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Miraflores y los rituales en los que un ministro es poseído por Chávez

La brujería ha estado con Hugo Chávez desde la infancia. Su crianza estuvo ligada a la superstición, a la historia de La Llorona y otras ánimas que dieron paso a un mundo ocultista que influyó en toda su vida. David Placer, periodista venezolano ha escrito dos libros, no sólo para retratar esta obsesión sino para mostrar su vigencia en el gobierno heredero del chavismo.

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Fotografía: Archivo

Placer llama a esto «una adicción tan fuerte como las drogas», porque lo que inició como un juego con la ouija o una lectura de cartas, terminó transformándose en un gobierno sustentado en hechicería. De hecho, estos fenómenos se inoculan en el chavismo desde la época conspiradora, entre el 82 y 92, en el que la bruja del fallecido Chávez, Cristina Marksman, daba predicciones acertadas que marcaban las decisiones del comandante

Pero, con la muerte de Chávez, Nicolás Maduro tomó el testigo, un exagnóstico que en cadena nacional afirmó que Chávez lo enseñó a creer. Placer opina que esa es una clara referencia de su iniciación en la santería y el saibabismo. Con su visita a Miraflores comprobó los niveles de obsesión al llegar al llamado Salón de Brujería. «Había un ancla para yemayá, una cabeza de cocodrilo, miles de velones y una copa con caramelos y miel sobre la espada de Bolívar».

Lo que el madurismo practica en la actualidad fue catalogado por el autor como «un arroz con mango», producto de las influencias de Chávez con la santería cubana y su cruce con el saibabismo que le enseñó la llamada «primera combatiente», Cilia Flores.

Nigromancia

Cilia es «la reina de la superstición» y la que influye sobre Maduro, revela Placer en varias de las 346 páginas del libro «El Dictador y sus Demonios», pero no incluyó lo que le contó la exdefensora del pueblo, Gabriela Ramírez. «Ella me dijo hace poco, luego de publicar el libro, que Miguel Rodríguez Torres le comentó que Cilia Flores organizaba reuniones espiritistas». Además otra fuente, la cual Placer mantuvo ensecreto le dijo que el ministro Carlos Osorio recibía en su cuerpo el alma de Hugo Chávez, para dar directrices sobre qué hacer y qué no y que además era su padrino en la santeria, esto último ya había sido comentado por Hugo «El Pollo» Carvajal.

La influencia de Cilia sobre Maduro es muy fuerte, tanto así, que en un audio filtrado en 2013, Mario Silva aseguraba que Maduro se estaba volviendo loco con el tema del ocultismo y los rituales, y que en parte, era por culpa de la presión que la primera combatiente ejerce sobre él.

En la travesía investigativa de Placer los rumores no faltaron, rumores que parecen mitos: los famosos helicópteros que lanzaban líquidos hacia las marchas opositoras en 2002, la mutilación de un cunaguaro de zoológico y otros más, todos unidos por un hilo conductor, la brujería. Placer afirmó que el hecho del cunaguaro fue cierto, pero el del helicóptero se mantiene como un mito, que para él siempre tendrá algo de verdad. «Todo lo que investigué comenzó como un cuento de pasillo que terminó volviéndose realidad».

«Profanaron tumbas de antiguos presidentes como Rómulo Gallegos, Isaías Medina Angarita, y Joaquín Crespo«. Estas prácticas corresponden a la palería, una versión oscura de la santería que trabaja con huesos de muertos para hacer magia negra. Lo que recuerda a la famosa exhumación del cuerpo de Simón Bolívar, figura idolatrada por el difunto Chávez que se creía el prócer de la independencia.

No obstante, hay otras historias, mucho más oscuras, pero una en particular hizo temblar a Placer, justo días después de publicar su libro. «Esto no sé si es verdad, pero mucha gente cercana al gobierno me llamaba para preguntarme por los niños. ¿Qué niños? y muchos me hablaron de sacrificios de menores, pero me pareció irresponsable colocar algo así en el libro, así fuese solo un rumor».

Lucha de fuerzas

Y aunque Venezuela es un país sumamente católico, hay una atracción por las practicas ocultas que llegaron con los pueblos africanos esclavizados y que en los últimos 20 años tuvo una proliferación vinculada al chavismo, pero en la oposición estas prácticas también existen. Placer mencionó a una supuesta astróloga que trabaja para el presidente interno, Juan Guaidó, mientras que Erika de la Vega le dijo al escritor que a Capriles la experiencia en la cárcel lo volvió mucho más supersticioso.

Esta superstición es muy genuina para el partido Voluntad Popular, de Leopoldo López, en donde creen fervientemente que lo que ocurre en Venezuela es producto de artes oscuras. Así lo expresó Placer, quien habló de un «último hechizo», el cual debe ser roto, y que acabaría con el poder espiritual del chavismo. Este ritual al parecer se encuentra escondido y es la obsesión de un exalcalde en el exilio, quien ambiciona con destruirlo. Esta lucha entre el bien y el mal lleva años activa, por lo que algunos partidos políticos han financiado operaciones para dinamitar monumentos chavistas vinculados con la brujería, como fue el caso de la estatua de María Lionza, en la Autopista Francisco Fajardo. «Diosdado lo dijo en su programa y no mintió. En efecto, un grupo de siete personas entre militares y explosivistas intentó acabar con la estatua, que no es la original, pero no lo lograron. Parte de ese equipo está preso y en el exilio».

En una oportunidad, Placer conversó con un babalao chavista quien le comentó que una de las fortalezas del régimen es que la oposición no termina de creer en estas teorías. «Ellos quieren que se lo atribuyan a la mala suerte y no a la brujería».

Placer no cree en ninguna de estas practicas, aunque para lograr su cometido tuvo que acceder a realizar varias, como echarse lo caracolitos, leerse las cartas e ir a Sorte. Sin embargo, algunos sucesos extraños lo hicieron pensar. Cuando llevaba tres capítulos de «Los Brujos de Chávez» se le apagó la pc a las 12 de la noche y nunca encendió. El archivo jamás se recuperó, otros se llegaron a salvar, pero ese era irrecuperable y tuvo que reescribir el libro. En ese momento llegó a dudar sobre lo paranormal, pero como reza el dicho: «de que vuelan, vuelan».

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