Economía

Mafias de la gasolina se ríen de los anuncios del gobierno

Erradicar las mafias del contrabando de gasolina hacia Colombia sería una misión imposible. Habitantes de las poblaciones fronterizas ponen en duda que pueda existir una fórmula para que el gobierno de Maduro pueda detener la venta ilegal del combustible que está dentro de los negocios redondos de la zona y uno de los más rentables de América. Los márgenes de ganancia multiplican con creces lo que deja el tráfico de cocaína. Muchos habitantes comunes de los estados fronterizos con Colombia se han dedicado durante años a uno de los negocios más antiguos de la zona: el contrabando de gasolina, al menos en el estado Táchira, limítrofe con Colombia.

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Red de venta ilegal de gasolina
Foto: Rosalinda Hernández

En Táchira fue implementado en 2012 el «programa de venta administrada del combustible», mejor conocido como TAG, plan que prometía eliminar el contrabando de 50 millones de litros de gasolina que pasaban mensualmente hacia Colombia, según cifras de la diputado del Consejo Legislativo Regional y representante de la mesa de combustible, Nellyver Lugo. Desde entonces, las gigantescas colas para comprar gasolina no han cesado en ninguno de los 29 municipios de la región. Al contrario, en los últimos meses las colas crecen tanto como la escasez de gasolina.
El “negocio es redondo” dice Tico, habitante de la fronteriza población de San Antonio del Táchira, quien conoce de la venta ilegal de gasolina hacia Colombia, a través de caminos verdes o trochas.
En Venezuela un litro de gasolina tiene un valor equivalente a cero en una estación de servicio, ya del otro lado, en Colombia, vale este mes 78 centavos de dólar.
Al tipo de cambio vigente en el mercado paralelo, en un promedio de seis millones de bolívares que supone una valorización de casi 500 millones por ciento. Con semejante margen de ganancia, en el camino hay para engrasar la mano de todo el mundo, especialmente de las autoridades regulares e irregulares a ambos lados de la frontera, señaló un analista de economía.
“Para vender gasolina aquí hay que estar alineados. No crea que usted va a traer un carro y así de fácil viene y le saca la gasolina. ¡No!, así no es (….) Aquí mandan son los guerrillos y si ven a alguien sacando así no más la gasolina, se lo llevan”, dijo una fuente que comercia combustible en la zona desde hace más de 10 años y que por razones obvias pidió mantener su identidad real en el anonimato.

Entre los recientes anuncios económicos del presidente Nicolás Maduro, se contempla el aumento de la gasolina a un «precio internacional», acción que a su juicio detendrá el contrabando del combustible venezolano hacia Colombia.
El mandatario venezolano aseguró que las mafias contrabandean miles de barriles de combustible hacia el país vecino, situación que será controlada para que “sobre la plata” en Venezuela.
En relación con estas declaraciones, Tico, negociante de combustible, suelta una sonrisa incrédula, se cubre los ojos con la mano, mientras mueve de un lado a otro su cabeza en señal de negación y pregunta: “¿quiero saber cómo van a acabar con las mafias?”
Para llegar al sector de Llano Jorge, lugar señalado por los habitantes de San Antonio, como uno de los puntos neurálgicos de la comercialización ilegal de gasolina hacia Colombia y donde la pagan al mejor precio del mercado negro, es todo un proceso que incluye pagar vacuna (extorsión) en varias alcabalas improvisadas por organismos de seguridad regional y nacional, en un trayecto de unos dos kilómetros, comentó el habitante de San Antonio.
“La primera alcabala que se consigue es en la redoma de Libertadores de América, (Urbanismo de la zona) ahí están los guardias nacionales, hay que darles 2.000 pesos (Bs. 3.636.000 de acuerdo a la tasa de cambio por transferencia en frontera el 14 de agosto, menos de un dólar). A pocas cuadras se consigue al Ejército, a esos se le dan 2.000 pesos más. Continuando en la misma carretera hay otra alcabala de la policía, ahí se van 2.000 más y ya saliendo para Llano Jorge están los del Cicpc (policía de investigaciones) o la Policía Nacional, para ellos también hay que sacar otros 2000 pesos. Para vender la gasolina más cara hay que tener más o menos 10.000 pesos en la mano”, precisó.
Desde registrar el tipo de vehículo que va a vender el combustible, saber quién es el dueño y con qué regularidad va a llevar gasolina, son parte de los requisitos que debe cumplir quien se aventura a vender combustible en Llano Jorge, agregó la fuente.
Cada pimpina (depósito plástico) de 20 litros es comprada en la zona a 18.000 y 22.000 pesos colombianos (Bs.32.772.272 y 40.000.000, unos 10 dólares).
Hay carros que venden cuatro pimpinas en un solo viaje, obteniendo una ganancia de entre 72.000 y 88.000 pesos, equivalentes a más de 130.000.000 de bolívares, explicó. La cifra en bolívares equivale a unos 21 dólares, a la tasa promedio del día de hoy.
El mismo recipiente contentivo de los 20 litros de gasolina venezolana, al pasar el río Táchira ya toma un valor entre los 25.000 y 30.000 pesos.

Revientan a los “burros sanos”

A la frontera llegan a diario cualquier cantidad de vehículos (taxis y particulares) provenientes de San Cristóbal, Rubio, Capacho, Guasimos y demás municipios cercanos, la mayoría de ellos venden el combustible.
Directivos de líneas de taxi de la capital tachirense, denunciaron a El Estímulo que “lamentablemente” gran parte de los asociados se dedican a llevar gasolina a la frontera.
“Si busca usted un taxi en San Cristóbal, pasaran horas y no llega ninguno. De 84 que había asociados en la línea, solo ocho estamos trabajando. Algunos tienen el carro parado por algún repuesto pero otros se dedican a vender la gasolina”, dijo el directivo de una asociación de taxista que pidió reserva de su nombre.

Tico, trata de sacar cálculos y promediar el número de litros de gasolina y gasoil que estarían pasando a Colombia diariamente, sin embargo le costó, no obtuvo una cifra aproximada, asegura que la cifra se escapa a su conocimiento.
El comprador ilegal de gasolina, dijo que quienes visitan San Antonio para vender la gasolina la ofrecen a personas conocidas que la compren. Porque llevarla hasta Llano Jorge, donde la pagan “bien bueno”, es todo un proceso.
“Los policías revientan a los burros sanos, a esos que no saben cómo es la vuelta (el negocio) pero llegan a vender la gasolina. A esos los detienen en algunos casos si no se bajan con buena propina. Por eso es mejor tener un contacto conocido en el pueblo que la compre directamente, a menor precio (entre 8.000 y 10.000 pesos por cada 20 litros) pero sale mejor que arriesgarse a ir hasta Llano Jorge, si no se conoce el negocio”.
El “negocio” se desplazó
Los enfrentamientos entre grupos armados en la zona de Llano Jorge han desplazado el negocio de venta ilegal de gasolina hacia diversos sectores de la frontera, donde antes no se veían compradores del hidrocarburo.
En el trayecto de la carretera que conduce desde San Antonio al municipio Pedro María Ureña, en el sector conocido como “Tienditas”, a pocos metros donde se construyó el tercer puente internacional para unir a Venezuela y Colombia, un grupo de jóvenes hacen extrañas señales a quienes circulan por la vía.
Con lenguaje gestual, mangueras plásticas en las manos, en algunos casos, se ven en varias partes del camino, tratan de avisar algo a los conductores que al detenerse comprueban que se trata de compra ilegal de gasolina.
El negocio se ha popularizado en el lugar y en su mayoría quienes ofrecen comprar la gasolina son personas llegadas del centro del país. Han tomado una calle del caserío donde ingresan solo los carros que van a descargar la gasolina.
“Son los «centranos», los que vienen de Valencia y Maracay, ellos viven cerro arriba. Tienen sus cambuches donde almacenan la gasolina, viven de ese negocio. Esta zona se ha poblado de contrabandistas de gasolina, se han abierto más trochas porque por Llano de Jorge ya eso lo controlan son los colectivos, guerrillos”, dijo a El Estímulo un lugareño que pidió reserva de su identidad.
Los compradores de combustible en la mañana salen a la carretera principal a buscar vendedores y en la noche esperan que quienes custodian la línea limítrofe entre los dos países (Venezuela y Colombia) les den luz verde para cruzar el río y llevar la gasolina al otro lado.
Cada pimpina de 20 litros de gasolina venezolana es comprada en la localidad de “Tienditas” entre 14.000 y 16.000 pesos, precio que fluctúa dependiendo la demanda en el mercado. En Colombia se llega a vender hasta en 35.000 pesos, dijo el habitante de la zona.
En la noche se presenta el mayor flujo de contrabando a través de los caminos verdes que llevan a la ciudad de Cúcuta.
“Hay quienes cargan la pimpinas o recipientes de gasolina en bicicletas pero otros la llevan al hombro. Toda la zona está custodiada por militares de Ejército, ellos son los que dan la orden sobre cuál es la hora que se puede pasar. Hay que esperar que ellos den la señal y se les paga en pesos para poder por pasar”.

En Guarumito, municipio Ayacucho y La Fría en el municipio Panamericano, al norte del estado, -comentó el entrevistado- el negocio de la gasolina es más activo.
“Si por aquí pasamos el tanque de un carrito por Guarumito pasan las gandolas llenas”, dijo.]]>

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