto se adelantó en el tiempo y empezó a mostrar los efectos #GustavoPetro. Todo empieza a fallar sin mayor explicación: se caen las luces, lo cables, la tarima colapsa y como diría un viejo clásico de los memes:

El punto es que gracias a que se armó el verguero, Camila pierde su cámara, que, se nos repite hasta la sociedad, es como su hija. Entonces, en una hazaña quijotesca, muy acorde a estos años de ebullición feminista, nace el amor… el amor heterosexual. ¿Cómo? Pues Simón rescata la cámara y a la fotógrafa que ahora tiene un corazón nuevo, de paquete.

Anexamos la foto cuando se llevan a Vives antes de que un cable lo haga volar también a él:

5- El James Dean que es familia de Cerati

Imagínate que tu vas por la vida, preguntándote por qué mataron a tu mamá y no solo la mataron, sino que le sacaron el corazón y además tu papá anda pendejeando, olvidándose de su trabajo de pizzero cayéndole a otra mujer y tu hermanito es como un Bart Simpson estrato 5 de Bogotá y de repente te topas con este man dando martillo:

Pues eso es lo que le sucede a Samantha (Valeria Emiliani) en «Pálpito». Ella sale de casa, rebelde porque el mundo la hizo así y se encuentra con otro más rebelde, Tomás, que está tumbando un murito, así como haciendo CrossFit bogotano, sin camisa y cigarrillo en los labios. Él parece captar la esencia de la Karol G, estrato 8 y entonces le dice con un solo gesto: «Deja de llorar y haz como Caramelos de Cianuro, pégale con el martillo».

Así que nuestra Karol G estrato 8 empieza a pegarle con el martillo al murito y por la magia de Thor nace el amor, el amor heterosexual, entre los dos rebeldes sin causa.

Para los que no lo saben, este actor se llama Julian Cerati y sí, es el sobrino del gran Gustavo. Aquí les dejamos también el Instagram de Valeria, que es una muchachita bien linda por cierto.

4- La abuelita hacker y el Jared Leto colombiano

Si «Pálpito» se hubiera tomado menos en serio y hubiera apelado a la metanarrativa (pienso en Nicholas Cage burlándose de sí mismo en  «El insoportable peso de un talento descomunal»), probablemente esta producción habría conseguido algo muy novedoso. Pero por el contrario, se enorgullece de su trama inverosímil y entonces los momentos de humor, como el de la abuelita hacker (Obeida Benavidez), descolocan al espectador.

Aun así, la abuelita, que me recuerda a Pacho Maturana, es de mis personajes favoritos porque además de tejer, clonar celulares y destrabar archivos, tiene una vena actoral muy conveniente para los guionistas, como lo demuestra en esta escena en la que se hace la enferma para evitar que pillen a la protagonista en su intento de saber quién fue el o la donante de su corazón:

Benavidez (que me perdone si escribo mal el apellido, que a veces lo muestran con z y otras con s), está formidable en «La Loca Margarita», una historia de dos mujeres colombianas de diferentes épocas, pero que coinciden en muchas cosas: profesoras, viudas, con hijos desaparecidos, y desplazadas a causa de la violencia en Colombia. A continuación les dejo el primer capítulo por si les interesa:

No obstante, es Sarmiento (Juan Fernando Sánchez) el personaje más hilarante de «Pálpito». Queremos entender su sobreactuación, a lo Jared Leto en cualquier cosa que hace, como una burla a un personaje que nos recuerda a un cruce entre los villanos de Marvel y 007.

Sarmiento es jefe de la principal organización criminal dedicada al tráfico de órganos. De hecho es quien contacta Zacarías Cienfuegos (Sebastián Martínez) para conseguirle un corazón a su esposa, Camila Duarte, y posteriormente cobrar favores por esta segunda.

Pillen esa pintaza de malvado: cuello tortuga, lentes oscuros para que no sepas pa ónde está mirando, como diría Rubén Blades, y pañuelito en el bolsillo del saco:

Aquí con su outfit Star Wars como pintor de espaldas femeninas:

Aquí, con su delantal haciendo sushi, porque también sabe hacer sushi:

Vuelve el cuello tortuga primavera-verano para un happy hour:

Aquí con pinta de casi no estoy loco ni soy sospechoso:

Sarmiento dice que «lo ve todo». Además de cocinar y pintar, sabe de filosofía y literatura (cita a Kant y Shakeaspeare). Sin embargo, parece que no es muy bueno contratando gente. Por un lado, parece tener más plata que el Tuerto Andrade, pero manda a operar en un container (lo cual científicamente no es posible ni recomendable, pero eso es lo de menos). Por otro lado, su equipo de matones es tan malo que termina reducido por un loco y una casi adolescente. Esto último nos lleva al punto 3.

Dejamos esos hilos para los que quieran indagar sobre cómo se hacen los transplantes de órganos en la vida real:

3- Los peores matones del mundo

A medida que se acerca el final, se decide una trama alterna que involucra al James Dean ceratiano y a la Karol G estrato 8: el enfrentamiento con el ala juvenil de la banda involucrada en el tráfico de órganos. Como hemos visto en las novelas, y como show latinoamericano que se precie, aquí todo el mundo está conectado con todo el mundo. De manera que Tomás, que lo mismo le da por drogarse y terminar en un hospital o comer pizza, se mete en una deuda impagable y pone en riesgo a Karol G estrato 8. Esto desemboca en un quilombo con amenaza de violación.

Vamos a los hechos. Como se ve en la siguiente imagen, el segundo líder de la banda después del «Mariachi», «Garabato» (Juan Tarquino) llega con «Rojo» (Camilo Amores) y otro secuaz, a la casa de James Dean, donde le atiende el abuelo senil (que vemos al fondo en bata y con una botella).

La cosa es que todo se descontrola y cuando el James Dean argento no aparece, «Garabato» quiere garabatear a Karol G. Pero hete aquí que nadie contaba con la astucia del abuelo rokcanrolero de Tomás, que bien podría haber tocado con León Gieco.

El viejo, que parece un zombi durante toda la serie, tiene la enorme lucidez para disparar una escopeta, porque sabemos que en todas las casas de adictos potencialmente suicidas, como en la de Tomás, hay escopetas. La sorpresa no termina allí. Resulta que Karol G estrato 8 también sabe cómo disparar un arma y se carga al «Rojo», personaje que tuvo menos diálogos que La Hacker.

Adiós «Rojo». Felicita a tu estilista, pero para la próxima consigue un mejor agente de actores.

En conclusión, un abuelito sin memoria y una casi adolescente acaban con media banda de Sarmiento en dos segundos.

Ahora, una serie de imágenes de este alocada resolución.

Momento «conozcan a mi amiguita»:

Momento inexplicable de la balacera. Detrás de Garabato está el abuelo senil, quien dispara al costado derecho del delincuente.

En esta imagen se puede ver un poco de sangre al costado derecho del actor:

Pues bien, «Garabato» no solo sobreviviría al escopetazo, sino que más adelante aparece quejándose de una herida… en el brazo izquierdo.

Una foto de nuestro querido «Rojo», quien por gracias y obra del Espíritu Santo no apretó el gatillo contra Karol G estrato 8. Gracias por dejar en la pantalla un poquito de tu color, «Rojo»:

2- El estratega menos pilas del mundo

Por qué una mujer como Camila se fijaría en un tipo como Zacarías (Sebastián Martínez) es un secreto que solo los guionistas conocerán. Pero lo que resulta realmente risible es todo lo que sucede con el supuesto estratega político, quien es descrito como el hombre más brillante para enderezar campañas políticas.

A Zacarías no solo lo engaña su mujer con un pizzero. También le pasa todo esto:

  • Le clonan el celular
  • Le consiguen todos los nexos con el crimen que cometió para conseguir el corazón de su amada
  • Manda a investigar su guardaespaldas y no solo lo descubren sino que le pegan un tiro
  • Lo despiden en plena campaña
  • Lo chantajea hasta el perro
  • La esposa se le escapa en el aeropuerto con una peluca y lentes negros

Sin embargo, lo que parece realmente surrealista es la «estrategia» de Zacarías para llevar a un candidato que está caído en las encuestas a la presidencia: conseguirle una esposa. Si ya de por sí el argumento es tan poco afín a estos tiempos, lo más hilarante es la mujer escogida: la propia suegra de Zacarías. Esto nos lleva a concluir que los medios de comunicación en la realidad de esta serie son peores que Iguana TV.  Porque el nepotismo no solo es evidente, sino que la manipulación del electorado, por la llegada una esposa, es tan chapucero como la operación del corazón en un contenedor.

1- El momento Scooby Doo

Y así llegamos al momento de momentos, queridos amigos. Cuando creías que no podías soltar más carcajadas, presenciamos un plot twist que ni Manoj Nelliyattu Shyamalan en «Sexto Sentido». Vamos a titularlo «El momento Scooby Doo».

Como muchos recordarán, en la historieta, algunos personajes eran desenmascarados para contarnos sus verdaderas personalidades e intenciones. Exactamente eso es lo que sucede… en las siguientes imágenes.

De la noche a la mañana aparece este mexicano más mexicano que Jorge Negrete sin que a nadie le parezca sospechoso. Como la banda del «Mariachi» se ha quedado sin personal gracias a Karol G y el abuelito senil, entonces lo contratan. Pero… ¿no había que sospechar solo con verle esos lentes de contacto?

El caso es que el cuate pasa por cuate sin cantar ninguna de Juan Gabriel y más adelante vemos que se trata de…..

De…

De..

¡Oh! ¿Quién iba a pensarlo? Simón era el nuevo mexicano, que antes de descargar su arma contra los enemigos de su hija, prefiere quitarse la máscara (y en ese momento le pegan un tiro). Tiene sentido: mejor matarlos del susto que de plomo.

Y así, queridos amigos, termina esta linda historia, que empezó relativamente mal, siguió relativamente mal y terminó relativamente mal. Hasta la próxima, que otro Pálpito (ya se confirmó la segunda temporada) vuelva a reunirnos.

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